Nathalie Chavrier: "El sector agroalimentario afronta el reto de la innovación abierta"
CTA (Corporación Tecnológica de Andalucía)
24 de octubre, 2021
Recurrir a capacidades científicas externas a la empresa bajo fórmulas colaborativas es una solución premiada por la mayor parte de las convocatorias
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Nathalie Chavrier, responsable técnico del sector Agroalimentario en CTA (Corporación Tecnológica de Andalucía)
La pandemia ha acelerado la toma de conciencia por parte de las empresas agroalimentarias españolas de la importancia de innovar para mantenerse competitivas. Sin embargo, la innovación raramente es un proceso espontáneo ni inmediato, sino que suele derivar de la puesta en valor de resultados de trabajos de investigación aplicada o de desarrollo tecnológico previos.
La estructura de la cadena de suministro alimentario se basa en la integración de múltiples empresas. Por ello, los proyectos de innovación deben abordarse desde un enfoque multidisciplinar. La colaboración entre empresas de la cadena es necesaria tanto para comercializar como para innovar pero, además, para innovar es necesario colaborar también con entidades externas a la cadena de valor propia, especialmente para las pymes que no pueden suplir esa multidisciplinariedad desde sus limitados recursos en personal de I+D+i.
El tejido agroalimentario español está constituido por más de un 90% de pymes, para las cuales innovar de manera aislada no parece factible ni eficaz. Recurrir a capacidades científicas externas a la propia empresa bajo fórmulas colaborativas (sean partenariados, convenios, contratos de investigación, contratación de estudiantes de tesis doctorales…) es una solución premiada por la mayor parte de las convocatorias para ayuda a proyectos de I+D+i, ya sean públicas o privadas.
El sistema de I+D+i nacional cuenta con numerosos Organismos Públicos de Investigación (OPI). En Andalucía, son casi 80 los grupos de investigación del Plan Andaluz de I+D+i y 8 los centros de innovación y tecnología que han colaborado en los 80 proyectos empresariales de I+D+i aplicados al sector agroalimentario financiados por Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA) con 15M€ desde 2005.
CTA se creó con el objetivo de ayudar las empresas con actividad productiva en la región a ser más competitivas gracias a la I+D+i. Por ello, apostó desde el inicio por fomentar la transferencia del conocimiento generado en la comunidad científica a las empresas. Una de la herramientas para ello es la convocatoria CTA de incentivos a la I+D+i. Financia proyectos llevados a cabo por empresas en colaboración con grupos de investigación públicos, premiando las propuestas con alta participación de estos últimos, así como la participación de centros de innovación y tecnología.
Además de esta herramienta financiera, CTA dispone de un capital relacional de ámbito regional, nacional e internacional. Para ponerlo al servicio de las empresas, desarrolla actividades como traducir necesidades técnicas de las empresas en demandas tecnológicas y/o científicas, identificar capacidades de investigación en la Academia, valorar la adecuación oferta y demanda tecnológica o fraguar alianzas estratégicas con agentes del sistema de innovación.
Para las empresas agroalimentarias, colaborar con centros de investigación, centros de innovación y tecnología y centros tecnológicos contribuye a la eficacia de su estrategia de I+D+i. Colaborar es solo un primer paso en el nuevo paradigma de innovación abierta que se está implantando en el panorama de la cooperación ciencia-empresa.
La innovación abierta permite compartir información, conocimiento e ideas con otros actores y obtener retroalimentación. Además, garantiza un mejor aprovechamiento de los esfuerzos de investigación y desarrollo en las organizaciones. Es un sistema abierto que implica la búsqueda del talento y de innovación de agentes tanto internos como externos a la empresa. Existen herramientas para ayudar las organizaciones a acogerse a estos modelos de innovación como la plataforma de libre acceso conneCTA, promovida por CTA, en la cual cualquier entidad puede dar visibilidad a sus ofertas y demandas tecnológicas o sus retos tecnológicos.
Las empresas agroalimentarias tienen todavía camino que recorrer antes de integrar esta nueva dinámica, pero no cabe duda de que la democratización de la tecnología les permitirá no perderse el tren de la innovación abierta.
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