El estrés por agua y calor del verano reduce los rendimientos en los cultivos
COAG
31 de agosto, 2022
COAG solicita al Gobierno la convocatoria urgente de la Mesa de la Sequía para analizar la situación y definir un plan de choque
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En lo que llevamos de campaña agrícola se han producido múltiples eventos meteorológicos extremos que, en el marco del cambio climático, están provocando pérdidas productivas, reducción de rendimientos y, por tanto, de ingresos, así como incrementos de gastos para tratar de paliar los efectos de dichas situaciones.
Según el último informe del Observatorio Europeo de la Sequía del JRC, la UE se esta viendo afectada por una ola de calor y una sequía extremas:
- La severa sequía que afecta a varias regiones de Europa desde principios de año continúa ampliándose y agravándose.
- La competencia por los recursos hídricos es alta y comenzó antes de lo habitual. El estrés por agua y calor ha reducido el rendimiento y el potencial de los cultivos. El suministro de agua puede verse comprometido en los próximos meses.
- Se pronostican condiciones más secas de lo normal para los próximos tres meses en grandes áreas de Europa. Estas condiciones cálidas y secas excepcionales en toda la UE significan que la producción de algunos cultivos como el girasol, los cereales y el azúcar, estará "muy por debajo" de los niveles habituales.
No se puede dejar de mencionar las graves heladas de comienzos del mes de abril, la calima y el polvo sahariano, así como las lluvias persistentes han generado múltiples daños en diversas zonas productoras.
A esta situación, hay que sumar otros eventos como los incendios que han afectado y están afectando a muchas zonas productivas, generando importantes pérdidas para personas agricultoras y ganaderas.
Sectores agrícolas
- Regadíos: se han dado importantes restricciones, que ya se iniciaron hace varios meses, en las dotaciones de riego en determinadas cuencas hidrográficas, especialmente en el oeste peninsular (Duero, Guadiana y Guadalquivir). Esto ha condicionado los cultivos a sembrar e incluso su desarrollo. Los detalles dependen de la cuenca. El calor del verano ha agravado todavía más la situación. En los regadíos de esas cuencas no se pueden plantar y regar los cultivos habituales, sino que hay que retirar tareas de riego o bien cambiar los cultivos por otros que necesitan menos agua, lo que está impactando en las producciones de verano.
Cultivos como el arroz han visto cómo su superficie caía un 90% en zonas como Extremadura (de 21.300 has el año pasado a 2.100 has este año) por las restricciones para el agua de riego.
Además, sustituir el tomate para industria y poner en su lugar un girasol para sacarlo adelante con un poco de agua supone dejar sin funcionamiento a toda la industria de transformación y manipulado de tomate que hay detrás, con implicaciones importantes, aparte de que el rendimiento económico de uno y otro no tienen nada que ver.
En secano, donde el agua es el factor limitante, se están viendo afectados en muchas zonas cultivos leñosos como el viñedo y el olivar, que incluso entran en paradas vegetativas y sufren problemas de cuajado de fruto.
- Herbáceos: podemos hablar de una reducción del 25% de la producción (el MAPA ha sacado un balance del 23% de reducción) debido, en una parte importante, a la situación de sequía. Esto deriva en menores ingresos para las explotaciones que verán alterado su equilibrio económico, dado el incremento de costes que se ha venido produciendo. Las decisiones sobre las siembras para la próxima campaña están quedando muy condicionadas y hay incertidumbre.
- Olivar: importante afectación en las producciones por la sequía y las fuertes olas de calor, especialmente en los secanos en los que se espera muy poca cosecha (10-20% de una producción normal). Difícil que se recuperen las producciones de los secanos más duros. Posible recuperación en algunas zonas si hay buenas lluvias en otoño. Pero en general, se está hablando de una producción por debajo del millón de toneladas, cuando nuestra media está alrededor del 1,3-1,4 milll tn y hemos llegado a producir 1,8 mill tn. De la escasa agua que se dispone en regadío, el impacto del incremento del coste es de hasta un 50-75% más que en años anteriores.
- Viñedo: la situación de estrés hídrico y térmico ha afectado severamente a las producciones. Se ha adelantado la cosecha en 15-20 días. Se están cosechando variedades tempranas en Castilla la Mancha o Extremadura, cuando lo normal es que fuera en septiembre. Pero además la uva está muy afectada y caerá la producción y el rendimiento. Podemos caer por debajo de los 40 mill de hectolitros. A esto hay que sumar la situación de extrema sequía en otros países productores como Francia o Italia.
Se genera una situación de costes no esperados para hacer frente a determinadas plagas que se agudizan con el calor (araña amarilla, por ejemplo), así como en una mayor necesidad de agua y riego, allá dónde se puede regar. Incluso se está produciendo un cierto desencanto por la situación de precios-costes, que pueda derivar en abandono y no llevar a cabo las labores necesarias para sacar adelante la producción.
- Frutas y hortalizas: en las zonas de regadío se ha producido una mayor necesidad de agua para riego, debido al elevado y continuado calor. Esto ha derivado en un mayor consumo energético. En otras ocasiones, no había disponibilidad para aportar dichos riegos, lo que genera reducciones en los rendimientos e incluso pérdida de cultivos.
En concreto en la Fruta, si bien no hay problemas de disponibilidad de agua para riego, hay que regar más, lo que implica más costes.
El problema en este sector fueron las heladas, que mermaron fuertemente la producción, y ahora el calor y los granizos.
Aquellos casos que han padecido heladas han tenido que afrontar gastos mínimos en la campaña, pero casi no tendrá ingresos. En el caso de las granizadas, sí que se han acometido gastos durante la campaña, pero con cobertura del seguro se verán parcialmente compensados.
En los Cítricos, se ha dado un incremento de necesidades de riego por el calor, lo que deriva en mayor gasto de agua y en energía (alrededor de un 30% más de consumo de inputs y el doble en el valor en energía y agua). Hay que sumar a esta situación un aumento del gasto en fungicidas por el exceso de lluvias en la primavera. Se está produciendo una reducción de rendimientos, con cosechas más cortas y más estrés de las plantas.
En Frutos Secos, a la importante caída productiva derivada de las heladas de abril que dejaron la previsión de cosecha en un 30% inferior al año previo, hay que sumar las importantes pérdidas sobre los rendimientos que están generando la falta de lluvias y las severas olas de calor. Esta situación es especialmente importante en los secanos, pero también los regadíos se están viendo afectados.
En los Cultivos Industriales ha habido una grave afectación por la falta de disponibilidad de agua para riego y las restricciones de las confederaciones hidrográficas. Especialmente significativo el caso del tomate para industria.
La superficie plantada de tomate de industria ha caído un casi un 30% a nivel estatal, con reducciones superiores al 50% en la provincia de Sevilla y del 21% en Extremadura (se ha pasado 23.340 a 18.436 ha).
Los rendimientos, además, han caído por falta de lluvias y daños por nematodos. El aumento del precio a percibir hasta los 102€/tn (24€ más que la campaña pasada) no es suficiente para cubrir el incremento del 30% del coste producción. La cosecha ha llegado con un adelanto de casi 15 días.
Sectores ganaderos
En general, se han producido sobrecostes por un uso mayor de la refrigeración en aquellos sectores más intensificados, una menor tasa de transformación de pienso a carne, menos peso de los animales alcanzado en el mismo tiempo de los ciclos, dificultad de acceso a pastos por la sequía, así como de cultivos de la explotación para aprovechamiento en la alimentación (ensilados) y necesidad de llevar agua a los animales de extensivo para que puedan hidratarse, puesto que se han secado muchas charcas y puntos de suministro de agua.
La alimentación animal se ha encarecido por el aumento de precio de fertilizantes, combustibles y por la falta de disponibilidad de materias primas. La paja el año pasado estaba a 55€/paquete grande de cuatro cuerdas y este año a 95€. Con la alfalfa ha ocurrido lo mismo, pasando de 170€ el año pasado a más de 190€ este año.
- Avicultura: los periodos más largos de elevado calor están afectando mucho al uso de energía necesaria para la refrigeración. También afecta a la conversión de pienso a carne (se necesita entre un 5 y un 8% más de pienso para llegar al mismo peso), algo que afecta directamente a las liquidaciones. También se tarda más tiempo en llegar al peso requerido (de 42 a 45 días). En una nave media se podría cuantificar el sobrecoste en unos 1.250 € adicionales sólo en pienso.
- Cunicultura: se usa más energía en refrigeración, que se suma al incremento de precios (para una nave de 3.000 madres, si se pagaban hasta hace un año 1.900€ de media, ahora se están 2.600 € al mes de consumo energético, un 37% más). Los animales comen menos y llegan a pesos inferiores, por lo que se obtienen menores rendimientos (en estos casos, se habrá aportado menos pienso también).
- Porcino: en el caso de granjas de madres reproductoras se ha producido un sobrecoste en la necesidad de usar energía, si bien el impacto es limitado, dado que el 80% de las explotaciones tienen implantación de energías renovables. Además, si hay buena refrigeración el incremento diario de peso de los animales no debería notarse, aunque dado lo elevado del calor, incluso nocturno, se han alcanzado pesos menores al final de los ciclos (5-7 kg por animal), lo que impacta en las liquidaciones percibidas.
También se ha doblado la mortandad por elevado calor (hasta un 6-7%), lo que repercute en los rendimientos e ingresos finales.
En granjas de engorde, es habitual que no dispongan de refrigeración (hasta un 50% de las granjas), lo que ha supuesto mayores dificultades para que los animales comieran y desarrollaran su ciclo con normalidad. Este tipo de granjas, que no tienen implantación de renovables tan generalizada, van a tener que realizar inversiones para implantar refrigeración, lo que supone un gasto en inversión y un gasto corriente más por el uso de energía.
- Apicultura: severa malnutrición de las colmenas por la falta de lluvias, al no haber alimento a disposición de las mismas, lo que ha llevado a complementar con alimentación, suponiendo un coste adicional. Se espera un 60-70% menos de cosecha, lo que derivará en menores ingresos. Se habla de una situación de supervivencia de las colmenas. A esto hay que añadir la dificultad de acceso a puntos de agua por parte de las abejas, lo que deriva en la necesidad de trasladar agua a las colmenas, con el consiguiente coste adicional en energía y mano de obra.
- Vacuno de carne: aumento del coste para aportar agua al ganado, por falta de disponibilidad de los recursos habituales: gasto en energía y horas de mano de obra para trasladar y suministrar esa agua. Además, en algunos casos se ha tenido que acometer inversiones para la construcción de pozos. Desde el punto de vista de la alimentación, también se están produciendo y se van a producir costes no habituales: hay una recogida de forraje menor (entre un 40-75% menos). Esta situación se repercutirá en unos meses porque esta materia prima está subiendo. Los animales se están comiendo los pastos que se tendría que comer más adelante.
- Ovino-caprino carne: menos pasto en el campo y eso supone un encarecimiento en la alimentación. Había pastos en primavera, pero a finales de mayo ya estaban secos. Se podría cuantificar el sobrecoste en alimentación en un 20-25% más que se tiene que comprar. También dificultad para suministrar agua y eso supone un mayor gasto para llevar camión de agua (energía y mano de obra) y no poder llevar el ganado a determinados pastos porque no tienen acceso al punto de agua.
- Lácteo: la sequía ha afectado mucho a los pastos, tanto en las cosechas de maíz, como en los ensilados, que han descendido a la mitad, lo que afectará en una mayor necesidad de comprar alimento externo, generando un sobrecoste. Hay una menor dependencia en el uso de energía para ventilación que en otros sectores, lo que implicaría un menor sobrecoste en este sentido, a no ser que se haya puesto ventilación en la explotación, con lo que tendríamos la misma situación que en otros sectores.
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