^{Verónica Pascual}

^{Presidenta de la Fundación ASTI}

Según la OCDE, el 80 % de los empleos actuales desaparecerán o se transformarán en 2030 y serán reemplazados por otros en los que las competencias y conocimientos STEM en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas son claves.

Por tanto, en una sociedad marcada por el avance de las nuevas tecnologías y la transformación del futuro del trabajo, el fomento de las vocaciones STEM desde edades tempranas supone un desafío estratégico muy relevante en la educación de las nuevas generaciones dada la escasez de este tipo de talento y su importancia para el desarrollo económico y tecnológico de las sociedades y países.

Para afrontar adecuadamente este desafío, debemos considerar cuatro brechas fundamentales investigadas internacionalmente y que también aplican a nuestro país.

En primer lugar, la brecha de talento STEM ocasionada por el porcentaje muy reducido de estudiantes que eligen grados universitarios de ingeniería y tecnología (un 7 % respecto al total estudiantes matriculados). En segundo lugar, la brecha de género STEM debida a la baja participación de las mujeres en los estos estudios, no superando el 25 % en grados universitarios e inferior al 12 % en la Formación Profesional. En tercer lugar, la brecha educativa confirmada por el último informe PISA con rendimientos muy bajos en Ciencias y Matemáticas respecto a los mejores países del mundo. Y en último lugar, pero no menos importante, la brecha de oportunidades en educación STEM existente entre los entornos rurales y las ciudades.

Conscientes de estos desafíos, y desde un modelo de colaboración público-privada, la Fundación ASTI viene trabajando desde 2017 en dos verticales principales. El primero de ellos, en el que me centraré en este artículo, centrado en el fomento de las vocaciones STEM a través de la robótica educativa desde edades tempranas, y el segundo en el fomento de las vocaciones STEM en población femenina a través del programa STEM Talent Girl, que está consiguiendo un 89 % de tasa de elección de rama STEM en las niñas y jóvenes participantes.

En el primero de ellos, el fomento de las vocaciones STEM en edades tempranas, destaca especialmente por su carácter innovador en España el programa Ruralbotic.

Este programa está dirigido de forma específica a la implementación en el aula de la robótica educativa y el pensamiento computacional en centros rurales agrupados con el fin de que, tanto alumnos como profesores, abracen en clave de oportunidad la tecnología y el aprendizaje de competencias STEM.

Para su implementación es clave la formación del profesorado que imparte docencia en educación primaria en estos centros rurales agrupados, muchos de ellos con alumnado de diversas edades y ritmos de aprendizajes distintos. Por eso, la primera fase de este programa es la formación de los docentes en robótica y programación de una manera práctica y basada en proyectos contando con un kit de robótica propietario de la Fundación ASTI que permite el aprendizaje de la programación de manera secuencial en todas las etapas educativas.

Una vez formado el profesorado, el programa se implementa en las aulas a través del aprendizaje basado en proyectos y retos, contando con un constante acompañamiento y asesoramiento por parte del equipo de la Fundación ASTI.

Finalmente, el programa concluye en un gran “challenge” final en el que los alumnos de los distintos centros rurales agrupados ponen a prueba sus aprendizajes y compiten de forma divertida y respetuosa resolviendo diferentes retos y poniendo en práctica competencias “soft” como el trabajo en equipo, el compromiso, la energía y la colaboración.

La formación STEM de las nuevas generaciones es una tarea de todos y en ella hemos de comprometernos buscando espacios y sinergias de colaboración público-privada.