Los motores con tecnología de rotor magnético radial rentabilizan hasta la última frigoría en instalaciones de refrigeración industrial
17 de enero, 2014
Extracto del artículo publicado en Revista Alimentaria nº 449. Autor: José Ángel Martínez
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Extracto del artículo publicado en Revista Alimentaria nº 449. Autor: José Ángel Martínez
Si tenemos que hablar de un sector dinámico y competitivo, sin lugar a dudas, enseguida nos viene a la mente el sector alimentario. Dichas características son impulsadas por una demanda cada vez más exigente, que obliga a alcanzar precios ajustados del producto pero manteniendo a su vez unos estándares de calidad elevados. Estos condicionantes generan una competencia agresiva en todos los órdenes, obligando a muchas empresas a replantearse constantemente sus estrategias de inversión en todos los ámbitos, desde la producción a la logística.
En línea con lo indicado, la apuesta de muchas empresas es la racionalización de sus costes de producción, entre los que cabe destacar, por su gran impacto, la factura por consumo de energía. Tal es así que actualmente gran cantidad de empresas cuentan con gestores específicos para este apartado, ya sea en sus propias plantillas o a través de auditores externos. Realizando un análisis a fondo del consumo energético del sector, destacan particularmente los índices alcanzados por las empresas dedicadas a la producción de congelados, productos cárnicos, lácteos o bebidas entre otros, es decir, aquellas donde la participación del factor frío tiene un peso determinante. De todas estas especializaciones es de destacar el consumo eléctrico en el sector de congelación y conservas de pescado y marisco. Una instalación de refrigeración industrial típica implica un consumo de energía intensivo con potencias situadas entre 3Mw y 10Mw. Las instalaciones son diseñadas en función de la temperatura en el exterior, principalmente para los periodos más calurosos. Fuera de estos períodos la instalación está por tanto muy sobredimensionada, lo cual se traduce en una reducción de la eficiencia y sobrecostes innecesarios.
En este sector, que se encuentra entre los cinco más pujantes de la industria alimentaria en España, el consumo eléctrico llega a representar hasta un 75% del consumo energético total. Pues bien, de esta importante factura el consumo destinado a la producción de frio industrial representa una media de un 60%. Los valores de consumo de energía eléctrica por tonelada de producto acabado oscilan entre 223,5-2.557,9 kWh/Tm, siendo el promedio de 828,2 kWh/Tm para producto acabado y 657,5 kWh/Tm para la materia prima. Estos ratios están entre los más elevados de la industria alimentaria.
Las técnicas tradicionales
En una instalación de producción de frio industrial, existen dos fuentes importantes de ahorro de energía: los motores del compresor y los de las bombas de agua helada. Muchas instalaciones están...
Artículo completo en Revista Alimentaria nº 449
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