Agustina Ramírez, de Ajos Ramírez, y Loreto Palafox, de TrufaZero
El asociacionismo y la colaboración son dos apoyos fundamentales en el camino de las emprendedoras. Un claro ejemplo es la historia de Agustina Ramírez, de Ajos Ramírez en Las Pedroñeras (Cuenca), y Loreto Palafox, de TrufaZero en Cifuentes (Guadalajara), que recientemente han desarrollado una sal gourmet que aúna sus productos: ajo y trufa.
Estas dos emprendedoras socias de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR) Castilla-La Mancha se conocieron en primavera durante un viaje de mujeres productoras impulsadas por el programa Plan Allen Rural, que tenía como objetivo conocer explotaciones agrarias europeas con prácticas destacadas e innovadoras. Ellas hicieron eso y mucho más: decidieron sumar sus productos para crear uno nuevo. La flor de sal es aquella que se recoge tras la cristalización del salitre del mar en las salinas marítimas. Unida al ajo morado deshidratado de Las Pedroñeras y a la trufa negra deshidratada, forma un producto innovador de alto valor gastronómico y organoléptico.
Para diseñar la imagen y el empaquetado de su nuevo producto, Agustina y Loreto han contado con FADEMUR. La flor de sal de ajo y trufa se vende en probetas de 10 gr, un formato miniatura muy llamativo con el que pretenden darse a conocer y estar al alcance del gran público. El producto ya se puede adquirir en las tiendas de sus creadoras en Las Pedroñeras y Cifuentes, y próximamente en sus respectivas webs, www.trufazero.com y www.ajospedroneras.es.
La presentación de este nuevo alimento gourmet tuvo lugar en octubre, en el recinto ferial La Hípica de Cuenca, durante una jornada organizada por FADEMUR Castilla-La Mancha y la Diputación Provincial de Cuenca.
Ambas emprendedoras comparten el deseo de poner en valor el trabajo que se realiza en el medio rural y los excelentes alimentos que se producen en nuestro país.
En el caso de Loreto Palafox, su objetivo al fundar TrufaZero era “volver a mis raíces, empezar ‘de zero’ pero en casa, devolverle la vida al mundo rural a través de un producto tan exclusivo como la trufa. Al mismo tiempo que fue creciendo el proyecto, creábamos una oferta turística en torno a ella, la Trufa como centro de una forma de vida. Quería ofrecer algo distinto, integrando actividades culturales, artísticas y gastronómicas que hicieran que la gente se enamorara de nuestra zona, su gente y sus recursos. Mi meta era crear un modelo de negocio que impulsara la truficultura y sirviera como motor económico para Cifuentes y la provincia de Guadalajara”.
Así, lleva desde 2020 combinando estas dos grandes pasiones: la truficultura y el turismo, en forma de experiencias exclusivas donde la Trufa es la protagonista: “A través de nuestras experiencias VIP, los visitantes tienen la oportunidad de vivir la caza de la Trufa en el campo y participar en una cata exclusiva de productos trufados. Les mostramos la envasadora, donde pueden conocer el proceso para que la trufa se pueda vender, exportar, trabajar de forma legal y registrada. Además, colaboramos con otras personas y proyectos como visitas a Cifuentes, de mano de una actriz historiadora disfrazada de época, que les hace un recorrido inolvidable por la historia del pueblo. También hemos creado experiencias 360, que combinan actividades culturales, artísticas y gastronómicas, en nuestra carpa y otros espacios de la zona. Esto incluye conciertos de artistas locales, monólogos y exposiciones de artistas, entre otras actividades. Hemos llevado un trocito de Cifuentes a otros lugares, llevando nuestras experiencias fuera del municipio para eventos privados y para empresas, hoteles y organismos públicos”.
Por su parte, Agustina Ramírez se encarga de dar continuidad a su empresa familiar, Ajos Ramírez, todo un reto “porque mis padres han dejado el pabellón muy alto”, y para lograr destacar en un sector tan difícil como el del ajo ha apostado “por la innovación”, por su equipo de trabajo: “Cuento con mujeres extraordinarias que trabajan en mi empresa”, y por cuidar al máximo su cartera de clientes “obtenida a lo largo de los años”.
Para Loreto Palafox, “la colaboración en el sector alimentario es crucial para el éxito de cualquier proyecto y sobre todo si hablamos del mundo rural. En el caso de TrufaZero, las alianzas con instituciones educativas y empresas del sector gastronómico nos han permitido crecer de manera más sostenible y con mayor alcance, y la colaboración con productores locales, chefs y artistas nos ha permitido crear experiencias que van más allá de la Trufa, ofreciendo a nuestros visitantes una conexión única con el territorio y su cultura. Es un trabajo en red que fortalece a las empresas, a los territorios, a los pueblos”.
Agustina coincide en destacar la importancia de colaborar en el sector alimentario: “Una mayor unión contribuye a que nuestros productos se valoren más: en España contamos con productos de gran calidad y debemos lograr que los clientes sepan lo que consumen”.
En este sentido, Loreto asegura que este producto que han creado juntas integrando Trufa, Ajo y Flor de Sal “es la confirmación de que todo es posible y que no hay que tener miedo a probar nuevos sabores y disfrutarlos, abriendo todos los sentidos al descubrimiento, a la experiencia. Es un producto tan valiente como nosotras, una apuesta llena de sabor y experiencia”.
Y Agustina también destaca de su nuevo producto “las propiedades tanto gastronómicas como curativas, ya que entre los dos forman un potente antiséptico”.
Como hemos visto, FADEMUR ha tenido un papel fundamental en el desarrollo de esta innovación. Para Agustina, “su apoyo a las mujeres rurales como nosotras es muy importante, pues vivimos ‘escondidas’ y FADEMUR nos descubre y nos pone en valor”. Loreto añade: “Su respaldo nos ha dado visibilidad, nos ha facilitado recursos y formación, y nos ha permitido establecer una red de contactos con otras emprendedoras rurales. Una oportunidad que hemos querido aprovechar. Además, FADEMUR apoya y colabora en temas como la gestión del emprendimiento en el medio rural, la sostenibilidad y el empoderamiento femenino, lo que nos parece muy importante para futuras valientes como nosotras en un sector como el de la agricultura, donde las mujeres estamos en minoría”.
En este sentido, la responsable de TrufaZero advierte: “Aunque en los últimos años hemos visto un incremento en la presencia de mujeres en la industria alimentaria, sigue existiendo una brecha significativa en términos de visibilidad y reconocimiento. Las mujeres estamos empezando a tomar más protagonismo, pero todavía enfrentamos barreras estructurales que dificultan nuestra participación plena en el sector. Sin embargo, es alentador ver cómo cada vez más mujeres nos aventuramos a emprender en áreas como la agricultura, la gastronomía y estamos demostrando que podemos liderar proyectos innovadores y rentables. Y además está demostrado que asentamos población cuando emprendemos en el mundo rural”.
Respecto a Agustina, nos cuenta que cuando empezó en este sector se tuvo que enfrentar a muchas barreras: “Vivir en un pueblo pequeño y agrícola hace que tanto en hombres como en mujeres haya un machismo exacerbado, pero poco a poco y luchando cada día he demostrado a hombres y mujeres que podemos ser mujeres empresarias en un mundo rural y defendernos perfectamente en el sector agrícola”, asegura.
Para que las mujeres tengan más presencia en la industria alimentaria, Loreto Palafox reclama “más apoyo institucional que nos facilite el acceso a recursos, financiación y formación. Además, es fundamental fomentar redes de apoyo y visibilidad que nos permitan romper barreras sociales y culturales. En un entorno rural como el nuestro, es vital que se den oportunidades laborales a las mujeres y que se valore nuestra aportación como empresarias”.
“Hace falta que estemos más dentro del núcleo duro de todo tipo de organizaciones”, agrega Agustina Ramírez.
De cara al futuro, Loreto señala que “a corto y medio plazo, TrufaZero aspira a consolidarse como un referente en el sector de truficultura y turismo rural en España, y seguir asentado la base para avanzar fuera de España. Tenemos algunos productos que movemos en Europa, aunque nos gustaría asentarnos en otras partes del mundo como un referente entre los amantes de la Trufa. Nos gustaría seguir ampliando nuestra oferta de experiencias y explorar nuevas rutas turísticas que conecten arte, cultura y gastronomía en la zona”.
Por parte de Agustina, sus metas son “seguir creando empleo, poder mejorar mis instalaciones tanto para el personal como para los clientes y seguir ofreciendo mis productos y algunos nuevos más”.