Andrés Llombart: "Los centros tecnológicos se erigen como aliado estratégico del sector agroalimentario"
CIRCE
13 de marzo, 2022
La actual situación geoestratégica, los altos precios de la energía, la nueva PAC y la gestión de los residuos plantean nuevos desafíos para el sector
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Andrés Llombart, director general de CIRCE
El sector agroalimentario no solo es esencial para nuestra subsistencia, sino estratégico para la economía española, ya que supone el 12% del PIB y genera el 9,1% del empleo total. Las fortalezas del sector son múltiples y en momentos complicados, como fueron los meses más duros de la pandemia por Covid-19, demostró una gran estabilidad y capacidad de reacción.
Sin embargo, la actual situación geoestratégica, los altos precios de la energía, la adaptación a los nuevos criterios de la Política Agraria Común (PAC) y la gestión de los residuos y su afección en el suelo plantean nuevos desafíos que el sector tendrá que superar.
Con el PERTE Agroalimentario recién aprobado se prevé una inversión total de más de 1.000 millones de euros para la concesión de subvenciones y préstamos con tres objetivos principales: la mejora de los procesos de producción para las mejoras de su competitividad, sostenibilidad y trazabilidad de la producción de alimentos, el apoyo la transformación digital de los agentes de la cadena de valor agroalimentaria y la innovación e investigación para la mejora de la competitividad del sector.
Con esta serie de medidas y actuaciones, la agroalimentación tiene ante sí una gran oportunidad para reforzar su posición estratégica. Los centros tecnológicos se erigen como los principales aliados para una industria que está en plena transformación favorecida por las demandas de mercados cada vez más dinámicos y exigentes. ya que actúan en todos los retos del sector y han demostrado ser uno de los instrumentos más eficaces para la transferencia de tecnología. Las posibles líneas de actuación son numerosas, por ello es importante que las empresas del sector se apoyen en colaboradores que les ayuden a desarrollar aquellas que más impacto van a tener y a introducirlas en sus procesos productivos.
Uno de los grandes desafíos a los que se enfrentan las empresas agroalimentarias son los altos precios de la energía. Las soluciones para conseguir ser más competitivos a la vez que se reduce el impacto ambiental (disminuyendo las emisiones asociadas) abarcan desde el autoconsumo utilizando fuentes de energía renovables hasta la valorización de residuos o subproductos para generar electricidad o calor.
Igual de retador va a ser la gestión de residuos como pueden ser los purines o los restos de poda. Para el problema de los residuos se están investigando soluciones que van desde la valorización energética, la generación de biogás, la producción de bio fertilizante u otros bio productos. Muchos de estos procesos se encuentran en la frontera de la comercialización y los proyectos de innovación asociados a los PERTE pueden darles el empujón definitivo hacia su maduración tecnológica.
Con todo esto, se hace urgente actuar para acometer estas transformaciones y los centros tecnológicos, conscientes de ello, ya están preparados para acompañar al sector agroalimentario en este viaje hacia la mejora de la competitividad y la reducción de emisiones.
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