Gestión de auditorías de APPCC del control oficial. Elementos clave y seguimiento de auditorías

10 de enero, 2014

Extracto del artículo publicado en Revista Alimentaria nº 449. Autor: Luis Couto Lorenzo


Extracto del artículo publicado en Revista Alimentaria nº 449. Autor: Luis Couto Lorenzo

 

Desde la publicación del Reglamento 882/2004 se reconoce a las auditorías como una de las tareas inherentes al control oficial. Si consideramos el papel central que desempeña el sistema de autocontrol para alcanzar el nivel deseado de seguridad alimentaria a lo largo de toda la cadena alimentaria, podemos deducir que las auditorías del sistema de autocontrol cobran una trascendencia incuestionable. Ya que es mediante esta supervisión como mejor se puede evaluar el funcionamiento y la eficacia de los sistemas de autocontrol.

 

Sin embargo, para que estas auditorías alcancen la calidad y la efectividad requeridas y cumplan los objetivos previstos se precisa una labor de planificación, coordinación y seguimiento tanto de los auditores como de los resultados de las auditorías realizadas. Cuando esto no se hace así no es difícil anticipar que la calidad y utilidad de las auditorías puede resentirse notablemente, sin que ni siquiera sepamos en qué medida sucede o cuál es la causa. En definitiva, es como ir a ciegas: no sabemos dónde fallamos, lo que tenemos que corregir o dónde podemos mejorar la efectividad de las auditorías.

 

La norma ISO 19011 supone un marco de referencia imprescindible para racionalizar, uniformizar y proporcionar orientación sobre los distintos aspectos que afectan a la planificación, desarrollo y seguimiento de las auditorías. Desde los principios de auditoría a la gestión de los programas, realización de actividades o la competencia de los auditores, en esta norma se recogen directrices útiles para las distintas partes implicadas en el proceso. En su capítulo 7 aborda un tema fundamental para la calidad de las auditorías: la formación y capacitación de los auditores. Así, establece que la formación inicial de los auditores debe consistir en una formación teórica seguida de un periodo de prácticas como auditor observador o en formación, acompañando a auditores experimentados durante un número de auditorías suficiente.

 

Este es un aspecto que no se entra a evaluar en este estudio porque no se cuenta con datos para valorar cómo es el proceso de formación de auditores en las distintas administraciones; de todos modos, por la información recabada sí se puede afirmar que, en el caso del control oficial, no todas las administraciones pueden garantizar que todos sus auditores siguiesen un periodo de formación reglado, ni que exista un proceso homologado que garantice la capacitación inicial de los auditores. En el caso de las empresas certificadoras, en general, sí se puede decir que el proceso de formación de auditores está bastante normalizado y que normalmente se lleva a cabo cuando se incorpora un nuevo auditor a la plantilla. Cualquiera que conozca el proceso de realización de las auditorías...

 

Artículo completo en Revista Alimentaria nº 449


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