Joao Tomé Carneiro - Investigador en IMDEA-Alimentación. Alfredo Martinez - Catedrático de Nutrición e investigador en IMDEA-Alimentación. Francesco Visioli - Investigador en IMDEA-Alimentación y Profesor en la Universidad de Padua (Italia). Patricia López Legarrea - Tecnóloga de Alimentos en GB
Los sistemas de perfilado nutricional (NPS, por sus siglas en inglés) y las etiquetas nutricionales frontales (FOPNL, por sus siglas en inglés) subyacentes vienen siendo desarrollados para abordar el aumento de las tasas de obesidad y enfermedades no transmisibles relacionadas con la dieta en los países occidentales y otras regiones planetarias, y ofrecer información nutricional protocolizada al consumidor.
El Profesor F. Visioli de la Universidad de Padua enfatiza que estos sistemas son herramientas cruciales para guiar elecciones alimenticias más saludables, dar soporte a políticas de salud pública, motivar la reformulación de productos por parte de industria de la alimentación, estandarizar el etiquetado nutricional, monitorear los hábitos dietéticos de la población y desarrollar estrategias de nutrición personalizada de precisión. Este investigador indica que los NPS abarcan múltiples dominios, ayudando a desarrollar guías dietéticas y a los consumidores a comparar opciones de alimentos, definiendo reclamos de marketing, regulando la publicidad dirigida a niños, estructurando programas de asistencia alimentaria y creando conciencia sobre la sostenibilidad, entre otros.
Esencialmente, los NPS son instrumentos que evalúan y calculan el valor nutricional de los alimentos, según la opinión de J. Tomé Carneiro, investigador en IMDEA-Alimentación. Los alimentos ricos en nutrientes como fibra, vitaminas (A, C, D, E), minerales (calcio, hierro, potasio), ácidos grasos omega-3 y proteínas de calidad suelen recibir una mejor calificación. Por otro lado, los productos con altos niveles de ingredientes poco saludables, como azúcares añadidos, sodio, grasas saturadas y trans, son penalizados. Ejemplos de NPS incluyen el Nutri-Score en varios países europeos, el Health Star Rating en Australia/Nueva Zelanda, las etiquetas de semáforo en el Reino Unido, el NutrInform Battery en Italia, los sistemas de advertencia STOP en Chile/México, el Food Compass en EE. UU., y diversos sistemas globales propuestos por la FDA, OMS, FAO y PAHO, o el recientemente creado Comité Europeo de Agricultura y Alimentación, entre otros.
En este contexto, organismos públicos, centros tecnológicos, academia, investigadores e instituciones de consumo y salud, entre otros, han contribuido al desarrollo de varios modelos de NPS, que varían en sus algoritmos específicos y métodos de calificación, a nivel mundial. Sin embargo, los NPS están sufriendo críticas relacionadas con la dificultad de interpretación, validez y consistencia. Las investigaciones en curso buscan mejorar los NPS mediante algoritmos perfeccionados, proporcionar su validación basada en resultados de salud objetivos y considerando otros factores como el grado de procesamiento. Actualmente se busca integrar la evaluación del valor nutricional de los alimentos, a través de los NPS, con el impacto ambiental asociado, ya que pueden contribuir, por ejemplo, a explicar la generación de emisiones de gases de efecto invernadero y a un aumento significativo en el uso de los recursos hídricos y energéticos, entre otros.

Para promover dietas sostenibles y saludables es esencial guiar la reformulación de productos por parte de la industria alimentaria a través de los NPS, según corrobora la experta tecnóloga de Alimentación Patricia López Legarrea. Promovida por la OMS, la reformulación incluye la adición de granos enteros, nueces, semillas, vegetales, legumbres, frutas, vitaminas y minerales, o la reducción de ingredientes o nutrientes perjudiciales en exceso como la sal o el azúcar. Empresas como Nestlé, Kraft, GB, y otras, han desarrollado sus propios NPS para uso interno, y el interés está evolucionando hacia cadenas de distribución como Mercadona, Eroski, Carrefour, Alcampo, entre otras, donde la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ) y la Fundación Española de la Nutrición (FEN) pueden ejercer labores de monitorización y coordinación.
En definitiva, aunque hay margen para mejora, la adopción generalizada de NPS, alineada con criterios científicos transparentes, percutirá un impacto positivo en la salud pública al dirigir tanto la demanda del consumidor como la oferta de la industria alimentaria hacia opciones más saludables y contribuir al desarrollo de alimentos más personalizados, como menciona el catedrático de Nutrición e investigador en IMDEA- Alimentación Alfredo Martínez.
Asimismo, nuevas iniciativas están siendo requeridas por el consumidor y la sociedad para promover el progreso de NPS universales, que se ajusten a estas demandas favoreciendo el conocimiento acerca del valor nutritivo de los alimentos de manera eficaz y contribuyendo al diseño y desarrollo de unos alimentos de precisión orientados a la salud de los consumidores; las cuales deben contar con la participación de organismos públicos, universidades, centros de investigación e industrias del sector.