Tomates en mal estado

Los asesinos silenciosos: intoxicaciones alimentarias que pueden darte un susto

Revista Alimentaria

22 de julio, 2021

Principales causas: manipulación insegura de los alimentos, contaminación durante la preparación o ingredientes mal conservados



Dolor abdominal, diarreas, náuseas y vómitos son solo algunos de los síntomas que puede desencadenar el consumo de alimentos en mal estado, mal preparados o con toxinas no controladas. Aunque deliciosos, algunos productos contienen elementos con capacidad para provocar una intoxicación alimentaria, e incluso darte un susto más grave (y ser mortales).

Los responsables de que nos sintamos tan mal después de beber líquido o consumir determinados alimentos se debe a la presencia de bacterias, parásitos, virus o toxinas en ellos o en el ambiente. Los niños y los ancianos son los grupos de edad más vulnerables ante la presencia de estos patógenos y microorganismos que se adhieren a los alimentos consumidos.

Las principales causas de que ocurran intoxicaciones alimentarias tienen que ver con manipulación insegura de los alimentos, contaminación durante la preparación (por suciedad en los utensilios o en nuestras propias manos) o ingredientes mal conservados.

 

Intoxicaciones alimentarias de origen bacteriano más comunes

¿Cuáles son las intoxicaciones alimentarias más habituales? ¿Cuáles son las más desconocidas? Como exponen en varios artículos sobre seguridad alimentaria en Bon Viveur, estas son las intoxicaciones alimentarias más comunes.

Salmonellosis

Provocada por la bacteria Salmonella enteritidis, relacionada con el consumo de huevo crudo en mal estado, carnes frescas (especialmente las aves), verduras regadas con aguas residuales, mariscos de aguas contaminadas y con la poca higiene en el manipulado de los alimentos.

Suele provocar dolores abdominales, diarrea, vómitos, fiebre o dolor de cabeza. Aunque en la mayoría de las ocasiones presenta sintomatología leve, en niños y ancianos si no se controla la hidratación puede ser mortal.

Listeriosis

Originada por otra bacteria, la Listeria monocytogenes, su afectación en adultos sanos es menor salvo en el caso de las solaninas, que corren el riesgo de transmitir daños permanentes al feto. Se origina sobre todo con alimentos poco cocinados y genera cuadros de gastroenteritis, fiebre, dolor de cabeza, malestar estomacal y vómitos.

 

Intoxicaciones por toxinas en los alimentos

No siempre son las bacterias las responsables de una intoxicación alimentaria. Los organismos vivos, plantas, hongos y animales, producen toxinas que pueden ser perjudiciales para otros seres vivos. Las algas, plantas y hongos son algunos de los productores de toxinas naturales.

El dióxido de titanio

En mayo de 2021, la Comisión Europea informó de que pondría a los Estados miembros prohibir el uso del dióxido de titanio como uno de los aditivos alimentarios presentes en salsas, helados y chicles debido a que no siempre el organismo las absorbe y procesa.

 

Solanina en las patatas

A pesar de que las patatas se encuentran entre los alimentos básicos en España, dependiendo de cómo se manipule puede llegar a ser peligrosa. Este riesgo proviene de la solanina, un glucoalcaloide cuyo consumo en exceso puede derivar en intoxicaciones alimentarias. Este elemento se encuentra en la piel, en los brotes y las yemas.

A diferencia de otras toxinas y bacterias, la solanina de las patatas evidencia su presencia en el gusto durante el consumo: deja un sabor amargo, y en los casos más graves, incluso provoca una sensación como de quemazón en la boca. Los síntomas de la intoxicación leve se presentan en forma de náuseas, dolor de estómago, diarrea o vómitos y febrícula.

Si genera mareos o pérdida de conciencia, vértigos o desórdenes neurológicos estaremos ante intoxicaciones graves. Las más graves pueden ser mortales.

 

Fecha de caducidad y consumo preferente, el eterno dilema

Otro foco de intoxicaciones alimentarias son los alimentos pasados. En este sentido, aún resiste la confusión sobre qué implica la fecha de consumo preferente y la de caducidad.

Como explican en sus artículos sobre calidad y seguridad alimentaria desde Bon Viveur, la fecha de caducidad marca el día en el que un alimento no es adecuado para el consumo, mientras que la fecha de consumo preferente implica una cierta pérdida de propiedades, pero no por ello supone que el alimento esté en mal estado o pueda provocar problemas gastrointestinales


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