Entrevista a Marcos Martínez
Presidente de la Asociación de Comercio de Cereales y Oleaginosas de España (ACCOE)
Revista Alimentaria.- ¿Cuándo nace ACCOE y cuáles son sus objetivos?
M. M.- Nuestra Asociación se fundó en 1977 bajo el nombre de Asociación de comercio de cereales de España. Fue de las primeras asociaciones profesionales en constituirse tras el retorno de la democracia a nuestro país y en defender los intereses profesionales de nuestros asociados. El nombre actual se adopta en 1992.
Los objetivos a lo largo de estos 45 años siempre han sido la defensa y representación de los intereses profesionales comunes de nuestros asociados, así como actuar de interlocutores con las diferentes administraciones.
R. A.- ¿Cuántos asociados forman parte de ACCOE y qué servicios les ofrecen?
M. M.- ACCOE es una asociación con cerca de 200 empresas, y la mayoría de ellas son pequeñas empresas familiares radicadas en el mundo rural que dan servicios integrales a los agricultores españoles, aunque también la forman y representamos a agentes comerciales, empresas dedicadas a la importación de cereales y oleaginosas y multinacionales.
Tenemos contacto directo con los agricultores, y de hecho somos el primer eslabón en la cadena agroalimentaria, tras el agricultor.
ACCOE forma parte de las sectoriales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y, como decía en la anterior pregunta, somos el interlocutor del sector con todas las administraciones.
Nuestros asociados disponen de un servicio de información, realizamos cursos formativos y organizamos anualmente dos eventos multitudinarios, la Bolsa Internacional de Cereales del Duero en Valladolid y el Encuentro Nacional de Operadores de Cereal en Zaragoza. En cuanto a este segundo evento, lo hacemos coincidir con las ferias FIMA y FIGAN que se celebran en Zaragoza, por las sinergias que se generan. Son encuentros que incluyen varias ponencias de primer nivel y que reúnen a unas 400-500 empresas.
R. A. ¿Qué información pueden ofrecer desde ACCOE sobre los precios de cereales?
M. M.- ACCOE lleva muchos años colaborando con el Ministerio de Agricultura y comunicándole semanalmente los precios de los cereales, para luego realizar una estadística que es fundamental para el Ministerio. Desde el 24 de febrero, con la invasión de Ucrania por parte de Rusia, las autoridades comunitarias y nacionales se han dado cuenta de lo importante que es conocer de primera mano la situación de stocks y precios, por lo que están implementando nuevas medidas para conocerlos y ACCOE, como asociación hegemónica en España, está colaborando con el Ministerio para su desarrollo.
Finales de febrero y marzo fueron momentos tremendamente complicados por la distorsión que había en la información de la que disponía la UE. Por eso, se publicó una directiva que establece que los Estados miembros tienen que informar mensualmente de los stocks que poseen de los diferentes productos. Por un lado, están los datos que va a ofrecer ACCOE, que representa aproximadamente al 65% del cereal a nivel nacional, y por otro lado Cooperativas Agro- alimentarias de España presentará los suyos.
R. A.- ¿Por qué el sector de los cereales es un sector estratégico para la economía?
M. M.- Nuestro sector, el de los cereales, es básico para la elaboración de la alimentación humana, tanto en transformación directa (harinas panificables, maltería, etc.) como en su transformación de alimentos para el ganado.
Ya es hora de que se ponga en valor la labor que realizan diariamente nuestros agricultores y ganaderos, nuestros comerciantes, fábricas de pienso y harinas… Durante la pandemia y ahora por la guerra se está realizando una labor fundamental para garantizar un suministro de calidad a los consumidores españoles. Se está poniendo en valor al sector, pero la labor fundamental empieza en el agricultor, en el ganadero, y por tanto hay que cuidarlos: las administraciones tienen la responsabilidad de cuidar este primer eslabón de la cadena agroalimentaria.
R. A.- ¿Cuáles son los últimos datos de producción del sector español de cereales?
M. M.- La cosecha 2022 se puede calificar de mala, ya que no llega a los 15 millones de toneladas de cereales de invierno, que unidas al maíz que se está cosechando actualmente en muchas regiones de España nos darían una cifra de unos 18,5 millones de toneladas. Estas cifras representan una bajada del 25% con respecto a la media de las tres últimas campañas y evidentemente no son suficientes para abastecer nuestro consumo. Veníamos de dos cosechas buenas, 2020 y 2021, pero en esta hemos perdido entre 4 y 5 millones de toneladas respecto a la cosecha anterior. Esto no significa que tengamos que importar 4 o 5 millones de toneladas más, porque también se prevé una bajada del consumo, así que se calcula que tendremos que importar entre 2 y 3 millones de toneladas más que en la campaña anterior.
Cabe recordar que España es un país netamente importador, por lo que, de producirse, las exportaciones son testimoniales y poco representativas.
R. A.- ¿Cómo están impactando en el sector las subidas de precios y la incertidumbre generada por la guerra en Ucrania?
M. M.- De manera directa y muy brusca. La geopolítica es la que está influyendo en la configuración del precio de los cereales y en su volatilidad extrema. Los stocks, la oferta y demanda a nivel global, los flujos…, que eran los datos con los que veníamos trabajando hasta ahora, han pasado a un segundo plano. Estamos inmersos en una guerra económica a nivel mundial en la que las materias primas se están utilizando como la principal munición y evidentemente esta situación es nefasta para el comercio mundial de cereales.
Hay demasiados interrogantes que los profesionales del sector no tenemos capacidad para resolver, porque como decía los análisis técnicos que podíamos realizar hasta ahora en nuestras empresas han pasado a un segundo plano. En definitiva, estamos en manos de la geopolítica. No obstante, trabajamos día a día intentando vertebrar de la mejor manera posible este eslabón de la cadena agroalimentaria. De momento hay que reconocer que el sector lo está haciendo muy bien, y el dato más significativo es que no ha habido desabastecimiento, lo más importante para un país como España, netamente importador. Ni durante la pandemia, momento en el que se realizó un esfuerzo muy importante, ni desde el 24 de febrero con la guerra de Ucrania, que nos afecta directamente porque importamos mucho cereal de este país.
R. A.- ¿Cómo ha sido estos meses la situación del corredor para poder sacar barcos con cereales de Ucrania, y qué perspectivas se esperan?
M. M.- De gran incertidumbre: las noticias que nos llegan son contradictorias y muchas veces distorsionadas por intereses de los diferentes actores en esta situación. Del futuro nadie se atreve a hablar y lo consideramos una irresponsabilidad. Hay demasiados interrogantes por resolver y en el corto plazo parece que no habrá demasiadas respuestas: ¿Cuándo acabará la guerra? ¿Cuándo se acabarán las restricciones comerciales? ¿Cómo seguirán afectando las sanciones económicas?...
Por tanto, las perspectivas son las que genere el devenir de la guerra. El corredor se había establecido para 120 días: ¿Qué va a ocurrir cuando se acabe dicho plazo? Todo parece indicar, por las noticias que recibimos, que se va a prorrogar, pero también nos dicen que van a prohibir que ese cereal venga a Europa. Desconocemos si será así o no; de nuevo, vuelve a mandar la geopolítica.
R. A.- Volviendo a nivel nacional, otro problema grave es la situación en el puerto de Tarragona. ¿Cuáles son las causas y cómo está afectando al sector de los piensos?
M. M.- Hablando con nuestros compañeros de Cataluña, nos cuentan que la situación es muy preocupante, no sólo por la ralentización en la descarga de buques, sino que también la posterior carga a camiones se está haciendo a la mitad del ritmo habitual. Los portuarios quieren seguir manteniendo una serie de privilegios inadmisibles que las Autoridades Comunitarias han prohibido y con su actitud, aparte del incremento de costes al consumidor, pueden provocar un desabastecimiento de materias primas. Las empresas estibadoras están atadas de pies y manos, porque les están ofreciendo subidas de sueldo significativas, superiores a las de otros sectores, pero lo que quieren es seguir manteniendo privilegios que tenían, como transmitir el empleo de padres a hijos, algo que no permite la legislación actual.
R. A.- ¿Qué reclamaciones harían a la Administración para mejorar la situación?
M. M.- La industria agroalimentaria española es ejemplar y las diferentes administraciones en el uso de sus competencias deberían tener mano dura con los portuarios y no permitir actitudes que pongan en peligro el abastecimiento de materias primas. Es fundamental que se priorice la descarga de materias primas y no como está sucediendo hasta ahora.
R. A.- ¿En España contamos con buenas infraestructuras logísticas?
M. M.- Desde mi punto de vista no, ya que todo está basado en el transporte de mercancías por carretera, es decir por camión. Se empiezan a desarrollar plataformas logísticas, pero habría que revertir la situación de abandono que tiene el transporte de mercancías por ferrocarril y como país deberíamos hacer una apuesta decidida y estructural por él. De esta forma no dependeríamos solamente del camión, porque, como recordamos, en la última huelga de transporte tuvieron que entrar camiones escoltados en las fábricas de piensos y en las fábricas de harina. Esto no se puede volver a repetir, ni por parte de los transportistas llegar a ese límite de provocar un desabastecimiento de alimentación animal o humana.
R. A.- ¿Qué papel tienen sus asociados como vertebradores del tejido económico del medio rural?
M. M.- Los socios de ACCOE mueven el 65% del volumen de cereales que producimos en nuestro país. La mayoría de los centros de trabajo y almacenes de nuestros asociados están en el medio rural, en poblaciones de menos de 5.000 habitantes, generando miles de puestos de trabajo directos e indirectos, fijando población en la España vacía y dando un servicio fundamental a nuestros agricultores y ganaderos.
Más del 90% de nuestros asociados compran directamente al agricultor y sus ventas se realizan en el mercado nacional. En definitiva, somos el eslabón de la cadena agroalimentaria que estamos en contacto directo con el agricultor posicionando las mercancías en tiempo y volumen necesarios para la industria. Nuestra labor es fundamental para que tengamos un consumo a precios adecuados y con una calidad altísima. La prueba de ello es que tenemos sectores como el porcino que exportan a prácticamente todo el mundo.
R. A.- ¿Cree que se conoce la labor de su sector? ¿Qué haría falta para ponerlo en valor?
M. M.- Cada vez es más conocida y valorada la labor que desarrollamos, aunque queda mucho camino por recorrer. Es cierto que desde el inicio de la pandemia los programas especializados de los medios de comunicación tienen audiencias más elevadas y esto es un síntoma muy positivo respecto a la valoración de nuestro sector. Es importante que la población urbana conozca la realidad del mundo rural, y reconozca el esfuerzo que realizan agricultores y ganaderos y la labor que realizamos los comerciantes por abastecer a la cadena, a las fábricas de pienso, de harinas, malterías, etc. Es cierto que cada vez existe un interés mayor por nuestro sector, y la prueba es la serie de entrevistas que estamos realizando en medios especializados y generalistas.
R. A.- A nivel medioambiental, ¿existe preocupación acerca de cómo adaptar los cultivos al cambio climático?
M. M.- El cambio climático es un hecho real y que ya tenemos aquí: la pluviometría es cada vez más escasa y las temperaturas medias están en ascenso.
Debemos modernizar nuestros regadíos e invertir en nuevas superficies regables, así como un uso eficiente de nuestros recursos hídricos. Así mismo hay que invertir a largo plazo en nuevas variedades que se adapten mejor a las condiciones climáticas cambiantes y que nos proporcionen mayores rendimientos en el cereal. Es un camino largo y difícil, que requiere mucha investigación, especialmente en el caso de las nuevas variedades, y de mucho desarrollo.
Es cierto que ya se está realizando una inversión en regadíos por parte del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, pero consideramos que es insuficiente y que se debería añadir un sobreesfuerzo al esfuerzo que ya se está realizando. Sobre todo porque, desde el 24 de febrero, igual que buscamos menos dependencia del exterior en cuanto a electricidad, gas, petróleo, etc., también deberíamos buscarlo en cuanto a materias primas.
R. A.- En cuanto a seguridad alimentaria, ¿en qué medidas están trabajando para evitar la formación de micotoxinas?
M. M.- Trabajamos de la mano de la administración para su control, con la implementación de APPCC rigurosas. Es más, todas nuestras empresas realizan controles adicionales a los que marca la legislación, especialmente aquellas que trabajan con cereales como el maíz, que es donde más presencia tienen las aflatoxinas. Además, en el caso de los cereales que se destinan al vacuno de leche, que es donde se pueden producir mayores problemas, tuvimos varias reuniones con el Ministerio y se realizan aún más controles por parte de nuestros socios.
R. A.- En cuanto a la PAC, ¿cómo funcionarán las exenciones previstas para estimular la producción de cereales?
M. M.- Da la sensación de que a la administración comunitaria esta crisis le ha pillado con el pie cambiado. Con la nueva PAC y los ecoesquemas, en muchas zonas el agricultor tiene dudas sobre si sembrar o no, porque no tiene claro si le va a resultar rentable, y esto no es posible. Necesitamos más que nunca la producción de cereales y alimentos y hay que incentivar al productor para que lo haga y sea de una manera rentable y sostenible en el tiempo. La nueva PAC tiene que ir encaminada a ayudar a los agricultores europeos y españoles a que produzcan cereales, y este tiene que ser el camino de todas las administraciones.
Hasta ahora, la Unión Europea estaba cómoda con lo que producía y pensaba que era mejor producir un poco menos pero de mayor calidad. Sin embargo, con lo sucedido con la guerra de Ucrania, nos hemos dado cuenta de que lo primero es producir cantidad suficiente para cubrir todas las necesidades de la UE y, una vez que estén cubiertas, luego nos podremos enfocar en otros aspectos de calidad. El mensaje que tienen que lanzar las autoridades a los agricultores europeos es que necesitamos que produzcan de una manera sostenible y rentable.
Esto es fundamental, el primer eslabón tiene que ser rentable y esta es una labor que tenemos que conseguir entre todos. Desde las administraciones se están poniendo en marcha numerosas medidas de apoyo: topar el precio de la electricidad, del gas, medidas para las comunidades de vecinos con caldera de gas comunitaria, los bonos eléctricos y térmicos… mientras que el agricultor no recibe ninguna ayuda. Habría que ayudarles, porque para producir alimentos en general y cereales en concreto tienen que utilizar fertilizantes, sobre todo en cobertera, que requieren nitrógeno, un derivado prácticamente 100% del gas que es fundamental para el desarrollo del cultivo y que está completamente disparado: cuesta hasta cuatro veces lo que venía siendo habitual. Considero que esto debería ser una reivindicación no solo de ACCOE sino de todas las OPAs.
R. A.- Para finalizar, ¿cuáles son los retos que tiene ACCOE de cara a los próximos meses?
M. M.- Seguir ayudando y dando servicio a nuestros asociados, estar vigilantes para que se legisle de manera equitativa para todas las empresas del sector y que las administraciones no subvencionen el comercio de cereal de manera indirecta a las entidades asociativas. No puede ser que unos operadores respecto a otros tengan una serie de ventajas por la forma jurídica en que están constituidos.
Es una reivindicación que hacemos tanto al Ministerio como a las administraciones autonómicas porque existe diferencia entre el sector privado y las entidades asociativas, es decir, las cooperativas. Un joven puede percibir más dinero por pertenecer a una entidad asociativa prioritaria, pero luego está obligado a comercializar o a comprar con esa entidad asociativa. Pensamos que debería poder elegir la estructura de comercialización que considere más eficiente. Y hasta ahora en nuestro país se ha demostrado que la estructura de comercialización más eficiente es la privada, mientras que en los últimos años se han producido varios casos de cooperativas que han entrado en concurso de acreedores y/o quebrado.
Por eso, a la administración le pedimos respeto y neutralidad: que no intente desequilibrar la situación que tenemos en España y que funciona muy bien.
El propio Ministerio elaboró en su día una encuesta sobre los márgenes que tenían los diferentes eslabones de la cadena agroalimentaria de los distintos sectores y uno de los más eficientes y competitivos era el nuestro, con márgenes reducidísimos, muchas veces por debajo del 1%. La propia administración sabe que contamos con una estructura de comercialización muy eficiente, porque tiene los datos.
Por otro lado, tenemos otro problema estructural (que en esta ocasión depende del Ministerio de Hacienda) y es que en el régimen especial agrario al agricultor le estamos pagando un 12% de IVA, y ese mismo producto cuando lo vendemos a nuestros clientes (fábricas de pienso, de harinas, malterías…) le ponemos un 4% de IVA. Por tanto, estamos soportando estructuralmente un 8% de forma permanente. En cualquier otro sector, si compro un producto con un porcentaje de IVA, lo vendo al mismo.
En definitiva, nuestro reto seguirá siendo la defensa de un eslabón fundamental de la cadena agroalimentaria que ha sabido adaptarse de manera eficiente a los permanentes cambios de los mercados nacionales y mundiales.