La eurodiputada Carmen Crespo Díaz. Foto: Grupo PPE en el Parlamento Europeo

Carmen Crespo: "Defender Europa es apostar por su alimentación"

Grupo PPE en el Parlamento Europeo

27 de julio, 2025

Europa está redescubriendo una verdad fundamental: no hay fortaleza sin alimento, ni soberanía sin quienes lo hacen posible



Carmen Crespo Díaz
Eurodiputada del Grupo PPE

 

Europa está redescubriendo una verdad fundamental: no hay fortaleza sin alimento, ni soberanía sin quienes lo hacen posible. En un contexto geopolítico marcado por la inestabilidad, la alimentación ha dejado de ser un asunto meramente económico o rural para situarse, con pleno derecho, en el centro de la estrategia europea. La seguridad alimentaria es hoy un componente clave de nuestra resiliencia como continente.

Las recientes crisis globales —desde la pandemia hasta la guerra en Ucrania y las tensiones comerciales— han puesto de relieve la importancia de contar con sistemas propios de producción, transformación y distribución de alimentos. La defensa europea ya no se mide solo en términos militares o tecnológicos: también se expresa en la solidez de nuestros campos, en la vitalidad de nuestras costas pesqueras, y en el vigor de nuestros sectores productivos esenciales.

La agricultura, la pesca y la industria agroalimentaria forman parte del tejido que sostiene el modelo europeo de bienestar. Gracias a ellos, Europa no solo se alimenta a sí misma: genera empleo, exporta valor y preserva su equilibrio territorial. En 2024, las exportaciones agroalimentarias de la UE alcanzaron los 235 400 millones de euros, confirmando su papel como potencia alimentaria global.

Sin embargo, el nuevo Marco Financiero Plurianual plantea una contradicción preocupante. Mientras informes como los de Letta y Draghi subrayan la necesidad de reforzar la autonomía estratégica de Europa —y sitúan a la alimentación en el centro de esa ambición—, los presupuestos dicen otra cosa. El recorte del 22 % en la Política Agrícola Común es mucho más que una cifra: es una señal política desalentadora para millones de agricultores, ganaderos y pescadores que sostienen con su esfuerzo la seguridad alimentaria del continente.

No podemos permitirnos el desmantelamiento progresivo de la PAC. No solo está en juego la renta agraria o el relevo generacional: están en juego el futuro del medio rural, el equilibrio territorial, la sostenibilidad ambiental y la soberanía alimentaria de Europa. Abandonar la inversión en alimentación sería un error histórico con consecuencias profundas, en un momento en que otros actores globales se rearman económica y estratégicamente.

Y, sin embargo, hay esperanza. El sector agroalimentario europeo sigue demostrando una capacidad de adaptación ejemplar. Nuestra calidad, trazabilidad e innovación nos han convertido en referente mundial. Cada avance en sostenibilidad, cada nuevo mercado conquistado, cada esfuerzo por resistir es también una declaración de principios.

Por todo ello, la alimentación no debe ocupar los márgenes del debate europeo, sino su centro. Alimentar Europa no es solo una necesidad: es una decisión política, una responsabilidad estratégica y una expresión de soberanía. La soberanía alimentaria no es una opción, es el pilar que decidirá el futuro y la independencia de Europa.


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