La Asociación Española de Bioempresas (Asebio) ha presentado el Informe: "Propuestas para incrementar la competitividad del sistema español de I+D+I". Un documento que toma como elemento de partida un análisis de las políticas públicas de apoyo a la I+D+I puestas en marcha en España y su comparación con las políticas que han implementado países de nuestro entorno.

La inversión empresarial en I+D+I en España, que representaba el 0,66% del PIB en 2017, es todavía muy inferior al 1,36% de la media de países de la Unión Europea. Estos indicadores han motivado a Asebio a realizar un informe comparativo de políticas de apoyo a la I+D+I de España en el contexto internacional.

La jornada comenzó con la presentación del informe y los resultados obtenidos, presentado por Jordi Martí, Presidente de Asebio.

Martí no dudo en destacar lo necesario que era, y la falta que hace en España invertir en innovación para lograr competir con el resto del mundo: "Desde Asebio estamos comprometidos para intentar cambiar la base y proyección". "La importancia de la inversión pública en I+D+i es crucial. Los países ricos invierten en ciencia porque entienden que es el camino para crecer. Impulsan la innovación a través de una mayor inversión en I+D, es decir, apuestan por una economía basada en el conocimiento y la tecnología", finalizó el Presidente de Asebio.

A esta afirmación se sumó Ion Arocena, Director General de Asebio: “La Innovación equivale a empleos futuros de calidad y crecimiento sostenible. Para poder competir en la carrera global, es necesario que continuemos invirtiendo y desarrollando las políticas adecuadas para que la innovación florezca”.

El estudio, realizado por una consultora independiente, analiza los datos macroeconómicos e indaga en los instrumentos y prácticas definidas en 21 países, profundizando en la relación entre inversión pública en I+D+I e inversión empresarial. Con este estudio se llega a dos conclusiones: la falta de innovación en España, y la importancia de esta para lograr empleos de calidad y sostenibles.

También se deduce del estudio que las Pymes españolas ven limitado su acceso a los incentivos indirectos, no pudiéndose beneficiar del efecto incentivador pretendido con las deducciones fiscales.

Igualmente, se plantea la necesidad de dotar al conjunto del sistema de mayor agilidad administrativa, reduciendo el tiempo necesario para que las empresas puedan beneficiarse de los incentivos directos e indirectos, de forma que estos tengan un efecto incentivador mayor.

La presentación continuó marcada por dos mesas debate enfocadas en la innovación desde la mirada del sector biotecnológico. Para ello contaron con la presencia de importantes personalidades de I+D+i de nuestro país y otras ponencias destacadas como la presencia de José Luis Rodriguez Zapatero, encargado de dar la clausura del evento y mostrar su apoyo al sector.

Miguel Sebastián Gascón, ex ministro de Industria, Turismo y Comercio, dejó leer entre líneas que tampoco se estaba haciendo todo lo necesario por parte de las autoridades para mejorar en poco tiempo esta situación, cuando el esfuerzo que supone no es notorio:

"No vamos bien, vamos mal, es importante que innovemos más rapido que el resto para ganar el futuro, que ahora mismo, vamos perdiendo. La innovación debe ser una prioridad máxima", afirmó Gascón. A lo que añadió: "Lo que cuesta crear 100 Km de Ave es lo que costaría tener fibra óptica en toda España, incluso en el Mulhacén".

Para finalizar el acto Zapatero quiso dejar claro cuatro aspectos: "En España estamos a un 58% por debajo de lo que se invierte en innovación en la Unión Europea y esto supone una gran limitación, debemos poner el acento en el capital tecnológico y humano, y si hay dos palabras que requiere necesariamente nuestro país son productividad e innovación".

La biotecnología es uno de los principales motores del cambio tecnológico, capaz de producir innovaciones en otros sectores como el de la salud, agroalimentario o industrial. El compromiso de las empresas biotecnológicas no ha dejado de crecer en el último quinquenio hasta los máximos históricos de 2017, donde se alcanzaron los 680 millones de €, un 10,3% más que el ejercicio anterior.

Este compromiso con la I+D ha permitido a las empresas biotecnológicas tener un impacto en la economía española en 2017 de casi 7.000 millones de euros (0,7% del PIB) y casi 2.500 millones de euros para las arcas públicas.

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