Un mes después de que estallara el escándalo de los huevos contaminados con el insecticida fipronil, tanto los Gobiernos como las organizaciones agrarias han realizado una primera estimación de las pérdidas que va causar de forma directa e indirecta su uso en la industria. Los primeros estudios efectuados en Páises Bajos y Bélgica, los dos países más afectados, suman ya más de 160 millones de euros.

En los Países Bajos, los comerciantes y agricultores estiman que la crisis provocará unas pérdida al sector de 150 millones, con la paralización de 200 granjas y la destrucción del producto. En cuanto a Bélgica, solo en la región flamenca, se cifra que se han perdido en torno a 10 millones de euros.

El caso de la contaminación de huevos por el uso de fipronil saltó el pasado 1 de agosto cuando el Servicio holandés de Seguridad Alimentaria aconsejó a la población que no consumiera huevos hasta nueva orden para evitar posibles intoxicaciones por el uso de este pesticida prohibido en el país. La restricción del uso del pesticida neonicotinoide Fipronil, un insecticida usado como plaguicida y, en los animales, utilizado para combatir las pulgas, los piojos, las garrapatas, las cucarachas y los ácaros, fue acordada por los países de la UE en 2013, limitándose su uso al tratamiento de semillas utilizadas en invernaderos, así como a semillas de puerro, cebollas y chalotas para ser sembradas en campos.

Días más tarde, el ministerio de Agricultura francés informaba de la existencia de trece lotes de huevos contaminados con fipronil procedentes de Holanda. Una crisis a la que se sumaron posteriormente Suiza, Suecia, Reino Unido, Francia, Dinamarca, Luxemburgo, Italia, Rumanía, Austria, Polonia, Irlanda, Eslovaquia y Eslovenia. En el sistema de alerta también apareció Hong Kong, donde se exportaron huevos contaminados desde Europa.

En España, el 12 de agosto, el Departamento de Salud del Gobierno Vasco inmovilizó en Bizkaia una partida de unas 22.000 unidades de huevo líquido pasteurizado contaminado con fipronil procedente de Francia. La partida había sido enviada a una empresa vizcáina para elaborar productos que entrarían en las cadenas de distribución alimentaria. Posteriormente, el 18 de agosto, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) ordenó la retirada en Cataluña de una partida de 50 kilos de huevos en polvo contaminados con fipronil procedentes de los Países Bajos que todavía no habían sido comercializados.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el fipronil es un insecticida "moderadamente" peligroso para el ser humano, aunque es muy complicado acabar contaminado debido a su ingesta. Además para desarrollar problemas de salud en humanos se deben ingerir en torno a cien miligramos de la sustancia por kilo, algo equivalente a comerse cien huevos adulterados.

Recientemente, la ministra de Sanidad holandesa en funciones, Edith Schippers, ha informado de que la empresa Chickenfriend, origen de la crisis y con dos de sus dirgentes detenidos, no solo había usado fipronil en las granjas neerlandesas sino también amitraz, otras sustancia tóxica prohibida en animales que puede "causas efectos en el sistema nervioso central". El amistraz es una sustancia "tóxica moderada", según ha advertido la ministra, que se descompone rápidamente en el cuerpo después de la admisión. Además, ha asegurado que, "el riesgo para la salud pública tras el uso de este tóxico aún no está claro".

El amitraz es una sustancia que se utiliza contra insectos y ácaros y solo está autorizada como parte de un medicamento veterinario para cerdos y ganado, nunca en aves de corral.

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