Mª Pilar Jiménez Navarro. Jefa del Departamento de Laboratorio Municipal de Salud Pública-Madrid Salud Ayuntamiento de Madrid. jimeneznp@madrid.es
El bisfenol A (BPA) es un compuesto orgánico que se utiliza principalmente en combinación con otras sustancias para fabricar plásticos y resinas, tales como los olicarbonatos, ampliamente utilizados en la fabricación de recipientes de uso alimentario como botellas, objetos de vajilla, platos, tazas, bandejas y otros recipientes de almacenamiento.
El BPA se obtiene a nivel industrial por síntesis mediante la condensación del fenol con acetona catalizada en medio ácido:
La polimerización del BPA permite la obtención de policarbonatos y otros materiales plásticos derivados de múltiples usos, tanto en la industria alimentaria como en otros sectores, destacando sus excelentes propiedades y prestaciones, como resistencia química, estabilidad, dureza y transparencia.
El BPA también se utiliza en la fabricación de resinas epoxi- fenólicas ampliamente utilizadas como recubrimientos protectores y láminas para latas de conservas y tapas de envases, depósitos y cubas de almacenaje de agua, bebidas y alimentos, así como aditivo antioxidante y estabilizador en la fabricación de otros plásticos como el PVC.
En la industria se trata de un compuesto ampliamente difundido y utilizado en la fabricación de bienes de consumo por lo que puede estar presente en numerosos objetos de uso común como CD´s, DVD´s, juguetes, artículos médicos, cosméticos, papel térmico, etc.
VÍAS DE EXPOSICIÓN Y RIESGOS
El BPA y sus compuestos derivados pueden migrar en pequeñas cantidades desde los recubrimientos protectores internos de resinas epoxi de alimentos enlatados, útiles de menaje de policarbonato, recipientes de almacenamiento de alimentos, botellas y otros materiales plásticos a los alimentos, bebida y agua con los que entran en contacto, siendo la ingesta de este tipo de productos alimenticios la principal fuente de exposición humana. Si bien existen otras vías de exposición por inhalación de aire o polvo, o dérmica por contacto con objetos de consumo o papel térmico, estas vías se consideran despreciables o de escasa influencia.
El BPA es sospechoso de ser dañino para los humanos desde la década de 1930. Después de publicarse numerosos estudios cuestionando su seguridad, muchos medios científicos resaltaron los riesgos del uso de BPA y sus derivados en productos de consumo, lo que motivó que algunas cadenas retiraran de la venta los productos que contenían este compuesto. Un informe elaborado en 2010 por la FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos despertó una mayor conciencia con respecto a la exposición de fetos, bebés y niños lactantes, al haberse detectado su presencia en la leche materna.
En la bibliografía están descritos efectos potencialmente tóxicos para la salud humana asociados al uso de BPA que pueden afectar al sistema reproductivo, nervioso, inmunológico, cardiovascular y al funcionamiento de algunos órganos vitales (riñón, hígado). El BPA se considera un disruptor endocrino por su capacidad para unirse a los receptores de estrógenos por lo que puede incidir en el papel que desempeñan estas hormonas en la población expuesta.
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) completó su primera evaluación integral del riesgo asociado al BPA y otros compuestos relacionados (BPA, BPS, BADGE´s) en 2006, estableciendo una ingesta diaria tolerable (IDT)1 de 50 µg/kg de peso corporal/día. Desde entonces, en continua revisión, sus expertos han estudiado cientos de publicaciones en revistas científicas, así como informes de estudios presentados por la industria. La EFSA revisó la nueva información científica sobre el BPA en 2008, 2009, 2010, 2011 y 2016. En enero de 2015 publicó una reevaluación global de la exposición y la toxicidad del BPA y redujo la IDT de 50 a 4 µg/kg de peso corporal/día. Tras la última reevaluación llevada a cabo en 2018, existe un dictamen de diciembre de 2021 que incluye la propuesta de reducirlo 100.000 veces para establecer la IDT en 0,04 ng/kg de peso corporal/día, pendiente de aprobación final entre las partes interesadas y las autoridades competentes de los estados miembro.
En las últimas décadas, la tendencia ha sido sustituir paulatinamente el BPA y algunos de sus derivados por otros materiales poliméricos alternativos de menor toxicidad. No obstante, la exposición actual a esta sustancia química es demasiado baja como para causar daño. El dictamen científico de la EFSA demuestra que el nivel de BPA al que los consumidores de todas las edades están expuestos está muy por debajo del nivel estimado de exposición segura, ya que las estimaciones más elevadas de exposición alimentaria y agregada al BPA son entre 3 y 5 veces más bajas que la IDT, dependiendo del grupo de edad. En todos los grupos de población, la exposición exclusivamente alimentaria es más de cinco veces inferior a la IDT.
(1) Ingesta diaria tolerable (IDT) para cada sustancia. La IDT es una estimación de la cantidad de una sustancia que las personas pueden consumir a diario durante toda su vida, sin ningún riesgo apreciable para la salud. Las IDT se expresan habitualmente en mg o µg por kg de peso corporal al día (mg/kg de pc/día).
REGULACIÓN EN LA UE Y EN ESPAÑA
En la Unión Europea (UE) está autorizado el uso del BPA y BPS (otro monómero obtenido por condensación de fenol y ácido sulfúrico) como monómeros de partida en la fabricación de materiales poliméricos destinados a entrar en contacto con los alimentos, en los términos que regula el Reglamento UE 10/2011. Se han establecido límites de migración específica (LME2) de 0,05 mg/kg para ambos monómeros en el Reglamento UE 2018/213. Para algunas resinas epoxi derivadas del BPA como los BADGE´s el LME se estableció en 9 mg/kg y en 1 mg/kg para los BADGE-Clorhidratos.
En enero de 2011, la Comisión Europea prohibió el uso de BPA en la fabricación de biberones de policarbonato para lactantes (Reglamento UE 321/2011). La normativa española mediante el RD 847/2011 estableció la lista positiva de sustancias permitidas para la fabricación de materiales poliméricos destinados a entrar en contacto con los alimentos y contempla las mismas restricciones que el Reglamento 10/201 para este tipo de compuestos.
En materia de residuos, la Ley 7/2022 de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, prohíbe de forma expresa la utilización de ftalatos y bisfenol A en envases como medida de prevención de residuos tóxicos y peligrosos para el medio ambiente y la salud humana.
(2) LME cantidad máxima permitida de una sustancia dada liberada desde un material u objeto en alimentos o en simulantes alimentarios.
En materia de residuos, la Ley 7/2022 de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, prohíbe de forma expresa la utilización de ftalatos y bisfenol A en envases como medida de prevención de residuos tóxicos y peligrosos para el medio ambiente y la salud humana.
CÓMO SE INVESTIGA LA PRESENCIA DE BPA Y OTROS COMPUESTOS DERIVADOS EN ALIMENTOS Y BEBIDAS
Tanto en la industria alimentaria como en los programas de control oficial en materia de seguridad alimentaria en los países de la UE se realizan muestreos de diferentes materiales destinados a estar en contacto con alimentos (MCA) sobre los que se realizan ensayos de migración con alimentos de distinta naturaleza y/o con simulantes alimentarios que reproducen las condiciones de contacto y uso habituales, para comprobar que los contenidos de BPA y/u otras sustancias cumplen los límites de migración específica establecidos para cada tipo de compuesto.
La legislación europea establece distintos tipos de alimentos o simulantes para realizar los ensayos de migración (Tabla 1).
Los ensayos de migración deben realizarse siguiendo escrupulosamente las condiciones normalizadas de pH, temperatura, tiempo de contacto y otros requisitos establecidos en función del tipo de alimento y condiciones de uso previstas. En la tabla siguiente se muestran los simulantes a emplear en función del uso previsto (Tabla 2).
Los ensayos para la determinación de BPA también pueden llevarse a cabo directamente sobre alimentos y bebidas, mediante extracción sólido-líquido, líquido- líquido y/o extracción en fase sólida.
Una vez realizados los ensayos de migración sobre el alimento o sobre el simulante en estudio, la disolución resultante se analiza por Cromatografía de Líquidos con detector de Fluorescencia y/o Cromatografía de Líquidos con detector de Espectrometría de Masas siguiendo métodos de ensayo que garanticen la sensibilidad adecuada y la identificación de los componentes de interés a los niveles de detección y cuantificación exigibles.
Los resultados se obtienen generalmente en µg/L, por interpolación en la recta de calibrado preparada a partir de patrones y dependiendo del tipo de muestra, peso y tratamiento realizado se debe multiplicar por los factores de dilución correspondientes, para poder expresar el resultado en mg/ kg, asumiendo para simulantes de alimentos una densidad de 1 kg/litro. En determinados objetos debe corregirse el resultado por un factor que tiene en cuenta la relación superficie /volumen, que con carácter convencional se establece en 6 dm2/kg de alimento. Este factor es aplicable a películas, láminas u objetos con capacidad inferior a 500 ml (latas, platos, bandejas, tazas,etc.) o superior a 10 litros (bidones, depósitos). En materiales con volumen entre 500 ml y 10 litros y en útiles destinados a entrar en contacto con alimentos para lactantes y niños de corta edad, se debe calcular con exactitud la superficie real susceptible de entrar en contacto con el alimento en relación al volumen del material para establecer el factor de corrección real.
La guía de referencia UE sobre los criterios aplicables a los métodos analíticos y su validación en MCA, aporta información relevante que han de tener en cuenta los laboratorios designados para el control oficial de este tipo de materiales.
¿CÓMO PREVENIR LA EXPOSICIÓN AL BPA?
El grado de migración del BPA depende en gran medida de las garantías de fabricación de los envases, de la naturaleza del alimento con el que entre en contacto, del tiempo de uso y de la temperatura de exposición.
Por todo ello es importante que los consumidores estén informados de los riesgos y sigan unas pautas que garanticen un uso seguro de estos materiales:
· Utilizar materiales destinados a entrar en contacto con alimentos que hayan pasado los controles de calidad que aseguran unas buenas prácticas de fabricación y convenientemente etiquetados para uso alimentario.
· Desechar los recipientes que presenten grietas o desperfectos en la superficie de contacto por un uso prolongado.
· Limitar la exposición de materiales poliméricos de uso alimentario al microondas. El policarbonato es fuerte y duradero, pero con el tiempo puede descomponerse por el uso excesivo a altas temperaturas.
· Utilizar recipientes de vidrio, porcelana o acero inoxidable cuando sea posible, especialmente para alimentos o líquidos calientes.