Rafael Juan: "¿Queremos un sector agroalimentario competitivo?"
FEDACOVA
9 de julio, 2023
La hiperregulación del sector obliga a acometer reformas o transformar los procesos productivos encareciendo los costes de producción
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Rafael Juan
Presidente de FEDACOVA
En los últimos años hemos atravesado toda una serie de situaciones que han sacudido nuestro mundo. Una pandemia, y sus consecuencias, la guerra, paros en el transporte, escasez de materias primas, subidas en los costes energéticos… Muchos de estos acontecimientos se entrelazan en el tiempo o tienen causas o consecuencias compartidas.
Como es de esperar, ante esta coyuntura, la sociedad y la economía se han resentido. Muy pocos sectores, por no decir ninguno, se han librado de los efectos que estos hechos han provocado. La industria agroalimentaria no ha sido una excepción.
Aun así, nuestro sector ha seguido apostando por la innovación, la sostenibilidad, la calidad y la seguridad alimentaria. Somos un sector estratégico de la economía nacional y de la autonómica. En la Comunidad Valenciana nuestro colectivo emplea a 104.013 personas, genera 10.112 millones de euros y aporta en torno al 12 % del PIB de la región. En los peores momentos de la pandemia hemos garantizado el abastecimiento para toda la ciudadanía, no dejamos de producir ni de llevar los alimentos a los hogares. El buen hacer de este sector ha permitido que la población apenas se viera afectada en temas de acceso a los alimentos, por paros en el transporte o cuando se han dado picos de acaparamiento de un producto.
La realidad es que venimos de unos años en los que hemos mantenido el tipo, pero no hemos estado exentos de dificultades. A las consecuencias derivadas de la COVID-19 hemos sumado el encarecimiento de los costes de la energía, logísticos y de materias primas. La guerra de Ucrania y la crisis de Argelia han agravado estos problemas. Y en la última etapa, la inflación.
Como explicó recientemente el experto José Antonio Latre en la ponencia que desarrolló en el marco de la Asamblea General de Fedacova, el incremento del IPC Alimentario es un fenómeno generalizado en toda Europa y España, está por debajo tanto de la media de la Euro-27 como de la EU-20. También apuntó que todos los hechos anteriormente mencionados (los costes energéticos, las materias primas, la subida de los precios industriales, ...) han originado esta crisis inflacionaria que sigue presionando. Pero analizando los índices de precio de la cadena, se observa cómo los diferentes eslabones han contenido la subida de costes en sus márgenes.
Se ha acusado a nuestro sector de encontrar ganancia en este río revuelto. Lo cierto es que, a poco que alguien quiera investigar sobre las causas de la inflación alimentaria, se llega a la conclusión de que no es así. Expertos como Latre ilustran con claridad que, al contrario de lo que se nos acusa, los actores de la cadena alimentaria están haciendo un gran esfuerzo para no repercutir sus costes en el consumidor. Según el Ministerio de Economía, los costes importados explican el 95 % del incremento del precio de los alimentos. Son datos públicos y de los que no hay sospecha de segundos intereses.
En este escenario, no ayuda la hiperregulación del sector que obliga a acometer reformas o transformar los procesos productivos encareciendo los costes de producción. Emana de Europa un entorno regulatorio excesivo y poco facilitador. Necesitamos que en las instituciones europeas se defiendan los intereses de nuestro sector, que se visibilice la realidad que atravesamos y el gran trabajo que se viene desarrollando en él.
Y apremia que nuestros gobiernos se alineen con la industria y favorezcan que se pueda seguir garantizando la calidad y seguridad de los productos, y continuar ofreciendo valor añadido a través de la sostenibilidad medioambiental, económica y social.
Por recordar un hecho que ya conocerán, pero que vale la pena recordar para plantearnos si ahora mismo nuestra Administración navega en nuestro mismo barco, España es el único país de la Unión Europea que aplica el impuesto al plástico, pues el resto de los países han retrasado la entrada en vigor de estas cargas impositivas.
Va siendo hora de entender que apostar por la competitividad de nuestro sector es hacerlo por el futuro de nuestro país y solo trabajando juntos puede alcanzarse esta meta.
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