Pedro García. Socio Fundador de Mínima Cia, cuentas@minima.es
Ulises Medina. Media & Ecommerce Director de Mínima Cia, ulisesm@minima.es
Hoy en día, cualquier marca gastronómica actual compite en un mercado saturado, cambiante, evolutivo y conformado por consumidores exigentes.
El cambio de los intereses y las motivaciones de la población, que ha pasado de un modelo de consumo basado en la propiedad a otro que pone el foco en la experiencia, requiere que las empresas ofrezcan propuestas gastronómicas integrales. Es aquí donde interviene de forma fundamental el Food Design, esa disciplina vinculada al diseño de productos que no sólo busca el desarrollo de nuevos alimentos, también explora la innovación y las mejoras a través de entornos de consumo, envases, etiquetas, servicio y un largo etcétera.
El diseño tradicional trabaja para generar soluciones efectivas, armoniosas y capaces de aportar valor añadido. El diseño gastronómico, por su parte, sigue estas premisas y, además, persigue generar productos o experiencias apetecibles.
Son muchos los perfiles profesionales que pueden intervenir en un proceso creativo gastronómico hacia la innovación. Los Chef, nutricionistas y especialistas en biología exploran sobre los alimentos y sus características, especialistas en química se centran en fórmulas y formas y, desde el sector de la comunicación y el diseño, buscamos narrativas atractivas, la construcción de identidades y lenguajes propios y la ampliación de la experiencia gastronómica más allá del alimento.
En Mínima (https://minima.es), como agencia de branding, creatividad y marketing digital, trabajamos de la mano de nuestros clientes para generar códigos que trasladan las características y calidad de un producto o servicio antes de que haya sido consumido. Creamos universos visuales, textuales y, en ocasiones, también tecnológicos, que anticipan la experiencia gastronómica, despiertan interés e incrementan el recuerdo. A la vez, ahondamos en los conceptos, valores, estilos, intenciones, propuestas e ingredientes que componen el producto y los materializamos en un desarrollo de identidad de producto.
En Mínima añadimos intencionalidad y coherencia a cada elemento comunicativo, desde el imagotipo hasta el envase, pasando por gamas cromáticas, acabados, formatos de presentación, etc. Esta amalgama teórica resulta más clara cuando la analizamos a través de un caso real.
Un cliente llega con una petición de un packaging diferencial para su cerveza artesanal. Esta bebida tiene ya una identidad definida, se llama Enoloca, quiere saltarse las convenciones del mercado y es tan disruptiva que ha nacido en mitad de una bodega.
En Mínima realizamos un análisis de la idoneidad de este posicionamiento de marca, lo validamos e iniciamos la búsqueda de una solución estética, funcional y conceptual acorde. Enfatizamos el carácter artesanal a través de la selección de materiales naturales como el papel kraft y una cobertura de la botella no mecanizada, absolutamente manual. Potenciamos esa identidad disruptiva cubriendo el producto, algo nada común en el segmento cervezas, y añadimos un lenguaje gráfico sintético pero fresco.
El resultado: una cerveza visualmente inolvidable, incluso antes de probarla.
Otra de nuestras intervenciones de Food Design está vinculada con la oportunidad de elevar la percepción de producto y ganar visibilidad en el transporte de un producto.
Boutique Relieve es una cadena familiar de pastelerías que ha apostado por la elevación de su producto a través de técnicas innovadoras y cuidar la calidad de la materia prima. Durante la campaña navideña saca a la venta Panettones extraordinarios, con un precio superior a la media por su calidad y proceso de elaboración. Este producto necesitaba posicionarse en la gama premium, marcando una amplia distancia frente a otros Panettones industriales.
La solución planteada desde Mínima contemplaba el desarrollo de un packaging completamente personalizado y una identidad de producto acorde a los atributos del producto. El diseño se realizó para que el producto se transportase sin necesidad de bolsa, quedando visible durante los trayectos por la calle.
Una pieza estéticamente atractiva y absolutamente diferencial, cuyo packaging permite presentarla como regalo.
Ambos ejemplos son sólo una pincelada de cómo el Food Design impacta en la estrategia de ventas, la vinculación con el target y la creación de experiencias gastronómicas integrales.