^{Eduard Flores Ventura BSc, MSc.
Colegiado en el Colegio Oficial de Nutricionistas de la Comunidad Valenciana (CODiNuCoVa)
Member of the World Public Health Nutrition Association (WPHNA)}

La primera Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas ha tenido lugar el 23 y 24 de septiembre en Nueva York con el fin de garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición para todos. Entre sus objetivos, el perseguir soluciones innovadoras con capacidad para remodelar sistemas alimentarios con el fin de lograr el derecho a una alimentación adecuada para todos, acorde con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Ha sido una llamada a la acción para todos los miembros que componen el sistema alimentario del sector público y privado, una forma de dar visibilidad, concienciando acerca de la necesidad, e intercambiando conocimiento y experiencias de progreso entre todas las partes interesadas.

Los sistemas alimentarios desempeñan un papel central en el tejido de un mundo más justo y sostenible. Incluye a todas las personas y todos los procesos involucrados; el cultivo, la cría o la elaboración de alimentos e incluso la acción de alimentarse, desde los agricultores hasta los recolectores y los cajeros de los supermercados, o desde los molinos de harina hasta los camiones refrigerados. En resumen, todo aquello involucrado en la cadena alimentaria. El marco conceptual propuesto en 2017 por el Grupo de alto nivel de expertos o en ingles High Level Panel of Experts (HLPE) en seguridad alimentaria y nutrición da una idea de lo que es el sistema alimentario.

La Cumbre ha demostrado compromiso e inclusividad de las distintas partes involucradas en los sistemas alimentarios. Aunque en la cumbre posterior que se celebró el 25 de Septiembre, “The Global People's Summit”, que abogaba por una mayor democracia y soberanía en el liderazgo de los sistemas alimentarios, se transmitió que en la Cumbre sobre los sistemas Alimentarios las naciones poderosas y las grandes corporaciones se involucraran con un papel aún más importante en la determinación de las políticas alimentarias y agrícolas.

Los discursos fueron cortos, motivadores, exponiendo acciones que habían realizado. De entre las muchas disertaciones, se hizo mención de problemas como la inequidad; las cifras de malnutridos en el mundo, haciendo énfasis en la desnutrición y deficiencias en micronutrientes; también la necesidad de reducir las emisiones de carbono, acabar con la deforestación y la necesidad de una mayor igualdad de género resaltando la importancia del rol de la mujer en los sistemas alimentarios. Además de la gran importancia para el estado nutricional de la población el hecho de que se invierta desde el embarazo y la primera infancia.

Se mencionaron varias formas de abordar los problemas, como el uso y necesidad de invertir en investigación para conseguir variedades de cultivo más resilientes al cambio climático y formas de preservar la salud de los suelos donde se cultiva. Se resalto la importancia de la diversidad de culturas, de fortificar ciertos alimentos con micronutrientes, de la soberanía alimentaria, y de la elaboración de políticas congruentes que protejan de forma amplia.

La Cumbre se desarrolló en un escenario y planteamiento con gran diversidad de contextos. Miembros de países dependientes de las importaciones de alimentos, otros cuyos principales ingresos se basan en las exportaciones y aquellos que tienen un rico sistema alimentario y se pueden autoabastecer. De ahí la gran diversidad de aportaciones de todos participantes.

Se recalcó la necesidad de ayudar a modernizar e innovar en tecnología agrícola y alimentaria, de destinar ayudas económicas a los agricultores de pequeña escala y población más vulnerable a través de ayuda internacional, y de la elaboración de guías alimentarias específicas para cada contexto. No hay una solución que sirva para todos, es por esto por lo que la Cumbre ha servido como una plataforma conjunta para la transformación y compromiso.