La industria azucarera en Guatemala no solo es una fuente de empleo y desarrollo regional, sino también un motor económico para el país. Con el objetivo de obtener una visión más amplia de este sector, Revista Alimentaria ha viajado al país de la eterna primavera, específicamente al Ingenio Pantaleon.

Según Wagner Monterroso, jefe de producción de alcohol en este ingenio, la época de zafra es una actividad que atrae a numerosas personas de distintas regiones, generando un impacto económico considerable que se refleja en el crecimiento de la economía local y nacional. La magnitud con la que opera la industria se aprecia “desde cómo entran los camiones de caña, pasan por las básculas, ingresan al ingenio, se procesa esa caña para producir azúcar, energía y alcohol”, destaca.

José Carlos Méndez, coordinador de laboratorio en el Ingenio Pantaleon, señala que la calidad del producto final es un aspecto crucial que se asegura a través de tecnologías avanzadas, como la cromatografía líquida y de gas, las cuales permiten analizar la pureza del alcohol y otros productos derivados. “Estamos asegurando que lo que se produce cumple con ciertos parámetros, ya sean de clientes o de regulaciones internacionales”, menciona.

Además de la producción principal, la industria genera subproductos como la vinaza, utilizada para hacer biofertilizantes que se reintegran al ciclo agrícola. Esto refleja un enfoque de sostenibilidad y responsabilidad social que la industria azucarera ha adoptado, beneficiando no solo a la economía, sino también al medio ambiente y a la comunidad local.

En conclusión, la industria azucarera en Guatemala representa mucho más que un simple proceso de producción. Su impacto se extiende a la economía, la tecnología, la responsabilidad social y la sostenibilidad, convirtiéndola en un pilar fundamental para el desarrollo del país.

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