El grupo de investigación de la Universidad de Burgos (UBU) “One Health Microbiology”, perteneciente al Centro de Investigación en Patógenos Emergentes y Salud Global (UBU), ha desarrollado un nuevo método para la detección de virus causantes de enfermedades transmitidas por alimentos. Esta investigación ha sido realizada por el investigador en formación Jorge Santamaría Palacios bajo la supervisión de David Rodríguez Lázaro.
El nuevo sistema permite aislar y concentrar virus a partir de muestras alimentarias o clínicas, para su posterior manipulación en el laboratorio o su detección mediante diversas aproximaciones, incluidas las moleculares como la PCR o secuenciación.
“El procedimiento que hemos desarrollado sirve para separar los virus del resto de componentes presentes en las muestras y que pueden interferir negativamente en la detección de los virus que queremos analizar. La composición de las muestras clínicas o alimentarias, como muestras de hígado o de productos cárnicos porcinos, contiene gran cantidad de sustancias que pueden hacer que la PCR no funcione, como grasas, hidratos de carbono, enzimas y diferentes sustancias químicas. Para poder separar los virus de estas sustancias normalmente se emplean disolventes orgánicos, como cloroformo o fenol, que son tóxicos por inhalación, altamente inflamables y muy contaminantes para el medio ambiente. Una de las grandes ventajas del método que hemos desarrollado es que no se emplean estos disolventes orgánicos”, explica Santamaría Palacios.
“Por ello, este nuevo método es más ecológico y sostenible, e implica importantes ventajas tanto ambientales como económicas: se reduce el coste de los reactivos, no es necesario el empleo de cabinas de extracción de gases para que los trabajadores puedan analizar las muestras con seguridad, y además se evita la generación y posterior tratamiento de residuos contaminantes”, agrega el investigador.
Por otro lado, la contaminación por virus en los alimentos puede ser de dos tipos. La más común es una contaminación superficial, mientras que en el segundo tipo de contaminación, los virus se reproducen y están dentro de las células del propio alimento, con lo que, para detectarlos, es necesario extraer esos virus del interior de las mismos. “El método que hemos desarrollado es capaz de extraer partículas víricas del interior celular, como hemos comprobado con el virus de la hepatitis E en muestras de hígado de cerdo y algunos productos cárnicos”, apunta Santamaría Palacios.
En concreto, el nuevo sistema se basa en la separación y concentración de partículas víricas mediante mezclas físicas con soluciones optimizadas sin disolventes orgánicos y el empleo conjunto de centrifugaciones en condiciones controladas de diversos factores físico- químicos.
Cabe destacar que el procedimiento, realizando algunos ajustes, puede valer para muchos más tipos de virus y para otros tipos de muestras, desde productos crudos a procesados de muy diferente composición.
“Además, el método puede emplearse también para muestras clínicas, lo que puede aumentar de forma sustancial el futuro comercial del método. Ahora mismo estamos buscando empresas interesadas en la implantación del nuevo método, así como solicitando financiación para ensayar el método con más tipos de virus y muestras”, afirma Jorge Santamaría Palacios.
Teniendo en cuenta todas estas ventajas, y como este nuevo método podría suponer un ahorro para la industria alimentaria, la UBU ha presentado la solicitud de registro como patente de esta metodología novedosa y de alto valor sanitario en la Oficina Española de Patentes y Marcas.
“Nuestro proceso puede ser una buena inversión de futuro; actualmente la legislación europea no obliga al análisis de virus en productos alimentarios, en parte porque no existen procedimientos estandarizados, pero es previsible que en un futuro cercano sí que obligue, con lo que este método podría tener un gran potencial económico. Lo mismo se puede decir si conseguimos validar el método para muestras clínicas”.
Respecto a cómo han logrado llegar a este desarrollo, el investigador de la UBU apunta que, como su tesis estudia el virus de la hepatitis E en la cadena alimentaria, especialmente en la cadena alimentaria del porcino, ha tenido que analizar miles de muestras de porcino, por lo que ha sufrido en primera persona los inconvenientes de trabajar con este tipo de sustancias: “Tras finalizar un estudio, que actualmente estamos en vías de publicar, y que ha implicado estar dos años analizando muestras procedentes de mataderos de toda España, le pregunté al director de mi tesis, David Rodríguez Lázaro, si podíamos mejorar los protocolos actuales de trabajo de este tipo de virus en nuestro laboratorio, y ese fue el primer paso para llegar a este método”.