^{Roberto Alonso, secretario general de ANFACO-CECOPESCA}

El pasado 18 de julio en su discurso como candidata a presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen presentaba una serie de orientaciones políticas para el periodo 2024-2029, marcado por una reflexión y revisión estratégica de varios aspectos, entre los que se encontraba un pilar llamado “mantener nuestra calidad de vida: seguridad alimentaria, agua y naturaleza”. Dicho documento indica que Europa depende de un suministro seguro y asequible de alimentos locales y de calidad, presentando como novedad la convocatoria de un diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura, cuyo informe fue finalmente presentado el pasado 4 de septiembre, y de cuyas recomendaciones se diseñará una nueva visión para la agricultura y alimentación en Europa que examine como garantizar la competitividad y la sostenibilidad a largo plazo del sector agrario y alimentario.

Si bien resulta un ejercicio positivo de colaboración público-privada para la cadena agroalimentaria, desde ANFACO-CECOPESCA, como organización representativa de la industria transformadora de pescados y mariscos en España, llamamos la atención sobre la ausencia del sector pesquero y acuícola en dicha nueva visión. Y es que la pregunta no es si deberíamos estar, sino por qué no estamos. En términos socioeconómicos, de acuerdo con la última edición del informe económico de la industria transformadora de pescado de la UE [¹], la industria transformadora de productos del mar de la UE, socia natural de los pescadores y acuicultores, generó un volumen de negocio de 29.400 millones de € y empleó a más de 111.000 personas en las 3.200 empresas dedicadas a la transformación de pescado como actividad principal. España tiene el mayor número de empresas (18 % del total), la mayor cuota de facturación (26 % del total de la UE) y de empleo (27 % del total de la UE).

La principal novedad para el sector, o más bien consuelo, es la promesa de nombramiento de un Comisario o comisaria de Pesca y Océanos, separada de competencias en Medioambiente. Además, la elaboración de un pacto europeo de los océanos, que incluye el cajón de la economía azul, con su transporte marítimo, energías renovables, biotecnología, minería submarina, etc. es decir, un compendio de actuaciones.

Sobre lo anterior, matizar varias cuestiones. La primera, el discurso, a diferencia del sector agroalimentario, vuelve a obviar o nombrar a la industria transformadora de pescados y mariscos como un agente clave del futuro de los productos pesqueros en Europa, precisamente, porque se importa aproximadamente el 70 % de la materia prima necesaria para el mercado europeo y la generación de valor añadido es una garantía de acceso al recurso en condiciones competitivas si existe una igualdad de condiciones.

El segundo, vuelve a perderse foco en la propuesta sobre la cadena pesquera y acuícola al relacionar dicha actividad con otras alternativas en los océanos, como si su presencia debiera siempre atenerse a otros intereses.  

La tercera, porque la cadena mar-alimentaria no puede esperar a futuribles, ni a la procrastinación en una nueva dirección estratégica de la Comisión, sino que debieran incluirse sus particularidades en la Visión prometida por Von der Leyen en los cien primeros días de su nuevo mandato.

Para ser transparente, sí es cierto que existe una consulta pública que evalúa la aplicación de la Política Pesquera Común en el periodo 2014-2024, o un ejercicio llamado “fishers of the future”, que estudia el papel futuro de los pescadores en la sociedad a 2050. Pero ninguno prevé adoptar un enfoque tan cohesionador, de cadena mar-alimentaria en su conjunto, como lo hace el Diálogo Estratégico realizado para la Agricultura.

El motivo de la urgencia es doble. No sólo porque queda poco tiempo para elaborar un documento específico que recoja las particularidades del sector pesquero y acuícola en su relación con la posición de Europa en el mundo, sino porque, además, muchas de las recomendaciones recogidas para la agricultura en materia de política comercial son críticas para ANFACO-CECOPESCA. El diálogo estratégico solicita que la Comisión Europea revise sus estrategias de negociación y reconozca la singularidad de los productos alimentarios en la disposición arancelaria, cuestión que en marzo ya solicitamos desde ANFACO-CECOPESCA para el nuevo periodo 2024-2029 [²]. Mostramos nuestra mayor preocupación ante la continuación y aceleración de procesos negociadores de acuerdos de libre comercio, como Tailandia e Indonesia, que pudieran avanzar y concluir por los técnicos de la Comisión contradiciendo las recomendaciones y nuevas estrategias del sistema alimentario europeo, reduciéndose arancelariamente productos sensibles, como la conserva de atún, pese a las advertencias de falta de level playing field.

Por todo lo anterior, ANFACO-CECOPESCA solicitó por carta a la propia Presidenta Von der Leyen, así como en reuniones a la administración española, que se promueva el lanzamiento de un ejercicio urgente de diálogo estratégico Europeo para la pesca y la acuicultura, para todo el complejo mar-alimentario, que recoja a la industria transformadora y sirva como base de la definición de la visión general del sistema alimentario europeo 2024-2029. Dicha petición será extensible en próximas semanas a europarlamentarios, y se solicitará el apoyo al resto de agentes europeos. Ahora, es el momento.

^{[1] (STECF 23-14): https://publications.jrc.ec.europa.eu/repository/handle/JRC136367
[2] https://anfaco.es/anfaco-cecopesca-inicia-una-campana-coordinada-para-reevaluar-la-politica-comercial-de-la-union-europea-para-el-periodo-2025-2029-y-obtener-una-aplicacion-real-de-los-mecanismos-que-terminen-con-la-co/}