Teresa Garde-Cerdán*, Sandra Marín-San Román, Itziar Sáenz de Urturi, Elisa Baroja, Pilar Rubio-Bretón, Eva P. Pérez-Álvarez*
Grupo VIENAP, Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino (CSIC, Gobierno de La Rioja, Universidad de La Rioja). Ctra. de Burgos, Km. 6. 26007 Logroño. *teresa.garde. cerdan@csic.es; *evapilar.perez@icvv.es
INTRODUCCIÓN
El clima, especialmente la temperatura, determina el desarrollo productivo-vegetativo de la vid, afectando directamente a la calidad de la uva. El calentamiento global está provocando adelantos de las fechas de vendimia, con períodos de maduración más cortos y una excesiva acumulación de azúcares en las bayas, lo que lleva a obtener vinos con grado alcohólico mayor (Schultz y Jones, 2010; Palliotti et al., 2014) y más pobres de color (Mori et al., 2007), puesto que las altas temperaturas inhiben la síntesis de antocianos, estimulando su degradación (Pastore et al., 2017).
Además, el acortamiento de la etapa de maduración de las uvas, que conlleva que las vendimias se adelanten, en períodos donde las temperaturas son elevadas, provoca también un agotamiento más rápido de los ácidos orgánicos de la uva, un pH elevado y sabores herbáceos atípicos (Keller, 2010). Por lo tanto, el cambio climático está afectando a la composición y a la calidad de la uva, provocando un gran desajuste entre la madurez tecnológica y la madurez fenólica de las uvas, que cada vez presentan mayor concentración de azúcares pero menor color y aromas.
Los elicitores son sustancias que, una vez reconocidas por la planta, activan sus mecanismos de defensa. Pueden ser de origen biológico, como los extractos de levaduras; químico, como son determinados iones metálicos; físico, como es el ozono o la radiación ultravioleta, u hormonas vegetales, como el jasmonato de metilo (Baenas et al., 2014). Su aplicación exógena a las plantas es una práctica empleada como alternativa a los productos fitosanitarios (Delaunois et al., 2014), así como una herramienta que permite incrementar la concentración de ciertos metabolitos secundarios, como son los compuestos fenólicos (Baenas et al., 2014). Se ha demostrado que, el jasmonato de metilo (MeJ), es capaz de inducir la actividad de distintas enzimas relacionadas con la biosíntesis de compuestos fenólicos (Belhadj et al., 2008) y, que su aplicación en el viñedo, aumenta, principalmente, la concentración de antocianos y estilbenos de la uva y del vino, mejorando, por tanto, su composición fenólica (Ruiz-García et al., 2012; Fernández-Marín et al., 2014; Portu et al., 2015, 2018), pudiendo afectar también al contenido en la uva de compuestos nitrogenados y aromáticos (Garde- Cerdán et al., 2016, 2018).
Por todo ello, el objetivo del presente trabajo fue estudiar la incidencia de la aplicación foliar de jasmonato de metilo (MeJ) en la composición de la uva de la variedad Tempranillo a lo largo de su maduración durante dos añadas consecutivas.
MATERIAL Y MÉTODOS
El ensayo se realizó en una parcela de la variedad Tempranillo (Vitis vinifera L.) perteneciente al Gobierno de La Rioja (Finca La Grajera, Logroño, La Rioja). El diseño experimental fue de bloques al azar con dos tratamientos, cada uno por triplicado (2 x 3 = 6), con 10 cepas por repetición (60 plantas en total). Las aplicaciones foliares se llevaron a cabo en el envero (80 % aproximadamente) y 7 días después, en las campañas de 2019 y 2020. Se aplicaron 200 mL de disolución por planta, empleándose en todos los tratamientos Tween 80 (surfactante no iónico) al 0,1 % (v/v). Los tratamientos fueron: control y jasmonato de metilo (MeJ). El tratamiento control consistió en la aplicación de agua. Para la aplicación de MeJ, se trabajó con las condiciones que el grupo de investigación ha empleado en estudios previos, es decir, aplicando el jasmonato de metilo (MeJ) en disolución acuosa a una concentración de 10 mM (Garde-Cerdán et al., 2018).
Para poder monitorizar la evolución de la composición de la uva a lo largo de su maduración, desde pre- maduración hasta sobre-maduración, se tomaron muestras de uva en cinco momentos distintos: un día antes de la primera aplicación foliar (Fol1), un día antes de la segunda aplicación foliar (Fol2), quince días después de la segunda aplicación foliar (Pre: prevendimia), el día de la vendimia (Vend) y 15 días después de la vendimia (Post: postvendimia).
En cada muestra de uva se determinaron los parámetros básicos: peso de 100 bayas (g), ºBrix, pH, acidez total (g/L), glucosa+fructosa (g/L), ácido málico (g/L) y fenoles totales (mg/L). Los análisis de estos parámetros generales se realizaron mediante los métodos oficiales (OIV, 2016).
Los datos se analizaron estadísticamente usando el análisis de la varianza (ANOVA) empleando el programa estadístico SPSS versión 21.0 (Chicago, EE. UU.). Las diferencias entre las medidas se compararon mediante el test de Duncan con un nivel de significación de 0,05.
RESULTADOS
En la Figura 1 se muestra la evolución a lo largo de la maduración de la uva del contenido de azúcares medidos como ºBrix, para los dos tratamientos, control y aplicación de MeJ, en las dos añadas, 2019 y 2020.
Como puede observarse, independientemente de la añada, la aplicación del elicitor disminuyó el ºBrix, resultado que es muy positivo, ya que como se ha indicado anteriormente, el cambio climático está afectando a este parámetro, haciendo que haya un mayor desequilibrio entre la madurez tecnológica y la fenólica de la uva. En ambas añadas, el mayor aumento del ºBrix se produjo en las primeras fases de la maduración de la uva, permaneciendo prácticamente constante desde pre-vendimia hasta post-vendimia (Figura 1).
En la Figura 2 se muestra la evolución del contenido de fenoles totales a lo largo de la maduración de la uva. A diferencia de lo descrito para el anterior parámetro, en el caso de los fenoles, su comportamiento fue muy diferente en función de la añada. En 2019 (Figura 2a), la aplicación de MeJ incrementó la concentración de fenoles totales en la uva de manera importante tras la segunda aplicación de este elicitor. Este hecho, junto con la disminución del ºBrix (Figura 1a), pone de manifiesto que el uso de MeJ puede ayudar a mitigar el efecto negativo del cambio climático en la composición de la uva. Sin embargo, en la segunda añada (Figura 2b), paradójicamente, las uvas control mostraron mayor contenido de fenoles totales que las procedentes del tratamiento con MeJ.
Además, el contenido de estos compuestos fue menor en 2020 que en 2019, debido probablemente a un efecto de dilución, ya que el peso de 100 bayas fue mayor en 2020 que en 2019 (Tabla 1), lo que puede explicar este comportamiento tan diferente entre añadas.
Asimismo, se observa un comportamiento diferente entre añadas en la evolución del contenido de fenoles totales en las uvas a lo largo de la maduración, aumento más paulatino en 2020 y más acusado en 2019 tras la segunda aplicación en el tratamiento con MeJ y tras pre-vendimia en el caso del control (Figura 2).
El resto de parámetros enológicos estudiados se muestran en la Tabla 1. Como se ha comentado anteriormente, el peso de 100 bayas fue mayor en 2020 que en 2019, probablemente debido a la mayor pluviosidad durante el mes de agosto de la segunda añada. El pH de las uvas disminuyó a lo largo de su maduración, aumentando por tanto la acidez total y el contenido de ácido málico (Tabla 1), siguiendo estos tres parámetros una evolución similar para ambos tratamientos en las dos añadas. En cuanto a la glucosa+fructosa (Tabla 1), su comportamiento coincide con lo descrito para el ºBrix (Figura 1).