Entrevista a Javier Garat: "El sector pesquero necesitará políticos a la altura para el nuevo escenario post-Brexit"
Revista Alimentaria
7 de enero, 2021
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El acuerdo de libre comercio y cooperación firmado el pasado 24 de diciembre entre la Unión Europea y Reino Unido ha marcado el final de 2020 y los primeros días de 2021, debido a su impacto en sectores como el pesquero, que llevaba participando en las negociaciones en los últimos cuatro años y medio y que finalmente ha logrado unas condiciones que podemos calificar como adecuadas a corto plazo, pero enormemente cargadas de incertidumbre cuando finalice el periodo transitorio de cinco años. Así nos lo ha detallado Javier Garat, Secretario General de la Confederación Española de Pesca (CEPESCA) y Presidente de Europêche, en una entrevista realizada de manera online, en la que hemos repasado los principales cambios que introduce el reciente acuerdo y la sensación que se percibe tanto en el sector pesquero nacional como en el europeo.
Revista Alimentaria.- ¿Qué novedades plantea el acuerdo entre la UE y Reino Unido?
Javier Garat.- En primer lugar, el Reino Unido deja de ser un país de la UE y por tanto su zona económica exclusiva deja de ser aguas de la UE y tienen la soberanía para hacer con sus aguas lo que consideren oportuno. Desde el 1 de enero, Reino Unido ha pasado a ser un tercer país.
En segundo lugar, durante un periodo transitorio de cinco años y medio Reino Unido va a seguir permitiendo a la flota europea pescar en sus aguas, pero con menos posibilidades de pesca.
En el caso concreto de España, existen varias formas de evaluar el impacto. En el caso del Gobierno, se han fijado en qué porcentaje tiene España en la actualidad con relación a la estabilidad relativa que teníamos hasta el 31 de diciembre. Cuando en 1986 España entró en la Comunidad Económica Europea (CEE, como se denominaba entonces a la UE), tanto nosotros como el resto de países tenemos un porcentaje de la cuota de las diferentes especies, con independencia de cuál sea el TAC (total admisible de capturas), y ese porcentaje se ha visto reducido al salir el Reino Unido de las aguas de la UE. Por tanto, porcentualmente en estabilidad relativa hemos perdido relativamente poco, son los datos que aportaba el Ministerio la semana pasada. En cuanto a número de stocks afectados, son 17 de los 32 que pescamos en aguas británicas. Las especies que han quedado en situación provisional, se espera que se puedan resolver en el Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de enero.
Sin embargo, desde Cepesca hacemos una lectura distinta. Si los datos los traducimos a cuotas de pesca, a toneladas que van a dejar de pescar nuestros armadores, las cifras cambian, con reducciones que van desde el 3,5% de la merluza norte, al 19,8% del rape norte (especie que, según el dato del Ministerio en estabilidad relativa, solo desciende un 0,8%). Para nosotros las especies principales son merluza, gallo y rape, por lo que las reducciones son considerables para nuestros asociados.
Y a partir del quinto año y medio, la incertidumbre es total, porque la Comisión Europea va a tener que negociar tanto los TAC (posibilidades de pesca) como el acceso a las aguas (cuántos de nuestros barcos van a poder estar en sus aguas). Es un aspecto preocupante que sea la Comisión quien negocie a partir de ahora con Reino Unido, porque hasta ahora se negociaba en el marco del Consejo de Ministros, y pensamos que con este cambio vamos a salir peor parados.
R. A.- ¿Cómo va a poder lidiar el sector con esta incertidumbre?
J. G.- Desde luego, esta situación no crea el ambiente más favorecedor para poder planificar la actividad empresarial a medio y largo plazo ni para favorecer la inversión. Se suma a la incertidumbre que ya padece el sector cada año, puesto que las cuotas para cada año no se deciden hasta el último consejo de ministros de diciembre del año anterior. Es algo que ya hemos reclamado, consideramos que las previsiones deberían ser a más largo plazo.
R. A.- ¿Cómo es la situación de España respecto a la de otros países?
J. G.- La situación de España es más favorable en comparación con otros países, porque nuestra dependencia de las aguas del Reino Unido era muy inferior. En nuestro caso, veníamos pescando una media de 9.000 toneladas en los últimos años en las aguas del Reino Unido, mientras que Dinamarca ha pescado 240.000 y Francia 105.000. Junto a ellos, Irlanda y Holanda son los otros dos países donde el impacto ha sido mayor.
R. A.- De cara a los consumidores, ¿puede llegar a haber desabastecimiento de algún producto o incremento en los precios?
J. G.- Considero que no. Desde luego, a medio y largo plazo, no. A corto plazo, puede haber algún problema muy puntual en las fronteras, con el transporte de las mercancías, que origine que venga menos producto uno o dos días, de las especies que he mencionado. No obstante, hay que tener en cuenta que el sector pesquero está muy globalizado y los productos pesqueros son de los más comercializados internacionalmente. Si hay cualquier fallo en el suministro en cualquier parte del mundo, enseguida se encuentra ese producto en otro lugar. Como consumidores, podemos estar tranquilos de que no va a faltar suministro de pescado y marisco.
R. A.- Respecto a nuestros puertos, ¿están adaptados para realizar las inspecciones necesarias a los productos que lleguen de Reino Unido?
J. G.- Además de ser la primera potencia pesquera, España es un país exportador e importador, acostumbrado al tránsito de mercancías que vienen de terceros países, por lo cual entiendo que estamos preparados. Eso sí, durante un periodo de tiempo tendrán que adaptarse a la entrada de mercancías nuevas que vienen del Reino Unido. Hay puertos como los de Celeiro, Pasaia o Burela, entre otros, que no estaban autorizados para el desembarque de productos del Reino Unido y ahora lo van a estar para que puedan dedicarse a estas tareas de control fronterizo.
R. A.- ¿Cómo se están viviendo desde el sector los resultados de la negociación?
J. G.- El sector está cansado de la burocracia, las inspecciones, los resultados de las negociaciones... A pesar de todos los esfuerzos realizados, de haber sido considerado un sector estratégico y esencial durante la pandemia, de haber superado todas las dificultades (los contagios y riesgos de contagios a bordo, los relevos de tripulaciones en terceros países, los precios bajos en primera venta...), los profesionales del sector tienen una sensación de frustración, de que no existe un reconocimiento claro a su trabajo.
No debemos olvidar que, a pesar de que la pesca represente un porcentaje pequeño del PIB, tanto español como europeo, su importancia socioeconómica es enorme en ciertas regiones, y no solo hablamos de los barcos, sino de todo el conglomerado socioeconómico que hay detrás de cada uno de ellos.
R. A.- ¿Cuál debe ser el papel del gobierno ante los siguientes pasos?
J. G.- El problema de fondo de toda esta situación es que a la pesca no se le da tanta importancia por parte de los distintos gobiernos y de la Unión Europea, y es una pena porque es una de las pocas políticas comunes que existen en la Unión Europea, y esta tendría que defender los intereses de la pesca europea allá donde fuera.
Nos enfrentamos también a las presiones que ejercen los lobbies ecologistas en Bruselas, que hacen que muchas veces no se pongan en valor los logros que hemos obtenido en el sector gracias a una buena gestión pesquera. Llevamos tiempo intentado demostrarlo mediante hechos, como que en el Atlántico Nordeste la gran mayoría de las poblaciones ya están en rendimiento máximo sostenible, la reducción del esfuerzo pesquero y la mortalidad pesquera ha bajado en torno al 50%, el número de peces ha crecido en un 50% en comparación con la cifra de hace diez años...
Hace falta que las personas que se van a encargar de las negociaciones tengan muy claro este panorama, y tengan en cuenta no solo la sostenibilidad medioambiental, sino también la econónica y social: hay muchas familias que viven de la pesca, así como empresas, que son el motor de la economía de cualquier país.
Con todo esto, consideramos que el Gobierno debe cambiar su política y apoyar a los funcionarios que están en la Comisión Europea, para que haya más españoles en puestos de alto nivel en la DG Mare y en otras direcciones generales que tengan relación con la pesca.
Creemos que conocer la importancia del sector pesquero y defender sus intereses no tendría que venir solo por parte del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y la Secretaría de Pesca, sino que desde el propio Presidente del Gobierno y toda la cúpula deberían pensar mucho más en la pesca. Al fin y al cabo, estamos hablando de la proteína animal más saludable y con menor impacto de huella de carbono que existe, y esto es algo que desde el Gobierno en su totalidad deberían conocer y promover.
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