Ana I. de Castro Megías trabaja en el departamento de Medio Ambiente y Agronomía del INIA-CSIC y, desde hace quince años, trabaja en agricultura de precisión (AP), un área que, como nos cuenta, “forma parte de la agricultura digital y es una estrategia de gestión de parcelas que utiliza los avances tecnológicos (como teledetección, imágenes de drones y satélite, sensores, GPS e inteligencia artificial) para recoger la variabilidad existente en los cultivos y mejorar el uso de recursos, así como la calidad, la rentabilidad y la sostenibilidad de la producción agrícola, indicando dónde, cómo, cuándo y en qué medida llevar a cabo las tareas y/o aplicaciones necesarias en el cultivo. Este enfoque conlleva la obtención de beneficios ambientales, económicos y sociales (en cuanto a salud y bienestar humano)”.
Para llegar aquí, estudió Ingeniería de Montes en la Universidad de Córdoba (UCO), carrera que aunaba sus dos grandes vocaciones: “Por un lado, mis aptitudes y actitudes para la ingeniería, que apuntaban hacia las carreras técnicas, y por otro; mis ganas de conservar los espacios naturales y ayudar, de alguna manera, a paliar el efecto de la acción del hombre sobre la naturaleza” —explica—. “De esa combinación surgió la Ingeniería de Montes, una carrera preciosa en la que se aprenden las nociones técnicas propias de la ingeniería, a la vez que enseña que la gestión de los espacios naturales no es un ejercicio sencillo y hay que tener en cuenta gran cantidad de factores complejos relacionados con el desarrollo de la vegetación, la vida animal y la convivencia e intereses de los humanos”. Actualmente, de Castro trabaja en varios proyectos, nacionales e internacionales, con el objetivo de desarrollar herramientas para la detección temprana de factores de estrés bióticos (como malas hierbas y enfermedades) y abióticos (como estrés nutricional y estrés hídrico); el monitoreo y seguimiento de variabilidad de los cultivos; y el fenotipado de alto rendimiento. Entre ellos destacan:
DIGInvasive1, un proyecto de la convocatoria nacional TED, para desarrollar un Servidor de Cartografía Digital de código abierto que permita la monitorización, el seguimiento y la generación de un sistema de alerta de la aparición de malas hierbas invasoras, como Amaranthus palmeri, permitiendo así el diseño de estrategias de gestión adecuadas y oportunas.
El proyecto coordinado del programa Retos Investigación del Plan Nacional SMARTWeeding2 que busca desarrollar soluciones agronómicas y tecnológicas dirigidas a la gestión precisa, localizada e inteligente de las malas hierbas y a la gestión integral de los cultivos en el marco de la transformación digital de la agricultura.
DATI3, un proyecto europeo de la convocatoria PRIMA conformado por socios de otros 4 países del área mediterránea, con el objetivo de diseñar y desarrollar nuevas soluciones tecnológicas de bajo coste y procedimientos de agricultura digital para mejorar la eficiencia del riego.
RoboTeam4Crops4 , de la convocatoria PdC con una gran componente de transferencia, que busca reducir el uso de productos fitosanitarios mediante el desarrollo de un Sistema de Apoyo a la Decisión y la actuación en tiempo real con robots terrestres a partir de mapas de prescripción creados con imágenes de dron.
Como vemos, es un área intensiva en cuanto a investigación. Tal y como señala la científica del INIA, “en España llevamos trabajando en esta área desde principios de siglo, y las investigaciones están aumentando progresivamente dado el interés suscitado por la AP en los últimos años. Actualmente contamos con grupos de investigación muy potentes que trabajan en AP desde las vertientes de la sanidad vegetal, la agronomía, la ingeniería y la robótica, cuyos estudios han dado lugar a importantes avances en técnicas de manejo del cultivo más sostenibles, el desarrollo de algoritmos que ayudan a la toma de decisiones para el agricultor y el desarrollo de prototipos de actuación localizada, todas estas soluciones orientadas a mejorar la sostenibilidad y la rentabilidad de las producciones agrícolas”.
“Sí que observamos un cuello de botella en la adopción de estas técnicas por parte de los agricultores”, apunta Ana I. de Castro Megías, pero añade que su implementación, tanto a nivel mundial como en España, se encuentra en un momento de expansión, aupado por políticas que apoyan el uso de estas técnicas para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (como ocurre en la Unión Europea), y el desarrollo de maquinaria y tecnología cada vez más asequibles. “Si nos fijamos en las empresas AgroTechs, España se ha consolidado a nivel mundial como tercer país en cuanto a su número, por detrás de EEUU e India, siendo por tanto el primer país a nivel europeo. Con estas cifras, solo cabe esperar que haya un mayor progreso en la adopción de estas técnicas por parte de los agricultores en los próximos años”, vaticina.
De cara a solucionar el cuello de botella mencionado, la investigadora recuerda que los agricultores buscan tecnologías de fácil uso y manejo, que no requieran de una gran inversión y que, por supuesto, les reporten beneficios económicos. Asimismo, al hilo de la nueva PAC, también les interesan todas aquellas técnicas que puedan ayudarles con la gestión de la misma.
En consecuencia, “desde el INIA se hace un gran esfuerzo para llevar y acercar hasta los agricultores los avances obtenidos mediante seminarios, cursos y otras actividades directas de transferencia. Además, son muchos los investigadores que trabajan con los agricultores de manera directa en sus parcelas de cultivo, por lo que obtenemos de primera mano la problemática y preocupaciones que tienen, lo cual nos permite orientar nuestros proyectos para resolver esas necesidades”.
La labor de de Castro se vio reconocida el año pasado con el premio Pierre C. Robert Precision Agriculture otorgado por la International Society of Precision Agriculture (ISPA) a la mejor trayectoria, por sus contribuciones científicas y tecnológicas en agricultura de precisión. “Recibir este premio ha supuesto una gran motivación para seguir trabajando en investigación en agricultura, algo que, por otra parte, es una actividad que me entusiasma. Este premio lo he recibido como un reconocimiento al esfuerzo que llevo haciendo desde que inicié mi carrera investigadora, que sabemos que en España es una carrera de fondo, por lo que este premio me ha dado un gran empuje e ilusión para seguir. Además, ser la primera mujer en el mundo en recibirlo es un gran orgullo y creo que supone abrir una puerta para que otras mujeres consideren trabajar en líneas de investigación de ciencias agrarias y de tecnología, que hasta ahora han sido espacios principalmente copados por hombres”.
A este respecto, considera que “cada vez más, la mujer está demostrando su valía en el ámbito de la agricultura, tanto en investigación como en la empresa. Algo que, por otra parte, no debería ser necesario, ya que tanto hombres como mujeres estamos igualmente preparados para ejercer estas actividades. Sin embargo, siempre se ha considerado un espacio destinado a los hombres. Recuerdo que en mis primeros años de trabajo en el sector agro- forestal tuve que escuchar en muchas ocasiones que no me iban a respetar por ser mujer. Creo que ya nos hemos ganado ese respeto. Y aunque se ha incrementado la presencia de la mujer en el sector agroalimentario, en el área de la tecnología es aún escasa. Son muchas las ocasiones en que me encuentro como única mujer en reuniones o tareas de investigación relacionadas con este ámbito de la agricultura. Es algo que debemos cambiar. Desde aquí animo a las mujeres con interés en aplicar o desarrollar tecnologías en agricultura a que apuesten por realizar su actividad sin miedo en esta área de trabajo; hay espacio para todos”.
Las medidas para impulsar el papel de la mujer en el mundo agrícola pasan por, en primer lugar, dar visibilidad a la mujer en el mundo de la agricultura, mostrando las actividades que ya se realizan y los logros alcanzados, así como casos reales de mujeres exitosas que han conseguido sus objetivos. “Es necesario tener referentes y espejos donde mirarse”, asegura.
Otra medida importante sería que, desde los centros de educación, tanto a edades tempranas como en escuelas de ingeniería y facultades, se normalice la igualdad y se potencien las capacidades de aquellas personas (tanto hombre como mujeres) que muestren actitudes o aptitudes que les permitan desarrollar su labor en el sector de la ingeniería o las tecnologías aplicadas a la agricultura.
Referencias
1 Sistema digital para la cartografía y monitorización de malas hierbas invasoras para una agricultura más sostenible y eficiente (caso de estudio Amaranthus palmeri). (TED2021-132401A-I00 financiado por la Unión Europea- NextGenerationEU).
2 Gestión selectiva e inteligente de malas hierbas integrando aproximaciones agronómicas y tecnológicas. Se trata de proyecto coordinado con varios centros del CSIC (ICA, INIA, CAR, IAS), Universidades (UdL, UCO, UPM), y centros de investigación (IFAPA-Cabra e IMIDRA). (PID2020-113229RB-C41/ AEI/10.13039/501100011033)
3 Tecnologías de agricultura digital para la eficiencia del riego. Países integrantes del proyecto DATI: Italia, España, Portugal, Francia y Marruecos. (PCI2021-121932/AEI/10.13039/501100011033 y programa Unión Europea- NextGenerationEU)
4 Prototipo de Sistema multi-robot para el tratamiento autónomo y de precisión de cultivos, en el que participan varios centros del CSIC (ICA, INIA, CAR). (PDC2021-121537-C22/AEI/10.13039/501100011033 y programa Unión Europea- NextGenerationEU)