^{Cecilia Pilar}

^{Presidenta de Manos Unidas – Organización No Gubernamental para el Desarrollo de la Iglesia Católica de España}

A día de hoy, en pleno siglo XXI y en nuestro mundo de abundancia, que se permite desperdiciar un tercio de los alimentos que se producen a nivel global, una de cada once personas pasa hambre.

Hoy no quiero hablar de una fría estadística; no. Quiero referirme a 733 millones de seres humanos, con nombres y apellidos, con sueños y anhelos, que, por haber nacido en una calle equivocada de la aldea global, ven condicionada su vida presente y futura ante la indiferencia de la mayoría. 

Para Manos Unidas, la organización de la Iglesia católica de España, que nació hace 65 años, precisamente de una campaña contra el hambre, este dato, publicado recientemente por la ONU, es tan demoledor que debería hacer sentir vergüenza a toda la humanidad.

Desde 1959 trabajamos para que el Derecho Humano a la Alimentación, reconocido y admitido como fundamental y de obligado cumplimiento por gran parte de la comunidad internacional, y desgraciadamente vulnerado e ignorado por la mayoría, deje de ser una quimera para tantísimas personas. Y apelamos a un compromiso firme con los más desfavorecidos, con los que pasan hambre, con los niños que sufren, con las mujeres emprendedoras, con los pequeños agricultores y ganaderos, con las poblaciones indígenas... de todos los gobiernos, instituciones y organismos del mundo. Un compromiso que no quede en papel mojado, que conlleve un cambio de estilo de vida, y que tenga como opción preferente la opción por los pobres.

Porque el hecho de que una de cada once personas en el mundo pase hambre reclama denuncia, acción y cambios en nuestra actitud y en nuestros estilos de vida. Y, como organización de lucha contra el hambre y la pobreza, no podemos ni queremos dar la espalda a una terrible realidad que afecta a tantos millones de personas. Porque sabemos que el hambre no es ni una fatalidad ni el fruto del destino, sino el resultado inaceptable de un mundo organizado de manera que los intereses económicos prevalecen sobre los de las personas.

La crisis climática, cuyas consecuencias afectan de manera más acuciante a la población más vulnerable y empobrecida que, paradójicamente, es la que menos ha tenido que ver con el maltrato al planeta, es también causante de desplazamientos, emigración y hambre. Igual que lo son otros factores como el acaparamiento de tierras, la producción intensiva de biocombustibles, la cría industrial de ganado, la pérdida y el desperdicio de alimentos, y la especulación con su precio. Todos ellos tienen como resultado que una de cada once personas no tenga suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa.

Desde su fundación, Manos Unidas impulsa proyectos de cooperación al desarrollo que promueven una producción y consumo de alimentos más sostenible y que permiten, a su vez, mejorar la calidad de vida de los pequeños agricultores. También propone medios eficaces para combatir la pérdida y el desperdicio de alimentos. Trabajamos alineados con la realidad de las personas más vulnerables de los países del Sur, colaborando en centenares de proyectos, financiándolos y apoyando tanto a las personas que los lideran como a las comunidades que participan en ellos.

En concreto en 2023, junto con nuestros socios locales pusimos en marcha 550 proyectos, por importe de 40,7 millones de euros en Africa, Asia y América. 119 de estas iniciativas estaban relacionados con la Alimentación y los Medios de Vida.