Marc Póo Martínez: "El nuevo reglamento debe contemplar un equilibrio entre el bienestar animal y las condiciones laborales de los transportistas"
Asociación Nacional de Transportistas de Animales Vivos (ANTA)
24 de noviembre, 2024
El bienestar animal y humano no deberían estar en conflicto: es fundamental encontrar una solución que respete a todos los seres involucrados
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Marc Póo Martínez
Gerente de la Asociación Nacional de Transportistas de Animales Vivos (ANTA)
En la Asociación Nacional de Transportistas de Animales Vivos (ANTA) siempre hemos defendido el bienestar animal. Somos conscientes que la protección de los animales es un valor fundamental en nuestra sociedad y es nuestra responsabilidad asegurar que los animales durante el transporte por carretera vayan seguros y en condiciones adecuadas.
Sin embargo, la nueva Propuesta de Reglamento de Bienestar Animal durante el Transporte que está proponiendo la Unión Europea plantea serios desafíos que no solo afectan a nuestra labor diaria, sino también a la salud y seguridad de los transportistas y trabajadores de la cadena alimentaria. Tampoco hay estudios que respalden que las medidas propuestas aseguren un mejor bienestar para los animales.
La realidad detrás de los tiempos de viaje
Una de las propuestas clave de este reglamento es reducir los tiempos de viaje para los animales destinados al sacrificio a nueve horas, y a 21 horas en otros casos, obligando a realizar paradas en centros de descanso. Sobre el papel, esto parece una buena idea, pero en la práctica presenta varios problemas. Los procesos de carga y descarga son altamente estresantes para los animales, y estudios demuestran que durante estos momentos se produce un aumento tanto del ritmo cardíaco como en los niveles de cortisol de los animales, indicadores claros de estrés. Si esta medida sigue adelante, en los viajes largos que superen las 21 horas, los animales deberán pasar por este proceso hasta en cuatro ocasiones durante el mismo.
Además, debemos considerar el riesgo de transmisión de enfermedades entre los animales, ya que permanecerán más expuestos al tener que pasar 24 horas en un centro de descanso. Reducir el tiempo efectivo de viaje a 21 horas hará que estos trayectos que superen las 21h, se alarguen considerablemente, lo que provocará un aumento significativo de los costos del transporte y sin ofrecer un beneficio real para el bienestar de los animales.
Nos preocupa profundamente que en muchos países europeos, como España, las infraestructuras de centros de parada son muy limitadas para el volumen de animales transportados, lo cual representa un gran riesgo de bloqueo en la operatividad del sector.
Riesgos en la conducción nocturna
Otra de las normas que proponen mediante la Nueva Propuesta de Normativa es que, a partir de los 30ºC, todos los viajes deban realizarse en horario nocturno, desde las 21:00 h hasta las 10:00 h. Esta medida incrementa drásticamente los riesgos para los transportistas. Conducir de noche implica enfrentar condiciones de visibilidad limitada, mayor fatiga y un riesgo elevado de accidentes, especialmente en carreteras rurales donde la iluminación es muy limitada y que son las que conducen a la mayoría de granjas y mataderos.
Según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), el 7,6 % de los accidentes mortales en 2022 ocurrieron durante las noches de julio y agosto, en el horario comprendido entre las 21:00 h y las 7:00 h. Este dato resulta preocupante, ya que la obligatoriedad de circular en esta franja horaria incrementaría significativamente el riesgo de accidentes para los transportistas.
Además, trabajar en horario nocturno alterará el ritmo de vida y la salud de los transportistas y de todos los trabajadores de la cadena alimentaria. Durante un periodo de cinco/seis meses, estos trabajadores se verán obligados a trabajar en turnos nocturnos, ya que todo el transporte será realizado en esta franja horaria. La normativa laboral en España establece límites a las horas de trabajo nocturno, lo que significa que las empresas tendrían que contratar personal adicional o reorganizar turnos, encareciendo considerablemente el transporte y afectando la calidad de vida de quienes se dedican a esta profesión. Para nosotros, el bienestar animal es una prioridad, pero creemos firmemente que la seguridad de nuestros conductores y trabajadores del sector debe ser considerada con el mismo respeto.
Reducción de la densidad de carga: entre el bienestar y la viabilidad
El reglamento también propone reducir la densidad de los animales en el transporte. Esto suena bien, pero conllevará serias consecuencias. Para transportar el mismo número de animales que actualmente, necesitamos 2,4 camiones más en circulación, lo que no solo aumenta enormemente los costos, sino también las emisiones de CO₂. Según las estimaciones del sector, la aplicación de esta medida aumentaría las emisiones en el transporte animal a más de 400.000 toneladas métricas de CO₂ al año, lo que claramente entra en conflicto con los objetivos ambientales que promueve la propia UE.
Incrementar el número de camiones también implica un aumento en el consumo de combustible, en el desgaste de los vehículos y en los costos de mantenimiento y desinfección. Este incremento no solo recae sobre las empresas, sino que impacta a toda la cadena alimentaria, encareciendo los productos y afectando directamente al consumidor final. La pregunta que nos hacemos es: ¿se ha evaluado realmente el impacto ambiental y económico de esta medida?
La disminución de las densidades no garantiza un mayor bienestar de los animales durante el transporte. Debemos considerar que, bajo la legislación actual (Reglamento 1/2005), las bajas durante el transporte son mínimas, lo que indica que las prácticas y medidas vigentes cumplen con los objetivos de bienestar animal, asegurando un transporte adecuado y seguro para los animales.
Las nuevas densidades propuestas pondrán en peligro la seguridad de los animales, aumentando el riesgo de lesiones y pérdidas. Cuanto más espacio haya entre los animales, mayor será el riesgo de que se caigan o se golpeen durante el trayecto. Además, es importante considerar que una menor densidad en el camión incrementa la posibilidad de accidentes, ya que los animales tienen mayor libertad de movimiento, lo que puede afectar la estabilidad del transporte. Desde la Asociación Nacional de Transportistas de Animales Vivos (ANTA), solicitamos a la Comisión Europea datos que demuestren que las nuevas densidades propuestas en el Reglamento garantizarán una mayor seguridad y bienestar para los animales.
La carga veterinaria: una medida difícil de cumplir
El nuevo reglamento establece que cada carga y descarga de animales debe ser supervisada por un veterinario, con el fin de garantizar buenas prácticas en estos procesos. Sin embargo, en la actualidad existe una marcada escasez de veterinarios, especialmente en las áreas rurales donde se llevan a cabo la mayoría de estas operaciones. Con los volúmenes actuales de cargas y descargas, cumplir con esta norma es prácticamente inviable, ya que simplemente no hay suficientes veterinarios disponibles para realizar estas supervisiones.
Además, esta medida encarecerá los costes de manera considerable a toda la cadena de suministro alimentaria. Este incremento en los costos operativos podría traducirse en un encarecimiento de los productos finales, afectando directamente a los consumidores.
Desde ANTA, proponemos una alternativa razonable: capacitar al personal de las empresas en buenas prácticas de manejo animal, para que puedan supervisar las cargas y descargas de los animales de manera competente y segura. Esta medida permitiría cumplir con los objetivos de bienestar animal sin sobrecargar económicamente al sector y garantizaría un control efectivo de las buenas prácticas en estos procesos. Por ello, solicitamos a la Comisión que considere seriamente esta propuesta, ya que representa una solución práctica y sostenible que responde tanto a las necesidades del sector como al compromiso con el bienestar animal.
Un equilibrio necesario
Desde la Asociación Nacional de Transportistas de Animales Vivos, entendemos y compartimos el objetivo de mejorar las condiciones de los animales durante el transporte. Sin embargo, consideramos que este nuevo reglamento, en su forma actual, no refleja la realidad operativa de nuestro sector ni las condiciones laborales de los trabajadores. Cada una de estas medidas impacta directamente no solo a los transportistas, sino también a los trabajadores de toda la cadena alimentaria y, en última instancia, a los consumidores.
Por ello, hacemos un llamado a la Comisión Europea para que reconsidere este reglamento y colabore con los actores de la industria para encontrar un equilibrio que contemple el bienestar animal, pero también la seguridad y las condiciones laborales de los transportistas. Solicitamos que se logre un equilibrio entre el bienestar animal, las condiciones laborales de los trabajadores y la sostenibilidad económica del sector. Al fin y al cabo, el bienestar animal y humano no deberían estar en conflicto. Nos enfrentamos a un gran desafío, y es fundamental encontrar una solución que respete a todos los seres involucrados, tanto animales como personas.
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