^{Juan Manuel García de Lomas Mier,
Director gerente del Centro Tecnológico de Acuicultura, CTAQUA.}

Daniel Benetti, profesor de acuicultura de la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas y Atmosféricas (Miami, EE.UU.), y uno de los mayores expertos del mundo en acuicultura sostenible, afirma que “la acuicultura es uno de esos extraños casos en el mundo en el que la sostenibilidad va de la mano de una mayor rentabilidad económica”.

Es importante esta primera reflexión, ya que se trata de dos elementos fundamentales sobre los que tiene que asentarse el desarrollo de la acuicultura. Por un lado, tiene encomendada la misión de proveer de alimentos sanos y saludables a la población bajo un crecimiento sostenible, que pueda mantenerse en el tiempo y no comprometa los recursos naturales actualmente disponibles.

Por otro lado, debe ser una actividad rentable, generadora de riqueza y puestos de trabajo, y con capacidad de consolidarse como sector productivo estratégico en muchas regiones en Europa. Este objetivo sólo se alcanza bajo esa premisa de rentabilidad.

Y todo esto dentro de un mercado global, lo que introduce una nueva variable: la competitividad. Estamos en una economía de mercado y sólo sobrevive el que es competitivo. Pues bien, los grandes retos de la acuicultura se centran en conseguir que el sector sea sostenible, rentable y competitivo.

En CTAQUA estamos convencidos de que la mejor alternativa para alcanzar estos objetivos se basa en incrementar la Investigación aplicada, el Desarrollo tecnológico y la innovación. Trabajamos con empresas y otros centros de investigación con el objetivo de eliminar las limitaciones actuales y predecir las futuras que impidan alcanzar estas metas.

La automatización de procesos e instalaciones, la búsqueda de materias primas alternativas en la nutrición acuícola y la sanidad animal, son indudablemente aspectos prioritarios en este trabajo.

Pero también hay aspectos no tecnológicos que se plantean como retos importantes, y donde la comunicación a la sociedad de lo que es la actividad acuícola y cómo se desarrolla es una misión fundamental. Si la sociedad conociera las garantías de calidad y salubridad del proceso productivo, y la calidad nutricional y organoléptica del producto final, seguro que esa imagen se tornaba y ocuparía el lugar que realmente merece.

También es un desafío hacer que estos productos se adapten a los requerimientos actuales de los consumidores, haciéndolos más accesibles mediante el transformado y el envasado, alargando su vida útil, facilitando su preparación, y conservando todas las cualidades nutritivas y atractivas al paladar. Desde CTAQUA estamos acompañando a varias empresas en esta búsqueda de nuevos productos transformados, culminando este proceso con el aprovechamiento de los subproductos generados a través de la elaboración de nuevas presentaciones que contribuyen al objetivo de residuo 0.

Y no podemos olvidarnos del cambio climático y de que la actividad acuícola va a ser una de las grandes afectadas. Por ello es importante potenciar la denominada eco innovación, buscando alternativas de producción menos consuntivas (sistemas de recirculación) que aprovechen al 100% los nutrientes (sistemas multitróficos) y que amortigüen su incidencia en el entorno (acuicultura offshore o de altamar).

La acuicultura conforma un pilar básico en la estrategia de la Unión Europea, denominada “De la granja a la mesa”, que asegura el suministro de productos sanos, sabrosos y saludables, con un proceso productivo libre de medicamentos (antibiótico 0), generador de una actividad económica sólida y proveedor de puestos de trabajo estables y duraderos.

En definitiva, la actividad debe continuar creciendo al ritmo que se exige para cubrir las necesidades alimenticias de la población, estimadas entre 30 y 40 millones de toneladas extras de aquí a 2030. En CTAQUA estamos preparados para acompañar a las empresas en este ilusionante compromiso.