Seis mitos sobre las frutas y verduras de invernadero: ¿carecen de sabor o son peores?
APROA, HORTIESPAÑA y EUCOFEL
9 de noviembre, 2020
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Ni las hortalizas maduran en camiones frigoríficos, ni los tomates carecen de sabor, ni se usa calefacción o iluminación artificial para que crezcan los cultivos. Tampoco se utilizan pesticidas ilegales, ni los productos se modifican genéticamente.
Con el ánimo de poner negro sobre blanco la realidad de los cultivos de invernadero, las organizaciones APROA (Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas), HORTIESPAÑA (Organización Interprofesional Española de Frutas y Hortalizas) y EUCOFEL, en el marco del programa CuteSolar, han elaborado este documento para desmontar los falsos mitos que proliferan sobre este sector.
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Crecimiento artificial. FALSO. Almería y la costa de Granada son una de las zonas de Europa con más cantidad de horas de sol al año, un recurso inagotable y necesario, junto al viento, que garantiza el crecimiento de los cultivos. Moduladas convenientemente a través de sencillos pero eficientes sistemas de control climático, como la ventilación natural y el blanqueo de las cubiertas, luz y temperatura se reciben en cantidad adecuada en los invernaderos, directamente del sol y sin necesidad de recurrir a calefacción o iluminación artificial. Al contrario de lo que ocurre en los invernaderos de otras zonas europeas o extra comunitarios.
- Las frutas y hortalizas no saben a nada. FALSO. Curiosamente, gracias a la calidad de la tierra y del entorno, en los invernaderos crecen algunas de las frutas y hortalizas más sabrosas y apreciadas del mercado, como la variedad de tomates Raf, los pimientos dulces, la sandía sin pepitas o la amplia gama de hortalizas minis –pepinos, calabacines, berenjenas, pimientos o tomates cherry- que se caracterizan, además de por su tamaño y color, por su dulce sabor
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Las frutas y hortalizas maduran en camiones
frigoríficos. FALSO. Los productos son recolectados de las plantas en el momento óptimo de maduración en función de los gustos de consumidores y mercados de destino. La alta competencia del mercado y las elevadas exigencias de las cadenas de distribución, cada vez más rigurosos con la calidad y el sabor, hacen indispensable que todos los productos lleguen al consumidor en perfecto estado de maduración y de consumo.
- Estos productos son peores que los cultivados al aire libre. FALSO. Esta aseveración carece en absoluto de fundamento. Durante los últimos años, los mercados han ejercido una gran presión sobre los productores exigiendo frutos de calidad, con un bajo contenido en residuos y en cuyo proceso productivo se haya respetado el medio ambiente. En el campo almeriense se observa que la mayor parte de los agricultores (el 91%) cumple con sistemas de certificación o normas de buenas prácticas agrícolas que aportan una garantía y protección del consumidor acorde a sus demandas, tanto en términos de calidad, como de sostenibilidad como de respeto a las personas y el medio ambiente.
- Son productos modificados genéticamente. FALSO. La mejora vegetal es un proceso natural que nuestros antepasados han realizado durante miles de años guardando las semillas de las mejores plantas y cosechándolas al año siguiente. Históricamente, la mejora estaba orientada a aumentar la productividad, mejorar la resistencia a las plagas o perfeccionar las propiedades organolépticas de los frutos.
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Abuso de pesticidas o uso de pesticidas
ilegales. FALSO. Almería es un referente mundial en la utilización de fauna auxiliar, una técnica que consiste en la suelta de insectos y ácaros depredadores sobre los cultivos para acabar con las plagas que les amenazan. Esta práctica, conocida como control biológico, es natural, respetuosa con el medio ambiente y reduce significativamente la aplicación de plaguicidas. Un hito que marca una diferencia fundamental con las técnicas agrícolas empleadas en otras zonas de España y del mundo. Además, diariamente, las autoridades públicas a nivel nacional e internacional, llevan a cabo exhaustivas y minuciosas campañas de control en las que analizan productos agrícolas en todas y cada una de las etapas, desde la recolección hasta la puesta a disposición del consumidor final; lo que implica que el uso de sustancias químicas no autorizadas resulte inviable.
Las tres organizaciones aseguran que "la reputación de esta actividad se ha visto empañada por informaciones sectarias basadas en el desconocimiento que nada tienen que ver con la realidad actual sino en ideas erróneamente preconcebidas no solo sobre la calidad de los productos, sino también sobre la seguridad o la forma de cultivar".
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