Revista Alimentaria.- ¿Cuándo y con qué objetivos nace la Fundación Global Nature?
Eduardo de Miguel.- La Fundación nace en 1993, aunque era previamente una asociación que surgió en 1989, y nuestro principal objetivo es la recuperación de ecosistemas, principalmente humedales y hábitats esteparios, y también bosque mediterráneo y dehesas. Trabajar en España en la conservación de humedales es trabajar con la agricultura: España es la joya de la corona de la biodiversidad de Europa, y la mayor parte de nuestra biodiversidad se conserva gracias a los sistemas agrarios tradicionales que todavía tenemos. Osos pardos, águilas reales, etc. hay en otros países de Europa, en Norteamérica… pero las aves esteparias dependen directamente de nuestros cultivos herbáceos, solamente quedan en España, porque tenemos todavía unos sistemas muy tradicionales.
Desde hace unos 10-15 años empezamos a trabajar más con el sector agrario, porque nos parece fundamental. En España solo un 3% del territorio está inalterado, el resto está o pastoreado o cultivado, con lo cual debemos trabajar con los agentes agrarios, con los agentes rurales, para conservar esa biodiversidad. La mitad de nuestro trabajo se dedica a mantener esta agricultura sostenible, a potenciarla y hacerla rentable comercialmente, pero también trabajamos con los sectores intensivos, para mejorar su impacto sobre la conservación de nuestros recursos (agua, suelos, etc.).
Actualmente nuestro equipo está integrado por 37 personas, además de asesores externos.
R. A.- ¿Quién puede asociarse a la Fundación?
E. de M.- No somos una asociación, así que no podemos tener socios. Somos una Fundación, regida por un patronato que está integrado por naturalistas de reconocido prestigio que hacen un trabajo altruista. Lo que sí tenemos son colaboradores, personas que hacen voluntariado, y diferentes convenios con centros de investigación, ayuntamientos, comunidades autónomas… Respecto a estas últimas, mantenemos acuerdos con Castilla-La Mancha, Castilla y León y Comunidad Valenciana: con ellas tenemos una relación más directa, aunque también desarrollamos o hemos desarrollado proyectos con Navarra, Extremadura, Murcia, Canarias, Andalucía, Aragón, etc. En Madrid también hemos realizado alguna colaboración con el IMIDRA, como fue el caso del proyecto LeñoSost, sobre la implantación de cubiertas vegetales en cultivos leñosos.
A nivel nacional también estamos presentes en la Red Rural Nacional, el Foro de Acción Rural, las asociaciones para la conservación de la Blanca Cacereña, la Avileña-Negra Ibérica, etc.
Con los agricultores impulsamos convenios que llamamos de custodia del terreno, en los cuales colaboramos de forma mutua.
Colaboramos con otras fundaciones, sobre todo de conservación de la biodiversidad, por ejemplo SEO Birdlife, y también con organizaciones de productores como UPA, asociaciones de agricultores de los municipios donde tenemos convenio, sobre todo en La Mancha, como pueden ser Lillo, Tembleque, Villafranca de los Caballeros, Madridejos… Allí tenemos convenios con los propios ayuntamientos y hacemos de agentes de desarrollo local, les orientamos para conseguir ayudas, etc.
En la zona de Valencia, como trabajamos en todos los humedales costeros, tenemos proyectos en Peñíscola, Sagunto, Albufera, Oliva… Tenemos convenios con agricultores y ganaderos, y por ejemplo estamos consiguiendo meter ganado en los humedales, algo que no estaba bien visto por los técnicos ambientales, pero que ahora han comprobado que ofrece ventajas porque los animales abren los humedales, consumen los carrizos, reciclan la materia orgánica, hay más insectos y por tanto más aves insectívoras, etc. Además, estamos dando pastos gratis a los ganaderos del entorno, y estamos segando los carrizales con máquina anfibia propia, los picamos y compostamos y se los damos a los agricultores para que fertilicen sus terrenos con materia orgánica de forma gratuita.
En cada sitio impulsamos proyectos distintos en función de las necesidades.
R. A.- ¿Con quiénes colaboran a nivel internacional?
E. de M.- Participamos en muchos proyectos de cooperación internacional, sobre todo en conservación de humedales y tratamiento de aguas con filtros verdes: en el caso de África hemos trabajado en Mozambique y Senegal; en Asia, en Filipinas y Sri Lanka; en Latinoamérica, en República Dominicana, Colombia, Paraguay, México, Guatemala… Lo hacemos a través de las redes internacionales a las que pertenecemos, como la red mundial Wetlands International, la más importante en cuanto a conservación de humedales, o Living Lakes, de la cual somos socios fundadores y ahora vamos a crear la red europea también. Tenemos cerca de 100 colaboradores en los cinco continentes y a través de esta red surgen muchos proyectos de cooperación, financiados por la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID), por donantes privados, empresas, etc.
En la parte agro, somos socios de Sustainable Agriculture Network, una red a nivel mundial que trabaja en sostenibilidad agraria con la que estamos trabajando en diferentes proyectos.
R. A.- Respecto a la agricultura y alimentación, ¿cómo trabajan para avanzar hacia unos sistemas de producción más sostenibles?
E. de M.- Trabajamos a diferente escala: por una parte, a escala de explotación, con los agricultores. Tenemos una red de custodia del territorio, es decir, de acuerdos con agricultores, sobre todo tradicionales (cultivos de secano, de cereal…), que alcanza unas 24.000 hectáreas y más de 400 agricultores, sobre todo en Castilla-La Mancha.
Ahora vamos a firmar también convenios de custodia del territorio con agricultores de la Comunidad de Bardenas Reales, en Navarra, en el marco del proyecto LIFE Farming Bardenas.
Estamos intentando conservar estos sistemas de cultivo de cereal en rotación con barbecho y con leguminosas, que es lo que los hace valiosos y únicos en Europa, pero a la vez intentando conseguir una rentabilidad que los mantenga en el mercado. Por ello, estamos trabajando con agentes para impulsar la comercialización diferenciada de legumbres, logrando el doble de precio de lo que se les paga habitualmente, sobre todo agricultores ecológicos; estamos abriendo mercado en Alemania, a pequeña escala, ayudando a vender 100 toneladas de legumbres de La Mancha en las zonas que son claves para las aves esteparias. Estamos intentando incluir en las medidas compensatorias de todo el parque de renovables que se está haciendo en estas zonas, ayudas directas para los agricultores, con ayudas para generar barbechos, para que les sea rentable. Estamos trabajando con este modelo en Aragón y en Castilla-La Mancha.
En paralelo, también trabajamos con sectores más intensivos. España es una de las grandes economías agrícolas del mundo, la quinta productora ganadera a nivel de exportación de carne, uno de los principales exportadores de productos hortofrutícolas de Europa, el primer olivar del mundo, el primer viñedo y tercer productor de vino del mundo, y hay que trabajar con estos sectores, que están altamente tecnificados, para mejorar su sostenibilidad, no solamente para conservar nuestros recursos (agua, suelo…), sino también para que se mantengan sus mercados. Los importadores exigen cada vez más criterios de sostenibilidad, y a partir de ahí hemos empezado a trabajar con muchos productores, con grandes compañías agroalimentarias, en códigos de aprovisionamiento sostenible y en planes de acción pro-biodiversidad, que es lo que están pidiendo los importadores: quien no se mueva no va a salir en la foto de los mercados del futuro.
Pongo un ejemplo: Si tenemos en cuenta otros mercados europeos, como puede ser Holanda, vemos que de aquí a diez años no van a importar nada que no sea ecológico. En consecuencia, va a haber tanta competencia en el segmento ecológico que serlo ya no va a ser suficiente, sino que deberemos ir un paso más allá y contar con planes de acción pro-biodiversidad. En esta línea, estamos trabajando con Bodegas La Estacada, en Tarancón, que están convirtiendo sus hectáreas en ecológico, y estamos trabajando en esos planes de acción pro-biodiversidad.
R. A.- ¿Cómo son sus colaboraciones con las empresas del sector agroalimentario?
E. de M.- Además del ejemplo que he mencionado de Bodegas La Estacada, estamos trabajando también con Lizard Agro, de la familia Entrecanales, y con Bodegas Entrecanales-Domecq, que son cinco bodegas en diferentes denominaciones de origen. Estamos trabajando asimismo con Borges en códigos de aprovisionamiento sostenible y en planes de acción pro- diversidad. Empezamos en la finca madre que tienen en Lérida, para ir extendiendo la experiencia a otras zonas.
El proyecto más grande que tenemos actualmente es con Nestlé, con la central en Suiza, y Nestlé España. Empezamos con el sector del tomate en la Vega del Guadiana, que se cultiva al aire libre y es la base de muchas recetas. Nos plantearon hasta qué punto podíamos llamar una producción sostenible, y acabamos generando un código de aprovisionamiento sostenible, que hoy en día se ha extendido a muchas de sus verduras. Incluye cerca de 30 criterios de compra y abarca aspectos como la fertilización, el suelo, la biodiversidad, el agua, etc. Nestlé ha relocalizado en parte la compra de verduras y hortalizas de sus productos europeos y sobre todo se ha dotado de criterios de compra que antes no existían. El tomate, que es la hortaliza más emblemática porque va en casi todos los platos, ya solamente se produce en el paralelo que abarca la Vega del Guadiana, el Alentejo portugués, Emilia Romagna y Ucrania. A nosotros nos contrataron para trabajar en toda esta zona, pero con la llegada de otras verduras al programa, hemos tenido que cooperar con otros socios, porque el objetivo de la compañía es trabajar con una veintena de verduras y hortalizas que utilizan.
Es un proyecto que va replicándose año tras año en otras zonas de nuestra geografía, y en otras zonas de Europa.
Nestlé tiene muy claro que los códigos de aprovisionamiento sostenibles son fundamentales y que a las empresas del sector ya no les vale con dar argumentos de sostenibilidad, sino que deben adoptar medidas. La diferencia más importante con otras iniciativas es que es un programa muy ejecutivo. No se trata de evaluar, o tener un listado de buenas prácticas. El 100% del volumen suministrado se evalúa en un periodo máximo de 3 años (a veces en menos) y todos los años se ejecutan medidas en campo para cubrir los puntos débiles detectados. Tras varios años, se puede hablar de kilómetros de setos, de cientos de hectáreas que han adoptado coberturas de suelo, etc. Y para darlas a conocer organiza viajes con líderes de opinión, chefs, periodistas, etc., para que puedan ver in situ cómo trabaja el sector. Estamos hablando de grandes productores que están invirtiendo miles de euros cada año en su terreno y que producen grandes cantidades de tomates, o de otras verduras.
Con Nestlé estamos trabajando además en un proyecto que se llama Radio Lechero, y también con CAPSA, Central Lechera Asturiana. Colaboramos con las explotaciones asociadas a Nestlé para mejorar su sostenibilidad. Se ha logrado una gran eficacia en todo el proceso desde que se ordeña la leche hasta que se envasa el producto, pero a nivel de explotación se puede avanzar mucho en cuestiones como gestión de silos, gestión de purines, o autosuficiencia forrajera, un reto que nos parece fundamental.
La dependencia de la soja y la proteína extranjera es muy grave para Europa, porque dependemos en un 90% de la proteína que importamos sobre todo de América. En el momento en que tengamos una crisis de transporte de contenedores, un conflicto, etc., Europa se queda sin proteína. Por eso hay una estrategia proteica en España y otra en Europa, pero creemos que no avanzan. El gran proyecto sería empezar a independizar nuestra ganadería a través de la recuperación de los cultivos de proteína, y en eso estamos trabajando a diferentes escalas.
R. A.- ¿Qué nos puede contar acerca de las acciones destinadas a la conservación de la biodiversidad?
E. de M.- En paralelo a todo esto, estamos llevando a cabo un proyecto que es el Observatorio Español de la Biodiversidad. A través de nuestros socios franceses, Solagro, que es un grupo muy activo en Toulouse, vimos que en Francia cuentan con el Observatorio de la Biodiversidad Agraria de Francia, una red con 2.000 explotaciones que están mandando constantemente datos e indicadores de biodiversidad, en colaboración con sindicatos agrarios, el Ministerio de Agricultura francés, el INRA, otros centros de investigación, etc. Quieren posicionar la agricultura francesa, que es la más importante de toda Europa, como una agricultura pro-biodiversidad, y esto es muy importante a la hora de conseguir mercados, ayudas del Pacto Verde, la PAC, estrategia De la Granja a la Mesa...
España, que es el país que tiene más biodiversidad asociada a su agricultura, no tenía un observatorio similar (de hecho, prácticamente ningún país lo tiene), así que decidimos que había que crearlo. Conseguimos una ayuda para ello a través de la Fundación Biodiversidad, y ahora contamos con un Observatorio, a menor escala de momento que el de Francia, una pequeña estructura con 40 explotaciones y con una gran demanda de explotaciones que quieren mandar sus datos y colaborar. Es un proyecto de ciencia ciudadana donde nosotros establecemos una serie de indicadores: polinizadores silvestres, no solo la abeja doméstica sino muchas especies más; la diversidad de plantas arvenses, lo que llamamos “malas hierbas”, que muchas veces son indicadores de la biodiversidad de un terreno; las infraestructuras ecológicas que mantiene una explotación: setos, linderos, charcas, muros de piedra… Todos ellos son indicadores sobre los que trabajamos para mejorar la sostenibilidad de la explotación. Esto nos va a servir para ver cómo evoluciona la biodiversidad en función de los cambios agrarios.
Cuando trabajamos con una explotación, lo hacemos a muchos niveles: a escala de conectividad con el paisaje, de recuperar esas infraestructuras ecológicas; por supuesto, intentamos que haya una transformación a cultivo ecológico, y en este sentido trabajamos con quienes están viendo que el futuro va por esta línea; abordamos la cuestión del consumo de agua, de la contaminación de los acuíferos por exceso de nitratos, purines…
Por ejemplo, en el caso del tomate estamos trabajando con cerca de 25 medidas: fraccionamiento de la fertilización, que es muy importante para evitar el lavado y la lixiviación de los fertilizantes; control biológico de plagas, si no eres ecológico al menos trabajar hacia un control integrado; etc. Dependiendo del cultivo, trabajamos en factores muy diversos.
También me gustaría destacar que en cuanto al estudio del cambio climático y la agricultura somos punteros en España. Hemos desarrollado tres proyectos LIFE sobre este tema, de los cuales resalto dos: AgriClimateChange, con cuatro países europeos, para establecer los modelos de disminución de emisiones de gases de efecto invernadero y de consumo energético que hacen las explotaciones más rentables. De ahí surgió AgriAdapt, en el cual se ha desarrollado una herramienta informática para conseguir modelos de adaptación de la agricultura al cambio climático. Ha sido tan exitoso que nos ha contratado la agencia COPERNICUS de la UE, para mejorar su herramienta a través de la nuestra.
R. A.- Tras la pandemia, ¿ha detectado un mayor interés por el cuidado del planeta?
E. de M.- Durante la pandemia hubo empresas que desaparecieron, otras sufrieron una crisis, y solo un 6% experimentaron crecimiento. Pues bien, nosotros fuimos de las que crecieron, recibimos muchas llamadas de empresas para hacer sus planes de biodiversidad, etc.
Las empresas y los consumidores se han dado cuenta de que debemos hacer las cosas de forma diferente. Es verdad que hay una cierta esquizofrenia, ya que hay más gente dispuesta a pagar más por su alimentación y menos en otros productos, pero todavía hay una parte de la sociedad que piensa que los alimentos son caros, que necesitamos carne barata y que no cree que haya que retribuir más a los agricultores por una comida de calidad. Es el debate que estamos viviendo actualmente respecto a las macrogranjas. Es cierto que hay un segmento de la población que tiene necesidades económicas y necesita comida barata, pero hay un sector de la población que sí se puede permitir pagar más por comer mejor, renunciando a otros bienes que quizá no son tan importantes. En otros países europeos, como Alemania, por ejemplo, el modelo es diferente, sin tantas segundas viviendas, dos coches, el móvil de última generación, etc.
R. A.- ¿Cómo valoran las políticas europeas, que cada vez tienen más foco en el medio ambiente: nueva PAC, Pacto Verde, De la Granja a la Mesa…?
E. de M.- Consideramos que son insuficientes, pero creemos que van en beneficio de la agricultura española. España no puede estar investigando cómo producir un 5% más de vino o de aceite por hectárea, porque eso no nos dará la rentabilidad: nos la dará lograr que nos paguen el doble por cada litro.
Incluso los centros de investigación agraria tienen que trabajar en esta línea. Hemos de conseguir mercados que nos paguen más, y lo podemos conseguir porque podemos vender sostenibilidad y biodiversidad, además de calidad, por supuesto, que ya viene dada por nuestro clima, etc. Por ejemplo, en otros países han perdido hasta el 70% de su biomasa de insectos, mientras que en España aún no, y debemos poner en valor esto.
R. A.- ¿Qué hace falta por parte de las administraciones para que la sostenibilidad medioambiental esté de verdad en el centro de todas las políticas?
E. de M.- La sostenibilidad es un barniz, pero en el fondo no se lo creen. Un problema importante es que no se incluyen en las cuentas agrarias los costes ambientales. Volviendo al tema de las macrogranjas, se dice que es una carne barata, pero es realidad es carísima, y estamos pagando nosotros los costes ambientales. Por ejemplo, el 40% de los acuíferos catalanes están contaminados, y eso tiene un coste: estamos pagando entre todos los contribuyentes las multas que pone la UE a España por no cumplir la Directiva Marco del Agua y la de Nitratos. Por tanto, estamos a favor de hacer cumplir el principio “quien contamina paga”, de forma que la agricultura que lo hace mal saldría mucho más cara y no sería competitiva.
Y, al contrario, no estamos pagando a los agricultores los beneficios ambientales. Por ejemplo: estamos pagando 6.000 euros por hectárea incendiada en España en prevención y extinción. Si le pagáramos solamente 60 euros por hectárea a un ganadero que lleva a su ganado a pastar en el monte, que también está haciendo una labor de prevención, serían 60.000 euros de ingreso aparte de su producción ganadera. En cambio, estamos pagando a cuadrillas que van al monte a limpiarlo a mano. Me parece que este modelo sería perfectamente rentable si pagáramos los beneficios ambientales que genera esa agricultura.
Otro ejemplo: ¿Cuánto pagaría la UE por mantener las últimas poblaciones de avutardas? En Tembleque, Toledo, tienen 14.000 hectáreas de Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de la Red Natura 2000, porque tienen una gran población de avutardas, sisones y otras aves esteparias. Gracias al Programa de Desarrollo Rural cobran 208 euros por hectárea. Hablamos de 170 agricultores que están cobrando 3 millones de euros cada año, un pueblo que no llega a 5.000 habitantes, por tener sus avutardas. De hecho, han creado la asociación de agricultores Natura 2000, algo que sería impensable hace unos años. Si en vez de por medidas se paga por indicadores, los agricultores se encargan de adoptar las medidas necesarias para mantener las poblaciones de estos animales, de hablar con nosotros para que les ayudemos a lograrlo, etc.
R. A.- La formación también es fundamental para la Fundación. ¿Qué iniciativas tienen en marcha en este sentido?
E. de M.- Tenemos muchas iniciativas en marcha. Por ejemplo, tenemos convenio con el IRIAF, el Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario Forestal de Castilla-La Mancha, y dentro de los acuerdos que tenemos con los agricultores les preguntamos qué cursos quieren hacer, además de poda del almendro y del pistacho, cursos de agricultura ecológica, de las ayudas de la PAC, etc. También hemos organizado cursos para técnicos de las empresas agroalimentarias.
Y otra parte muy importante es la educación en las escuelas. En este ámbito organizamos exposiciones itinerantes, charlas, concursos…