Cocinar en microondas, una de las técnicas culinarias más saludables

Revista Alimentaria

30 de enero, 2020


El microondas es uno de los electrodomésticos más utilizados por su rapidez y limpieza, pero ¿utilizarlo altera la calidad nutricional de los alimentos que se calientan o cocinan?

Al igual que ocurre con otras técnicas culinarias, desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN) consideran que los efectos producidos a nivel nutricional del tratamiento de los alimentos mediante este sistema pueden ser comparables a la plancha, a la cocción al vapor, al salteado o al estofado, por lo que se puede considerar una opción alternativa de cocinado.

El proceso de cocción del microondas se basa en la vibración de moléculas, principalmente de agua, sacudidas por ondas electromagnéticas de alta frecuencia. Este método de calentamiento se produce desde el interior de los alimentos lo que “protege la calidad de las proteínas”, indican desde la FEN. A la hora de utilizar el microondas, bien sea para cocinar, calentar o descongelar, hay que tener en cuenta algunas indicaciones, por ejemplo, qué alimentos son aptos para cocinar, qué tiempo de cocción asignar a cada uno, qué recipientes y materiales utilizar o qué tamaño es el idóneo.

 

Mejor en tamaño reducido

Debido a la manera en que se calientan los alimentos cuando se cocinan en el microondas, aquellos con mayor cantidad de agua son los más aptos para el microondas, como las frutas y las verduras y todos los líquidos.

Una de las ventajas que presenta este método es que retiene en mayor medida que el hervido en agua las vitaminas hidrosolubles de los alimentos, como la vitamina C o las vitaminas del grupo B. Por lo que respecta a la cocción, los expertos aconsejan no superar los tiempos recomendados. Así, aquellos productos con menos agua se cocerán más lentamente, dado que las ondas no mueven tan fácilmente las moléculas para calentarlo. Respecto al tamaño de los alimentos a introducir en el microondas, es más recomendable que se introduzcan en porciones pequeñas, pues así se calentará más rápido y se podrá asegurar una mayor retención de nutrientes.

 

La FEN también recuerda que, al utilizar el microondas, “a pesar de que se reduce el contenido de algunos nutrientes termolábiles, es decir, aquellos sensibles al calor, como la vitamina C o las del grupo B, la reducción es menor que la ocasionada por otros métodos culinarios, ya que el cocinado por microondas suele realizarse sin líquido adicional y en un tiempo de calentamiento reducido. De este modo, se aumenta tanto la retención de nutrientes térmicamente sensibles como la de solubles en agua”.

 

No debemos olvidar que al cocinar en microondas no todos los recipientes son aptos, “los materiales más apropiados para introducir en el microondas son el vidrio y la cerámica. Aunque es una duda muy genérica entre la población, también se pueden usar recipientes de cartón o papel, siempre que no tengan ningún dibujo o estén pegados a otro material, como el papel de aluminio” apuntan desde la FEN.

 

En cuanto a los envases de plástico, el usuario debe cerciorarse de que se trata de un plástico apto para el uso en microondas, esta información debe venir especificada en la base del recipiente. Los envases que no son adecuados para cocinar al microondas son los de aluminio, los envases metálicos y o los de poliestireno expandido (EPS). 

Además, debemos recordar que, durante el cocinado en microondas, debido a la rapidez del proceso no se llegan a alcanzar temperaturas superiores a los 100ºC, que es la mínima necesaria para higienizar los alimentos.

 

¿Es peligroso para nuestra salud el uso del microondas?

Se acumulan en la web numerosas informaciones sobre si este electrodoméstico aumenta los niveles de radioactividad en los alimentos o incluso si aumenta la probabilidad de padecer cáncer debido a las microondas que salen de él. Para conocer si estas informaciones son creíbles nos hemos puesto en contacto con Alejandro Úbeda Maeso, jefe de Bioelectromagnetismo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid - IRYCIS, quien ha confirmado que estas informaciones no son ciertas.

 

"No hay indicios de que la reorientación y fricción que se produce entre las moléculas de agua de los alimentos al someterse al campo del microondas sea dañina para nuestra salud. Tomar esos alimentos calentados con el microondas no supondría ningún riesgo distinto del derivado de ingerir por un alimento calentado de otra manera tradicional".

 

"Otra cuestión es la exposición a las ondas de un microondas en funcionamiento, estos electrodomésticos están apantallados y la intensidad o potencia de las señales que salen es baja, y la exposición es mucho más baja cuanto más nos alejamos del microondas; como no es necesario estar encima del aparato mientras está funcionando, no hay indicios de riesgos para la salud relacionados con su uso normal", explicaba Úbeda.

 

"En definitiva, no hay riesgo conocido ni por comer los alimentos que se han calentado con un microondas, ni por tener un microondas en nuestra cocina", añadía el jefe de servicio de BEM del Hospital Ramón y Cajal.

 

A estas declaraciones además podemos sumar estudios realizados por la Universidad de Harvard en los que se demuestra que el alimento no sufre ningún tipo de alteración nociva ni existe mayor probabilidad de padecer cáncer por someternos a las ondas que salen de este electrodoméstico. Además, la Organización Mundial de la Salud se hace eco de estos bulos y en su web se ha informado sobre la seguridad de estos equipos.

 

 

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