Bol de fruta

Fibra alimentaria: tu aliada para una digestión saludable

Anso

23 de febrero, 2024

Dado que la fibra favorece el tránsito intestinal, evitaremos el estreñimiento, la acumulación de toxinas y prevendremos las hemorroides



No es que la fibra alimentaria sea necesaria para una salud generalizada, es que, además, introducir alimentos ricos en fibra en nuestra dieta puede suponer un antes y un después si padecemos de hemorroides; y es que la fibra alimenticia es mano de santo para las hemorroides. Es imprescindible para una digestión saludable, y ya sabemos que gran parte de este problema está vinculado a nuestras digestiones.

 

¿Qué es la fibra alimentaria y qué tipos hay?

La fibra alimentaria o dietética es la fibra que encontramos en gran parte de alimentos. Un componente que nuestro cuerpo no puede digerir o absorber como sí hace con la proteína, las gradas o los carbohidratos. La fibra no es digerida por el cuerpo, simplemente es expulsada. Pasará relativamente intacta por nuestro estómago, por nuestro intestino delgado, colón y finalmente saldrá de nuestro cuerpo.

¿Toda la fibra es igual? No, lo cierto es que no. Por un lado tenemos la fibra soluble. Esta fibra se disuelve en el agua y se transforma en un material gelatinoso. Es ideal para reducir los niveles de colesterol, pero también de glucosa en sangre. Podemos encontrarla en alimentos como guisantes, manzanas, cítricos, zanahorias, avena o cebada.

Por otra parte, tendríamos la fibra insoluble. Esta fibra no se disuelve y es la que promueve el movimiento del material a través de nuestro aparato digestivo. La fibra insoluble aumenta el volumen de nuestras heces y es beneficioso para problemas como el estreñimiento, algo que nos beneficia enormemente si padecemos de hemorroides. En cuanto a los alimentos, podemos encontrarla en frutos secos, coliflor, frijoles, patatas o salvado de trigo.

Aunque hablamos de fibra insoluble y soluble, ambas son necesarias para poder tener una buena salud digestiva.

 

La fibra y nuestra salud digestiva

La fibra colabora muy estrechamente con nuestra flora intestinal. Esta flora no es más que el conjunto de bacterias que viven en nuestro intestino y que son completamente necesarias para procesar algunos alimentos difíciles de digerir, absorbiendo así sus nutrientes. La fibra se encargaría pues de dar consistencia a las heces y, de esta forma, favorecer nuestro tránsito intestinal. También se encargará de reducir la absorción del colesterol, glucosa o ácidos biliares.

Si tenemos una dieta pobre en fibra prolongada en el tiempo, podríamos terminar con cuadros de estreñimiento crónico o incluso divertículos. Las dietas bajas en fibra también se relacionan con mayor posibilidades de padecer síndrome de intestino irritable, colitis ulcerosa e incluso cáncer de colón.

La fibra es saciante, por lo tanto, si nuestra dieta es rica en fibra, también podemos estar luchando contra el sobrepeso. Asimismo, dado que la fibra contribuye a mantener limpio el intestino y favorece el tránsito intestinal, evitaremos el estreñimiento, la acumulación de toxinas y prevendremos las hemorroides. En este último caso, si ya las padecemos, lo cierto es que este tipo de dieta sumada a remedios naturales para hemorroides pueden hacernos la vida más fácil e indolora.

 

Consejos para incluir fibra en nuestro día a día

Lo primero que tenemos que tener claro es qué tipo de alimentos pueden ser ricos en fibra. Sin duda, la verdura es la fuente más interesante. Dentro de este grupo, podríamos destacar alimentos como acelgas, lechuga, zanahoria cruda, espinaca, brócoli, alcachofas, calabazas, patatas o judías verdes.

En las legumbres y frutos secos también hay gran cantidad de fibra, por lo que también son interesantes a la hora de incluirlos en nuestra dieta.

En cuanto a la fruta, opciones como plátanos, manzana, melocotones, peras, mandarinas, ciruelas, kiwis, higos y frutas deshidratadas.

Es importante recordar que además de alimentos ricos en fibra, es necesario tener una correcta hidratación. El agua y la fibra trabajan juntas.

 

Consejos para hacer un cambio más sencillo

Empieza tu día con mucha energía; para ello, puedes elegir un cereal con alto contenido en fibra. Los más interesantes son los integrales. También puedes añadir una cucharada de salvado de trigo sin procesar a tus cereales favoritos.

A la hora de consumir granos, que sean integrales. Lo mejor es buscar panes con la etiqueta integral, que tengan harina de trigo u otro grano integral como el primer ingrediente. Intenta, además, introducir arroz integral, silvestre, pasta integral y trigo burgul.

No tengas miedo de consumir muchas legumbres. Es más, deberíamos introducirlas muchísimo más en nuestra dieta. Garbanzos, lenteja, frijoles o guisantes son fuentes excelentes de fibra. Puedes, además, incluirlos en ensaladas muy fácilmente.

Come mucha fruta. Come siempre que tengas hambre. Si quieres hacer zumos, siempre naturales e intenta no colarlos. Si cuelas los zumos, estás quitando gran parte de la fibra que ayudará a tu intestino. ¿Te gusta la fruta seca? Estás de suerte porque también es rica en fibra y puede venir genial entre horas.

Teniendo en cuenta estos consejos e incorporando a tu día una rutina de ejercicios más o menos moderados, verás que tu tránsito intestinal mejora considerablemente y, por tanto, tu salud digestiva será muchísimo mejor.


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