Guillermo García, Presidente de Vegeta/es

Guillermo García: "Dinamarca marca el rumbo hacia una Europa líder en la revolución alimentaria sostenible"

Vegeta/es

9 de noviembre, 2025

La transformación hacia sistemas alimentarios más sostenibles ya no es una opción, sino una necesidad urgente



Guillermo García
Presidente de Vegeta/es, Asociación Española de Productores de Alimentos y Bebidas de Origen Vegetal

 

Europa se encuentra en un momento decisivo. La transformación hacia sistemas alimentarios más sostenibles ya no es una opción, sino una necesidad urgente. En este contexto, la presidencia danesa del Consejo de la Unión Europea llega con la credibilidad y la ambición necesarias para impulsar un cambio profundo en la manera en que producimos y consumimos alimentos.

Dinamarca ha demostrado que la innovación, la sostenibilidad y el desarrollo económico pueden avanzar de la mano. Su gobierno ha situado entre las prioridades de trabajo el desarrollo de un Plan de Acción Europeo para los alimentos de origen vegetal, inspirado en la experiencia exitosa que el país puso en marcha a nivel nacional.

En 2023, Dinamarca se convirtió en el primer país del mundo en lanzar un Plan de Acción Plant-Based. Este marco de políticas públicas se diseñó para fortalecer toda la cadena de valor de los alimentos de origen vegetal, desde la investigación y la producción hasta la distribución y el consumo. El objetivo no era sustituir sectores, sino crear sinergias, diversificar la economía y responder a los desafíos del cambio climático, la salud pública y la seguridad alimentaria.

El mayor mérito de la experiencia danesa no radica únicamente en su visión, sino en su capacidad para construir acuerdos. En lugar de alimentar divisiones entre ganaderos, agricultores y productores, Dinamarca apostó por el diálogo y la cooperación. Todos los actores del sistema agroalimentario participaron en la elaboración del plan, incluyendo a sectores tradicionales que entendieron que el futuro exige colaboración y no confrontación. El resultado fue una estrategia compartida que unió intereses económicos y ambientales bajo una misma ambición colectiva.

Los datos confirman el potencial de este cambio. El mercado europeo de alimentos de origen vegetal supera ya los 5.400 millones de euros, según el último informe del Good Food Institute, lo que refleja una expansión sostenida en toda la región.

En el caso de España, la tendencia es igualmente sólida. Dos de cada tres consumidores han adquirido productos plant-based, de acuerdo con el Observatorio de Consumo de la Alimentación de Vegetales, una señal de que la demanda se consolida más allá de las grandes capitales y alcanza a todos los perfiles de edad y estilo de vida.

La Comisión Europea ha subrayado que la modificación de los patrones de consumo puede reducir de forma significativa las emisiones de gases de efecto invernadero. En este sentido, el desarrollo de la industria de origen vegetal se perfila como una herramienta esencial para cumplir los objetivos del Pacto Verde Europeo y avanzar hacia un modelo alimentario más sostenible y resiliente.

Nos encontramos ante una transformación real del sistema alimentario. Los consumidores demandan opciones más diversas, saludables y respetuosas con el medioambiente. La industria tiene la responsabilidad de acompañar esta tendencia con innovación, empleo y políticas públicas que impulsen el cambio.

España cuenta con un sector agroalimentario potente y diverso. El ejemplo danés puede servir de inspiración para construir un Plan de Acción Nacional para los alimentos de origen vegetal. La clave está en diseñar una hoja de ruta que se apoye en el consenso, la evidencia científica y el equilibrio entre sectores. No se trata de excluir, sino de integrar esta nueva categoría en el ecosistema agroalimentario con una regulación clara, específica y promotora de competitividad.

Dinamarca ha demostrado que la transición alimentaria puede convertirse en un proyecto compartido para toda Europa. Su enfoque combina crecimiento económico, protección ambiental y soberanía alimentaria. Si la Unión Europea quiere mantener su liderazgo en sostenibilidad e innovación, debe apostar de manera decidida por el desarrollo de la industria plant-based como motor de progreso y bienestar.

El futuro de la alimentación en Europa dependerá de la capacidad del conjunto del sector para cooperar, innovar y avanzar en una misma dirección. La transición hacia una dieta más sostenible no debe entenderse como una renuncia, sino como una oportunidad para construir un modelo que fortalezca la salud de las personas, la resiliencia del territorio y la competitividad de la economía europea. Dinamarca ha encendido la chispa de ese cambio y ahora el reto es que toda Europa contribuya a mantenerla viva.


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