Carmen Redondo Borge, directora de Relaciones Institucionales de Hispacoop

Carmen Redondo Borge: "La sostenibilidad alimentaria no debe ser un lujo, sino una opción accesible para todas las personas"

HISPACOOP

2 de febrero, 2025

Un sistema alimentario sostenible exige compromiso y transparencia en cada eslabón de la cadena alimentaria



Carmen Redondo Borge

Directora de Relaciones Institucionales de la Confederación Española de Cooperativas de Consumidores y Usuarios (HISPACOOP)


La sostenibilidad alimentaria se ha convertido en un desafío crucial que requiere la implicación de toda la sociedad. A pesar del creciente interés de las personas consumidoras por integrar criterios sostenibles en sus decisiones de compra, persisten importantes barreras como la falta de información, la percepción de precios elevados y la desconfianza en el etiquetado. Estas conclusiones, recogidas en el reciente estudio de HISPACOOP «Percepción de la alimentación sostenible por parte de las personas consumidoras», reflejan una realidad que necesita ser abordada de forma urgente y coordinada, fomentando un sistema alimentario más accesible, equitativo y responsable.

La sostenibilidad alimentaria está ganando relevancia en el discurso público, pero sigue siendo desigual. El 85,5 % de las personas encuestadas ha oído hablar de alimentos sostenibles, pero solo una de cada cuatro se siente bien informada sobre ellos. Este dato refleja que, aunque existe interés, la educación y la información siguen siendo áreas pendientes. Sin un conocimiento claro, las decisiones de compra seguirán guiándose por percepciones superficiales y, en muchos casos, erróneas. Si queremos que la sostenibilidad alimentaria sea accesible para todos y exigir compromiso y transparencia en toda la cadena alimentaria, es fundamental implementar campañas educativas accesibles que expliquen no solo los beneficios ambientales, sino también los sociales y económicos de los alimentos sostenibles.

 

"La sostenibilidad alimentaria no debe quedarse en un eslogan; requiere transparencia, educación y accesibilidad para que sea una elección real para todas las personas consumidoras".

 

Un factor que se repite constantemente es el precio. Casi el 86 % de las personas encuestadas percibe los productos sostenibles como más caros. Para muchas familias, especialmente aquellas con dificultades económicas, este sobrecoste es un impedimento real y constituye un obstáculo significativo para su adquisición. Si no abordamos esta desigualdad, la sostenibilidad seguirá siendo un privilegio para unos pocos. Implementar medidas como incentivos fiscales, descuentos en productos sostenibles, promoción de mercados locales, y dietas tradicionales son estrategias claves para facilitar el acceso a una alimentación responsable y sostenible, haciéndola viable para todos los hogares.

 

"Si la sostenibilidad no es asequible, nunca será verdaderamente sostenible".

 

La confianza en las etiquetas constituye una deuda pendiente. Solo un tercio de las personas confía en las declaraciones de sostenibilidad de los productos que consume. Esto no es solo una cuestión de percepción, sino de una realidad que debemos afrontar: la falta de regulación estandarizada y la persistencia del greenwashing. Es urgente establecer un marco normativo claro que garantice la veracidad de las afirmaciones y ofrezca a las personas consumidoras la seguridad de que están tomando decisiones informadas.

 

"El greenwashing no solo engaña, también erosiona la confianza de las personas consumidoras y dificulta el cambio necesario hacia un modelo más sostenible".

 

La alimentación sostenible no es solo una cuestión ambiental; es una oportunidad para transformar nuestra forma de producir y consumir los alimentos, promoviendo un modelo más justo, equitativo y saludable. Pero esta transición no puede recaer únicamente sobre las personas consumidoras. Necesitamos un compromiso firme por parte de todos los eslabones de la cadena alimentaria, con el respaldo de políticas públicas robustas, para implementar cambios efectivos, generar incentivos y garantizar que los alimentos sostenibles sean accesibles, asequibles y confiables.

Considerando todos los esfuerzos realizados, no podemos seguir ignorando las barreras identificadas. Ahora es el momento de actuar con responsabilidad y colaboración para construir un sistema alimentario que funcione para todas las personas y para el planeta. La sostenibilidad no es un lujo, es una necesidad compartida.


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