Javier Garat: "Tela marinera"
CEPESCA
31 de diciembre, 2023
En 2024, el sector pesquero tendrá que seguir enfrentando retos, como el desarrollo normativo de la Ley de Pesca Sostenible e Investigación Pesquera
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Más de 8.600 buques, 31.000 empleos directos y 150.000 indirectos, 800.000 toneladas de pescados y mariscos capturados al año y una facturación de 2.000 millones de euros en primera venta es, en lenguaje popular, mucha tela. Mantener esas cifras y, aún más, crecer, tiene tela marinera. Así estamos en el sector pesquero, con mucha tela que cortar para hacer frente a las decisiones de la Comisión Europea en contra del sector, a normativas que no tienen en cuenta la vertiente económica y social de la sostenibilidad, a la caída del consumo de pescado, a ser considerado sector esencial para seguir faenando y alimentando a la población durante la pandemia, pero no incluirnos como alimento básico en las rebajas del IVA...
Terminamos 2023 con un regusto amargo, el que deja el resultado de las negociaciones del reciente Consejo de ministros de Pesca de la Unión Europea (UE) que ha establecido las posibilidades de pesca para 2024 y que recorta todavía más los días de pesca para la flota de arrastre del Mediterráneo.
Cierto que podía haber sido peor y que hay mejoras como el aumento de las cuotas para especies destacadas como la merluza cantábrica, el gallo y el rape. Pero España entra en 2024 con los injustificados ataques al arrastre y con la flota del Mediterráneo al límite por la reducción de días de pesca acumulados en los últimos cuatro años; bajo la espada de Damocles de la Ley de Restauración de la Naturaleza, acordada por la UE en noviembre, que fija el objetivo de restaurar al menos el 20 % de las áreas marinas de la UE para 2030 y todos los ecosistemas en 2050; con la amenaza de los parques eólicos marinos que quieren ocupar los lugares habituales de pesca de nuestra flota de bajura; sin acuerdo pesquero con Marruecos, y pendientes del protocolo entre la UE y Guinea Bissau, que vence en junio y afecta a los marisqueros, y de la necesidad de renovar el acuerdo con Senegal...
Muchos frentes abiertos para un año que empezamos, además, arrastrando problemas de peso como el relevo generacional, las vedas a las artes de fondo en 87 zonas del Atlántico nordeste de la UE –la CE se pronunciará en 2024 sobre su futuro–; la descarbonización de la flota; la negativa reiterada a reducir el IVA de los productos pesqueros; el cambio climático y las políticas de la Unión Europea.
La actividad pesquera en nuestro país ha tenido que sortear ingentes circunstancias adversas en los últimos años y es evidente que en 2024 tendrá que seguir enfrentando retos que incluyen el desarrollo normativo de la Ley de Pesca Sostenible e Investigación Pesquera que tiene que abordar el MAPA este nuevo año.
Aun así, no perdemos la esperanza y seguiremos trabajando para incrementar el consumo de productos pesqueros, para conseguir un equilibrio entre la protección de la biodiversidad, el uso sostenible de los recursos y la seguridad alimentaria, para que los ciudadanos conozcan y valoren la importancia de los pescadores, y para que el Parlamento Europeo que salga de las urnas en 2024 dé cabida a personas de mar en la Comisión Europea. Debemos ganar la batalla por los corazones y las mentes de ciudadanos y políticos; esa es nuestra tela marinera.
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