Indicaciones geográficas europeas. Foto: Comisión Europea

Desde Bruselas: Los regímenes de IG y ETG benefician a los productores

Irene Quintela / Bruselas

29 de diciembre, 2021

Durante la década 2010-2020, el número de nombres de indicaciones geográficas registradas aumentó en un 27%, hasta superar los 3.000



Los regímenes de indicaciones geográficas (IG) y de especialidades tradicionales garantizadas (ETG) ofrecen grandes beneficios a las partes interesadas, incluido un rendimiento justo y la competencia para los agricultores y productores. Aunque no se aplican sistemáticamente en todos los Estados miembros y se enfrentan a una escasa comprensión por parte de los consumidores en algunos Estados miembros, proporcionan un claro valor añadido en la UE.

Las IG y las ETG garantizan la integridad del mercado interior de la Unión y establecen normas comunes para el comercio con terceros países. Estas son algunas de las principales conclusiones de la “Evaluación de las IG y las ETG protegidas en la UE”, publicada recientemente por la Comisión Europea.

Sobre la base de un estudio externo y de fuentes de información adicionales, esta evaluación contribuye a la revisión en curso del sistema europeo de indicaciones geográficas para productos agrícolas, vinos y bebidas espirituosas, y su correspondiente evaluación de impacto.

La evaluación concluyó que los objetivos de las indicaciones geográficas y de las especialidades tradicionales garantizadas se han alcanzado de manera eficaz. Ofrecen una amplia gama de posibles beneficios para las partes interesadas, como un rendimiento justo y una competencia para los agricultores y productores, aunque no de forma sistemática en todos los Estados miembros. Las principales limitaciones son la escasa sensibilización de los consumidores y la poca comprensión de los regímenes por parte de algunos Estados miembros, los complejos y largos procedimientos de registro y ciertas deficiencias en los controles en las fases posteriores de la cadena de valor. Los demás objetivos políticos fundamentales, la defensa de las indicaciones geográficas como derecho de propiedad intelectual, la salvaguardia de la integridad del mercado interior y la ayuda a los productores ETG para proteger los métodos tradicionales de producción y las recetas se han logrado en general.

Durante la década 2010-2020, el número de nombres de indicaciones geográficas registradas aumentó en un 27%, hasta superar los 3.000, mientras que el número de nombres de ETG registrados se duplicó, aunque solo a 60 inscripciones.

Sin embargo, el objetivo específico del sistema de ETG no se ha alcanzado plenamente. El principal elemento que obstaculiza el éxito del régimen es el bajo valor añadido percibido por los productores para registrar una ETG. Esto se debe a una combinación de diferentes factores, como la baja conciencia del consumidor y su complejo proceso de registro.

No obstante, se considera que las indicaciones geográficas y las ETG son eficientes, ya que los diversos beneficios para los productores superan los costes de un procedimiento de registro complejo y prolongado, y los bajos costes para los organismos públicos (a escala nacional y de la UE) se estiman en un 0,12% del valor total de ventas.

La evaluación consideró los regímenes como pertinentes tanto para las partes interesadas privadas como para las autoridades públicas, y no identificó ninguna incoherencia importante entre las indicaciones geográficas y las marcas de la UE, los sistemas nacionales o regionales, u otras políticas de la UE.


Contexto

La UE protege más de 3.400 nombres, que abarcan los productos agrícolas, incluidos también los productos de la pesca y la acuicultura, los vinos, las bebidas espirituosas y los productos vitivinícolas aromatizados, en el marco de sus regímenes de calidad de la UE.

Las indicaciones geográficas confieren derechos de propiedad intelectual a los nombres de productos específicos cuyas características, atributos de calidad o reputación están vinculados a la zona de producción. Entre ellas figuran las denominaciones de origen (DOP) y las indicaciones geográficas protegidas (IGP) para los productos agroalimentarios y el vino, así como las indicaciones geográficas (IG) para las bebidas espirituosas.

La especialidad tradicional garantizada (ETG) destaca aspectos tradicionales como un método de producción tradicional o una composición tradicional, sin estar vinculado a una zona geográfica específica. El registro de una ETG la protege como término de etiquetado contra el uso para describir productos no conformes y usos engañosos para el consumidor.

Los objetivos clave de los sistemas de IG y ETG consisten en garantizar la protección de los nombres de productos específicos y de los métodos de producción tradicionales, incluida la protección de los derechos de propiedad intelectual (DPI) de las indicaciones geográficas; salvaguardar la integridad del mercado interior; alcanzar una competencia leal para los agricultores y productores; proporcionar un rendimiento justo a los agricultores y productores; proporcionar información clara y fiable sobre el producto a los consumidores, y crear un panorama competitivo con igualdad de condiciones para los productores de las zonas rurales.


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