Desde Bruselas: Azúcares, sal, grasa y fibra: ¿se están volviendo los alimentos envasados más saludables?
Irene Quintela/Bruselas
25 de agosto, 2021
Un reciente estudio del Centro Común de Investigación analiza las tendencias en la calidad nutricional de alimentos envasados y bebidas no alcohólicas
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Desde hace años, las recomendaciones dietéticas por parte de los Estados de la UE a sus ciudadanos son cada vez más recurrentes. Para llevar una dieta sana, los alimentos que se ofrecen en los supermercados deben ser seguros, y se espera que sean también duraderos, convenientes y de buena calidad nutricional independientemente de su precio. Así, para cumplir estos objetivos, los Estados miembros y la UE se están esforzando en mejorar la calidad nutricional de los alimentos ofrecidos a los ciudadanos, que ahora han sido evaluados en un nuevo estudio.
Los resultados del análisis muestran algunos avances en Europa hacia la dirección deseada por los defensores de la salud pública. En general, hay una pequeña reducción en la sal, los azúcares y las grasas saturadas que se venden en productos envasados. Aun así, la cantidad de azúcares y sal que se venden a los europeos a través de esta vía sigue siendo motivo de preocupación. Además, hay pocas pruebas de los aumentos deseados en el contenido de fibra de los alimentos envasados que se ofrecen, por lo que se necesitan más esfuerzos para alcanzar los objetivos de salud pública.
Metodología
Los científicos del Centro Común de Investigación (CCI) evaluaron la calidad nutricional de 23.000 productos o marcas de alimentos envasados y refrescos vendidos en 22 países europeos entre 2015 y 2018. Cubre en promedio el 72% del mercado de los cuatro nutrientes considerados.
Los análisis realizaron un seguimiento de la composición nutricional y los volúmenes de mercado de los productos alimenticios vendidos a los ciudadanos. El estudio evaluó, por una parte, las cantidades de azúcares, grasas, sal y fibras que se dispensaron a través de 14 categorías de alimentos y bebidas envasados en 2018 frente a los envasados en 2015. También evaluó cuánto cambió el contenido de estos nutrientes en las ofertas de alimentos y bebidas, teniendo en cuenta también el volumen de mercado de los productos, y finalmente estudió la evolución de la combinación de tendencias en el contenido de nutrientes de los productos y sus ventas en el mercado, que reflejan tanto las actividades de mercado de los productores como las preferencias de los consumidores.
Qué categorías que han mejorado y cuáles pueden hacerlo
Los resultados muestran que la evolución aún no está cumpliendo los objetivos de nutrición de salud pública de reducir la sal, los azúcares y las grasas saturadas, así como aumentar la ingesta de fibra.
Por ejemplo, los cambios en las ventas diarias per cápita en Europa sugieren que pocas categorías han presentado mejoras en su contenido nutricional. Las únicas mejoras observadas para los azúcares fueron en cereales para el desayuno y refrescos; para las grasas saturadas, en carnes y mariscos procesados, gallegas, dulces y productos horneados; para la sal, en carne procesada y mariscos, y frutas y verduras procesadas; para la fibra, en bocadillos salados, cereales para el desayuno y galletas dulces.
También hay notables diferencias entre países. Por ejemplo, las ventas de azúcares per cápita atribuibles a los refrescos disminuyeron en cierta medida en tres de cada cuatro países analizados. Esto puede atribuirse a los esfuerzos de los productores por reducir azúcares o también al relativo éxito en el mercado de los productos con menos azúcares sobre los que tienen más azúcares. Por otra parte, solo en cuatro países se observaron reducciones en las ventas per cápita de sal de carne procesada y mariscos.
A pesar del progreso observado en estas categorías, las cantidades totales de nutrientes vendidas a los ciudadanos europeos a través de alimentos envasados y refrescos siguen estando cerca de los niveles de 2015 y son especialmente preocupantes para los azúcares y la sal.
Además, las magnitudes de los cambios estimados son bajas en comparación con los objetivos establecidos por las iniciativas. La reducción estimada del 3,3% en el promedio ponderado de azúcares entre 2015 y 2018 está muy por detrás del punto de referencia general de 5 años (2015-2020) de reducción del 10% para los azúcares añadidos. Las reducciones estimadas del estudio de 4,4% y 2,1% en las ventas ponderadas de grasas saturadas y sal también son respectivamente inferiores a la meta de 5% y 16% a 4 años establecida por iniciativas anteriores. Un dato preocupante es que las cantidades de fibra vendidas en todos los grupos de productos incluso disminuyeron un 2,1% entre 2015 y 2018.
A pesar de algunas mejoras observadas en estas categorías y nutrientes, el progreso en relación con los objetivos de salud pública requiere la atención de los encargados de la formulación de políticas, la industria y consumidores. A escala comunitaria, la estrategia “De la granja a la mesa” anunció propuestas de la Comisión para un sistema armonizado obligatorio de etiquetado nutricional en la parte delantera del envase y para establecer perfiles nutricionales con el fin de restringir la promoción de alimentos ricos en grasas, azúcares y sal.
Estas iniciativas, previstas para finales de 2022, tienen como objetivo informar a los consumidores para que tomen decisiones saludables y proporcionar incentivos a la industria para mejorar el perfil nutricional de los productos.
Contexto
El consumo de alimentos ricos en grasas, azúcares y sal, y bajos en fibra, están relacionados con mayores posibilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad o cáncer, lo que afecta a la salud de los ciudadanos y supone una carga social y económica.
Existen muchas iniciativas nacionales y comunitarias para promover dietas saludables y actividad física. Se presta especial atención a los esfuerzos por mejorar la calidad nutricional de la oferta de alimentos, por ejemplo, a través de políticas voluntarias a través de los “Marcos para las iniciativas nacionales de sal” y los marcos para las iniciativas nacionales sobre otros nutrientes, hasta una combinación de iniciativas voluntarias y reglamentarias anunciadas en la más reciente estrategia “De la granja a la mesa” y en el “Plan europeo de lucha contra el cáncer”.
Estas iniciativas están promoviendo un enfoque europeo común para reducir la ingesta de sal, azúcares y grasas. También tienen por objetivo fomentar la participación de las autoridades públicas y del sector de la elaboración de alimentos, incluidos sus progresos en la reformulación de los alimentos.
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