Dr. Josu Santiago
Coordinador de Gestión Pesquera Sostenible (TUNIDOS) de AZTI
Hemos cerrado el año 2022 con cambios radicales en la forma de gestionar los atunes a nivel mundial. Las organizaciones internacionales encargadas de garantizar su explotación sostenible han adoptado decisiones de calado que abren un horizonte más despejado para la cadena de valor del atún.
Hay cinco Organizaciones Regionales de Pesca (ORP) atuneras en el mundo: IATTC y WCPFC en el Pacífico, IOTC en el Indico, ICCAT en el Atlántico y una quinta, CCSBT, que se encarga de una única especie, el atún rojo del sur. Estas organizaciones multilaterales nacieron para gestionar las poblaciones de atunes y afines, ampliamente distribuidas y altamente migratorias, así como otras especies accesorias a su captura y los efectos sobre el ecosistema.
Estas organizaciones han realizado una gran evolución en las últimas dos décadas. En relativamente poco tiempo algunas de ellas han pasado de ser calificadas de inoperantes a ser modelo de gestión responsable. Así, en la primera década del siglo XXI la comunidad internacional consideraba las actuaciones de alguna de estas organizaciones como de vergonzosa, “an international disgrace”. Este fue el caso de ICCAT en 2006 cuando, obviando la recomendación de su comité científico de limitar las capturas de atún rojo en 15.000 toneladas, adoptó un límite de capturas de 30.000 toneladas. Es decir, el doble del consejo científico. Y, por si esto fuera poco, una lamentable gestión del cumplimiento por parte de las autoridades pesqueras de algunos países llevó a niveles de capturas de más de 60.000 toneladas. Esto es, ¡el doble del doble de las capturas recomendadas por el consejo científico!
Este caso ilustra la situación de partida a comienzos de siglo, en la que la gestión pesquera estaba demasiado distanciada de la ciencia. Si bien es cierto que esto no era ni mucho menos siempre así y, sobre todo, la toma de decisiones y el trabajo de estas organizaciones ha evolucionado muy positivamente desde entonces. De hecho, han sido capaces de contribuir a que actualmente el 86% de las capturas mundiales de atún provengan de poblaciones óptimamente explotadas. Y para las poblaciones diagnosticadas como sobrexplotadas existen planes de recuperación en marcha para revertir esta situación. Y la ciencia está hoy en día muy presente en la toma de decisiones. Entonces, ¿qué ha cambiado a finales de 2022 que nos haga afirmar que la pesca del atún es a partir de ahora más sostenible? ¿Qué ha cambiado para que las ONGs y la comunidad internacional califiquen ahora a ICCAT como ejemplo de marco de gestión sostenible?
Lo que ha cambiado es la adopción de una medida de gestión para el atún rojo, denominada “Procedimiento de Ordenación” (PO) que supone un cambio radical en el mecanismo de toma de decisiones de manejo de esta pesquería. Este nuevo mecanismo supone básicamente disponer de una serie de reglas fijas, acordadas previamente, que son automáticamente aplicadas en función de la situación de la población de atún. Es decir, un marco de gestión acordado previamente (por ejemplo, la fijación de cuotas), que ha sido probado mediante simulación y ajustado para alcanzar objetivos de gestión específicos. La toma de decisiones es de esta forma más ágil, menos sometida a los avatares de complejas negociaciones multilaterales, más transparente y dota de más certidumbre y capacidad de planificación a los operadores. Y, muy importante, formaliza la introducción de la incertidumbre en el proceso de toma de decisiones.
El PO de atún rojo, al igual que otros POs, consta de los siguientes elementos básicos: a) objetivos de gestión vinculados a su estado y seguridad, capturas y estabilidad; b) programas de recogida y análisis de datos de la pesquería; c) indicadores del estado de la población y puntos de referencia para esos indicadores; d) medidas de desempeño, esto es, cómo se comporta la pesquería con respecto a los puntos de referencia; e)y reglas de control de captura o reglas de decisión que determinan cómo responde la gestión a los cambios en las medidas de desempeño.
La adopción del PO de atún rojo en ICCAT no ha sido un proceso sencillo. Ha llevado alrededor de diez años de trabajo de científicos y gestores. Y no olvidemos que se trata de una organización integrada por 52 países, con intereses a veces contrapuestos. Mucho trabajo científico y también mucho diálogo, tanto entre científicos y gestores como también con la industria y con participación de las ONGs. Estas últimas han realizado una labor de tracción importante en este proceso, así como el estímulo de las certificaciones de sostenibilidad medioambiental tales como MSC.
Es cierto que no es la primera vez que se adopta un PO en una comisión atunera. La CCSBT ya lo hizo hace años para el atún rojo del sur. Y también tenemos el antecedente del PO del atún blanco del Atlántico norte adoptado por ICCAT en 2021. Pero el hecho de que sea ahora en una especie icónica como el atún rojo lo hace más notable y referente a nivel mundial. Una especie capturada por más de 20 países y por la que se pueden pagar cantidades como 257.000 euros por su “campanu” de 2013 en Tokio.
Por otro lado, es destacable que, además de la población de atún más icónica, el atún rojo del Atlántico y Mediterráneo, también la población de atún más abundante a nivel mundial, la del listado del Pacífico occidental, dispone desde finales de 2022 de una PO. Así, la comisión WCPFC adoptó esta medida tras un proceso complejo de negociaciones para, de esta forma, dar estabilidad a un recurso y una actividad que suministra 1,8 millones de toneladas anuales al mercado mundial; esto es, más del 35% de las capturas globales de atún.
La adopción de Procedimientos de Ordenación para estas dos pesquerías, además de garantizar su futura explotación sostenible, marca el camino para un nuevo marco de gestión también para el resto de las poblaciones atuneras.
De esta forma, todas las ORP tienen claros compromisos con planes de acción decididos para adoptar POs para todas las especies de atún en los próximos años.