El sector orujero, un modelo de auténtica economía circular y residuo cero
María Jesús Díez
3 de septiembre, 2018
El pasado mes de abril visitamos una extractora y una refinadora para conocer mejor cómo se obtiene el aceite de orujo de oliva y cuál es el valor medioambiental de este producto
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Hace algunas semanas dirijimos nuestros pasos hacia el Sur, más concretamente a las provincias de Córdoba y Sevilla, donde visitamos una extractora y una refinadora para conocer mejor cómo se obtiene el aceite de Orujo de Oliva y cuál es el valor medioambiental de un producto del que, tal y como anuncia la Interprofesional del Aceite de Orujo de Oliva (ORIVA), "todo tiene valor". Un aceite que se ha propuesto "reconquistar" el mercado nacional y hacerse un hueco no solo por sus bondades nutricionales, entre los restaurantes, hogares e industrias agroalimentarias, sino también por la gran labor medioambiental que se desarrolla detrás de la obtención de este producto, que resulta un ejemplo de economía circular y residuo cero.
Actualmente, la actividad genera 150 millones en ventas y 18.000 empleos, -3.000 de ellos, directos- y juega un papel ambiental clave, al retirar subproductos de las almazaras y gestionar, 1.3 millones de toneladas de orujillo, hueso, pulpa y cenizas para compost. En este tema, el presidente de Oriva, José Luis Maestro, recuerda que "si mañana cerraran las orujeras, automáticamente las almazaras -que no tendrían forma de gestionar los subproductos generados tras la molturación de la aceituna- también lo harían y, en consecuencia, los agricultores tendrás que dejar de recoger aceitunas".
El aceite de orujo de oliva pertenece a la familia del olivar y se obtiene a partir de un proceso sostenible de extracción del alpeorujo (agua, piel, huesos y restos de aceite que resulta de la molturación de la aceituna) y del refinado del aceite de orujo crudo que resulta de esta extracción. Este proceso finaliza cuando el aceite de orujo refinado se mezcla con una pequeña proporción de aceite de oliva virgen extra o aceite de oliva virgen. El producto final que se consigue posee un contenido de hasta el 85% de ácidos grasos monoinsaturados, principalmente ácido oleico (C18:1.). Hasta un 2% del aceite (fracción insaponificable) está formado por un conjunto de compuestos con propiedades bioactivas.
El esfuerzo medioambiental que realiza el sector se traduce en que si de la aceituna el 20% es aceite de oliva, el 80% restante es el denominado "alpeorujo u orujo graso húmedo". Un subproducto que actualmente tiene una vida útil por el trabajo que ha llevado a cabo el sector en I+D+i en los últimos años para extraer distintos productos de valor que hacen más sostenible toda la actividad olivarera.
Joaquín López, de Proteínas del Olivo (Prodosa), perteneciente al Grupo Migasa, enumera los distintos procesos que se llevan a cabo para conseguir la sostenibilidad del proceso de extracción del orujo de oliva. López asegura que de la aceituna se utiliza todo como del cerdo, "la aceituna se recoge del árbol y se traslada a la almazara. Una vez que se obtiene el aceite, se extrae un subproducto que se introduce en la extractora donde se evapora el agua para conseguir el orujillo, hueso de aceituna, ceniza y pulpa. Seguidamente, el producto obtenido se envía a la refinería donde se consigue aceite de orujo refinado, pasta de refinería y los ácidos grasos. Todo se valoriza. Hablamos de una auténtica economía circular".
La Interprofesional comenta que durante el tratamiento del orujo graso húmedo o alpeorujo se pierde un 60% de agua, el resto ofrece importantes aplicaciones alimentarias, energéticas, medioambientales y sanitarias. En relación a las aplicaciones para minimizar el impacto sobre el medio ambiente, Oriva apunta que sobre sus aplicaciones energéticas, aproximadamente un 38% del orujo graso húmedo se convierte en biomasa, principalmente en forma de orujillo y hueso de aceituna, usada como fuente de energía tanto para el autoconsumo como para su comercialización. "La industria orujera ha implantado el uso de energías renovables como la generación de biomasa del olivar o la cogeneración con gas natural. Además, tiene aplicaciones medioambientales, incorporando este orujo graso húmedo o alpeorujo en fertilizantes químicos y compost para el abonado de suelos y cultivos", se afirma desde la organización .
Joaquín López señala que de cada 100 kilos de aceituna que se recogen y se llevan a la almazara, solo se extrae un 20% de aceite de oliva y lamenta que el 95% de la población desconozca qué sucede con el 80% de producto que queda tras este primer proceso. "Este 80% restante se lleva a la extractora. Lo primero que se hace es el deshuesado, se tritura y se repasa. Posteriormente se traslada al secadero, donde se reduce su humedad a un 8%. Seguidamente se incorpora a la extractora, esta puede ser continua o discontinua, la primera es una innovación de la discontinua que es la tradicional. De la masa de grano seco, solo el 7% es aceite y el resto que nos queda, es el orujillo, una biomasa de grandísima calidad con 4.500 calorías", apunta.