Bosco Torremocha: "Confiamos en que el eventual desabastecimiento de bebidas espirituosas sea coyuntural y no comprometa más la recuperación"
Espirituosos España
21 de noviembre, 2021
El encarecimiento y limitación de las fuentes de energía, complicados por cuestiones geopolíticas, han tensionado gravemente el comercio internacional
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Bosco Torremocha
Director Ejecutivo de Espirituosos España
La crisis generada por el Covid-19 impactó gravemente en el sector de bebidas espirituosas. De todos los sectores de bebidas, es el que más ha sufrido, con caídas registradas que rondaron valores de entre el -30% y el -50% (en algunos casos singulares incluso alcanzaron pérdidas de hasta el -80%), dependiendo del nivel de exposición a la hostelería y al turismo.
El principal motivo fue el cierre de la hostelería, nuestro principal canal de ventas. Lo que supuso que en 2020 se dejaran de poner en el mercado más de 67 millones de litros de bebidas espirituosas, mientras que los ligeros aumentos que se produjeron en el canal de alimentación en ningún caso compensaron las pérdidas en Horeca.
Tras pasar lo peor de la pandemia, en estos momentos el sector debería estar pensando en su recuperación y en alcanzar los niveles previos al Covid, para lo que es necesario un Plan de Recuperación de la Economía basado en la dinamización, en la generación de empleo y en avanzar en la recuperación, siempre desde el equilibrio fiscal, teniendo en cuenta las necesidades de todos los sectores afectados, en especial a los que más han caído, con apoyo de los fondos Next Generation.
Sin embargo, la recuperación se está viendo ahora lastrada por una enorme inestabilidad en los mercados, una crisis mundial en el transporte que afecta a las importaciones y exportaciones, y también al aprovisionamiento de materias primas.
Los casos de roturas de stock no se están produciendo por un aumento exponencial de consumo. Es más, aún queda mucho camino para recuperar los niveles pre-Covid, algo que en ningún caso se vislumbra alcanzar hasta 2023, y ello además dependerá de los planes de recuperación antes mencionados. Hay que recordar que la crisis económica de la que nos estábamos recuperando hasta que apareció el Covid, redujo las ventas de espirituosos por encima del 30%.
El encarecimiento y la limitación de las fuentes de energía, complicados por cuestiones geopolíticas y el post Brexit, que está siendo difícil de digerir especialmente en transporte y despachos de aduanas, han tensionado gravemente el comercio internacional, impactando tanto en el mercado doméstico como en la exportación, clave para un Sector que exporta el 40% de lo que produce.
Todo esto está teniendo un fuerte impacto en la cadena de valor necesaria para la comercialización de bebidas espirituosas, incluido el aprovisionamiento de botellas, cartones, aluminio y en las materias primas necesarias para la destilación.
Afecta de manera heterogénea debido a la propia fisonomía del sector, con 3.800 centros de producción repartidos por toda España en manos de pequeñas y medianas empresas familiares en más del 80% de los casos.
Causas sobrevenidas ajenas al sector, como la crisis mundial de suministros, desde el pasado mes de mayo están afectando negativamente el desempeño de un buen número de sectores. Algo a lo que nuestras empresas tampoco son ajenas, haciendo que sus líneas de producción y suministro no funcionen de forma regular.
Desde Espirituosos España esperamos que esta situación, que afecta de manera desigual a las empresas productoras y comercializadoras de bebidas espirituosas en nuestro país, sea coyuntural y lanzamos un mensaje de tranquilidad de cara al aprovisionamiento y la campaña de Navidad. No en vano, España era líder de la UE, y con ello internacional, en la producción y comercialización de licores o el brandy. Y tras la salida del Reino Unido ha pasado a liderar también en ginebra y a ser los segundos en whisky, solo por detrás de Irlanda.
Agradecemos las gestiones que se están haciendo en materia de aprovisionamiento y costes de la energía, pero consideramos que sería necesario que el Gobierno incluyera también la carestía de las materias primas, la crisis del transporte y la agilización de los procesos aduaneros en ese mismo horizonte.
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